Ƈαρίтυℓσ 6

10 2 0
                                    

Al despertar esta mañana, no sabía exactamente como me sentía. Era como si hubiera un huracán de sensaciones en mi interior. Por ejemplo: enojo, tristeza, alegría, una gigantesca confusión, y luego otra vez enojo.

¿Quién rayos se enrolla con una chica y luego la deja sola a segundos de que acaba de tener un orgasmo? Bueno, yo les diré quién. Adam Halsted.

Cuando salí anoche de mi habitación para buscarlo, se había ido. Le pregunte a los chicos, y ellos dijeron: "acaba de salir como alma que lleva el diablo por esa puerta". Alise me dió una de sus tantas miradas, esa que dice: "tú y yo vamos a hablar". Pero no sé si debería contarle lo de Adam, digo, no pasó exactamente nada, ¿Cierto?

«No tonta, nada más hizo que te vinieras con sólo rozarte sobre la ropa». Me dice la voz en mi cabeza, y mejor que cierre su boca.

Justo ahora, me dirijo al Morning's. Hoy es mi primer día de trabajo, y estoy algo emocionada. Mis padres nunca me dejaron trabajar, salvo cuando iba a ayudar a mamá en su empresa. Sin embargo, siempre he sido partidaria de que es mejor ganarte las cosas por tu propio esfuerzo. Además, el uniforme se me ve lindo. Me gusta bastante: mi lindo delantal blanco con una línea azul en los bordes, todo mi uniforme es azul rey, y algunos detalles en blanco.

Entro y soy recibida por la tierna sonrisa de la señora Greta.

-Buenos días, señora Greta. -le sonrío amablemente y ella me devuelve la sonrisa.

-Buen día, cariño. Te sienta bien el uniforme.

Se los dije. Me queda genial.

-Gracias.

Sin perder tiempo, me voy y dejo mis cosas en la parte de atrás, dentro de mi casillero. El cual, pude notar, ya tiene mi nombre escrito. Me doy cuenta de que aparte de mi nombre, está el de Greta, el de Lucy, el de un chico llamado Chris, y alguien llamado Bert. Al salir encuentro a Greta en el mismo lugar: frente a la máquina de café.

-¿Quieres que te ayude? -le pregunto suavemente al acercarme.

-Sí. Al parecer está máquina amaneció de mal humor, no se porta bien conmigo, pero quizás contigo sí. -yo me río y ella se va a la caja registradora.

Me pongo manos a la obra. Hago paso por paso todo lo que alguna vez me explico Alise. Hace muchos años, cuando estaba demasiado cansada como para hacer café, y me dijo que me enseñaría. En su casa había una máquina de café muy parecida a esta. Así que, a pesar de que no bebo café, me queda delicioso.

Cuando termino, lleno una tasa y me dirijo mesa por mesa, sirviendo café a todo el que me pedía. Después regreso detrás del mostrador, y es cuando aparece Lucy detrás de mí.

-Buenos días. -Saluda. Me sonríe y se sirve un poco de café- ¿Qué tal tu primer día?

-Pues, bien. Supongo. Apenas estoy empezando. -contesto. La oigo gemir de satisfacción cuando bebe mi café.

-Joder. Greta sí que se esmeró con éste café, jamás queda tan bueno. -bebe otro sorbo, y vuelve a gemir.

-Te oí mencionar mi nombre, ¿Que novio imaginario me estás inventando ahora, Lucybell? -inquiere Greta, que aparece de la nada y se une a la conversación.

-Oye, está semana no te he inventado ninguno. -se defiende Lucy-. Y por favor, no me llames Lucybell, siento que hablo con mi madre.

Greta y yo reímos al escucharla, y luego Lucy la felicita por lo increíble que quedó el café.

-Yo no hice el café. -le dice Greta-. Lo hizo Sky.

-¿En serio? -me pregunta con sus ojos como platos. Yo me encojo de hombros y asiento-. Joder, te quedó delicioso. ¿Crees que puedas venir a mi casa todos los días y hacer café para mí?

Wicked DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora