Dicen que cuando los ladrones se preparan para un atraco no están pensando en la cantidad de vidas con las de seguro acabarán. Ni en seguir su plan paso a paso. Ni siquiera en si los atrapan.
Los mueve la emoción por las balas. En que la muerte, es incluso un mejor camino que ir presos. Pero la adrenalina es tan seductora y excitante, que los envuelve por completo.
No es que no estén pensando en que podrían morir, o que tal vez irán a prisión si los atrapan. Es que la adrenalina los ciega, los dopa, y se vuelve increíblemente adictiva.
Así me sentía en ese momento. Con la adrenalina volando todos y cada uno de mis sentidos. Mi cerebro, mi corazón, mi capacidad de discernir entre lo que era peligroso y lo que era seguro. Porque mi objetivo era claro: aclararle, a ese hijo de puta, que no iba a intimidarme.
Miro el naipe en mi mano, como un recordatorio de mi ira. La primera vez que recibí una carta igual a esta yo iba llegando a casa del instituto, y la encontré entre mis libros.
Todo mi cuerpo tembló. Sabía lo que significaba. Pero el recuerdo de ese naipe que más vivo tengo, fue mientras estuve recluida.
«—¿Sabes lo que es esto, pequeña Lollipop? —pregunta sacando un naipe. Y yo asiento.
—E-es el comodín. El Joker. Un naipe del poker. —contesto entre tartamudeos.
—¡Exacto! —se regocija. Aplaude repentinamente y yo me sobresalto—. Te diré porqué me dicen "Joker", Lollipop. La razón de ese apodo, es que les dejo este naipe a mis víctimas... Como un aviso. De que los vigilo, y de que iré por ellos.
Su cabello verde y la sonrisa pintada en su rostro me hacían pensar que él realmente estaba loco. Creyéndose un villano de los cómics, mi favorito de hecho.
Él deja la carta sobre la mesa con un estruendoso golpe.
—Dejaré que te diviertas en esta suite mientras tu lindo hermanito y el traidor del imbécil que tienes tan cautivado vengan por ti. Adiós, Lollipop. —avisa dejando un beso en mi cabeza que me asquea. Cierro mis ojos hasta que se va, y entonces veo la carta.
El naipe con el Joker dibujado. En sus manos, y contra sus ojos sostiene unos binoculares, como si mirara algo. Su ropa roja y amarilla parece la de un payaso de feria, la sonrisa pintada en su rostro me da escalofríos. Y esta montado sobre una luna.
Solo puedo sentarme allí, en esa habitación, llorando. Y rogando porque mi hermano venga a buscarme. No sé a quién se refería Joker. No le gusto a nadie... A menos no que yo sepa. »
Ese recuerdo hace que mi rabia aumente. Solo era una niña de unos doce años, y ellos me raptaron de mi casa como fuese menos que nada.
Por suerte mi hermano oído ayudarme y llevarme a esa cabaña... Aunque no todo lo que siguió fue fácil.
—Señorita, su turno. —la voz del guardia me hace volver de mi ensimismamiento. Y continuo mi camino para me revisen.
Si quisiera matar a este idiota le pagaría a alguien por hacerlo. No es como si eso fuese muy difícil. Bueno... No es que yo haga esto a diario pero... Ya saben, sé cosas.
—Puede seguir. —me permite el paso y yo entro en la cárcel de máxima seguridad. Cómo si fuese a visitar a un reo cualquiera. Pero la verdad es que no.
Mis piernas no titubearon en ningún instante al entrar en "CAEDES". La cárcel de máxima seguridad de Filadelfia, que quedaba a sólo una hora y unos minutos de Nueva York, donde tienen al más grande cabrón de todos.
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Wicked Destiny
RomanceSky, una chica que sonreía cuando en realidad moría por dentro, vivió un pasado donde solo tenía mala suerte. Dolor, tristeza, decepciones. Y en el presente... Parece que no es diferente. Después de sufrir una traición que le dolió demasiado. Sky s...