Capítulo 4 "Unión"

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ETERNAL

Capítulo 4 "Unión"

—Levántate... —lo miró suplicante, pero sabía que no obtendría respuesta, por lo que bajó la mirada, tratando de controlarse, pero le resultó imposible, algo dentro de él había roto la vasija que contenía toda su frustración que no dejaba de brotar, por lo que se levantó y caminó hasta la base de la cama, tomándola entre manos. —¡Levántate! ¡Ponte fuerte y protégete a ti mismo! Que tu hermano... ya... —se deslizó sobre la base de la cama hasta el suelo. —Ya no puede más... —Su voz suave se entrecortó con la última expresión, sin embargo, su grito previo, había sido suficiente para que los ojos acerados, se abrieron, buscando ubicarse...

La iluminación proveniente del techo de la habitación lo cegaba, pero no dejó de buscar reconocer los alrededores, había escuchado la voz de su hermano de aquella manera lastimera y la urgencia por encontrarlo, crecía dentro de su pecho, por lo que, al no verlo, terminó por llamarlo.

—¿Eu...geo?...

Al escucharlo llamarle, los ojos esmeralda temblaron incrédulos, presa del temor de verse descubierto en aquel momento de debilidad, precisamente por él... Tardó unos segundos en tomar fuerzas para mostrarse, hasta que finalmente se puso en pie frente a él.

La mirada de su hermano lo había enfocado en su campo de visión más cercano, por lo que sentía no poder moverse. ¿Qué podría decirle, después de lo que le gritó?... ¿Habría escuchado todo?...

El rostro de Kazuto se mostraba impasible, mientras los segundos pasaban sin que ninguno de los dos dijera nada, hasta que la mirada verdosa no soportó más y terminó por bajar a sus pies, momento en que su hermano finalmente lo llamó de nuevo.

—Eugeo...

—¿Mm?... —respondió, haciéndole saber que le había escuchado, pero sin intenciones de levantar la mirada, mientras sus palmas se estrujaban contra el hierro de la cama.

—¿Podrías acercarte?...

—¿Escuchaste lo que dije?...

—Podrías solo venir... —habló con la molestia sumergida en la voz suave, por lo que el rubio se irguió, para llevar acabo la acción que le pidió. Caminó despacio hasta él, y sin poder mirarlo a los ojos, agobiado, se arrodilló a su lado y colocó su frente contra el colchón. —Por favor perdóname... no era verdad nada de lo que dije... —sus palabras salieron a saltos entre los sollozos que trataba de retener.

Verlo de tal modo, sacó las lágrimas en los ojos acerados, del joven que con impulso se logró colocar de lado, para rodear la cabeza de su hermano con su brazo. El mayor se sorprendió por el gesto, pero no se movió. Aunque se sintiera miserable al ser él quien fuera reconfortado, por aquel delgado brazo, que, aunque débil y con aquellos tubos que lo penetraban, se aferró con firmeza a él.

—Gracias Eugeo... —la voz molesta se había tornado débil y llorosa, por lo que el rubio, apretó los ojos, al escucharlo. —Gracias por todo...

—No me agradezcas nada... no he hecho más que lo que debía... lo mismo que tú harías por mí...

—¿Pero sabes? Mientras pueda decirlo... quiero que sepas algo...

—Por favor, no hables de esa forma... —apretó las manos contra las mantas sobre las que reposaba su rostro.

—Eugeo... va a pasar...

—¡No! —trató de levantarse, pero la leve presión que Kazuto ponía en él, no se lo permitió.

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