Capítulo 20 "Divinidad"

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ETERNAL

Capítulo 20 "Divinidad"

En el edificio abandonado, la ex vicecomandante continuaba parada con la mirada en la dirección que el automóvil partió. Aún acongojada por el recuerdo de lo que ocurrió en aquella ocasión con su amado, mismo que la observaba aún desde la cima del edificio.

—No debes llorar por eso... —movió la mano en al aire cual se dirigiera a ella y apoyando la mano en su rostro le limpió la lágrima.

Sensación que llegó a la mejilla de Asuna.

La calidez de aquella mano que traspasaba el espacio, la llevó a cerrar los ojos en medio del temblor de sus piernas y hombros en el quebrar de su fuerza, esa que había tratado de mantener hasta ese momento... cayendo arrodillada contra el cemento de la acera junto a la calle, mientras las lágrimas se escurrían sobre sus mejillas en una cascada sin límite. Sintiéndose derrotada... aunque todo lo que había hecho hasta el momento no era obra más que del puro y verdadero amor, no dejaba de doler como una daga atravesándole el pecho impidiéndole la respiración.

Conocerlo... había sido la bendición más grande en su vida hasta ese momento... pero... también el sufrimiento más grande y terrible. ¿Cómo podría comparar los momentos de felicidad contra los angustiantes?... Si brillaban con luz propia al recordarlo, si pensar en él calmaba su corazón en un instante... Pero verse desprovista de su presencia hacía parecer como si no hubiera más esperanza y su pelea contra la muerte fuera solamente una burla contra el destino... ¿Dónde quedaban entonces todas las palabras de aliento que le dedicó?

¿Y su promesa a sí misma de nunca darse por vencida?... De cuidarlo para siempre... de no dejarlo solo... de ser valiente...

Sabía que sin él no iba a morir, pero dolorosamente, al mismo tiempo, entendía que, sin él, vivir no era una opción; es que el sentimiento oprimiendo el pecho con tanta fuerza, añoraba verlo una vez más.

Y pensar que aquello que desesperadamente pedía su corazón, ya no sería más que un sueño, la destrozaba desde dentro, profundo en su alma, donde guardaba cada momento con él.

¿Había cumplido?... ¿Acaso había sido realmente lo mejor lastimarlo a tal punto de separar su espíritu de su ser?...

¿Dónde estaba ahora?... ¿Por qué ya no podía verlo?... La debilidad y la tristeza se volvieron las peores cómplices al sentir que no podía detener su llanto. Mientras todas las lágrimas no derramadas hasta el momento salían entre los quejidos dolidos de su pecho, que con el transcurso del tiempo se había esforzado por acallar.

Días interminables de hospital... en que se decía a sí misma que todo estaría bien... porque no podía escuchar su voz... más que contemplarlo en medio de su tranquilidad que ahora sabía era solo una fachada, pero al menos, podía verlo, aunque le doliera que estuviese ahí, en medio de una fría cama sin poder moverse.

Momentos desesperantes por ver la luz regresar a sus orbes opacos y tristes... mientras trataba de comprender que él seguía ahí... en medio de su propia oscuridad...

Sorpresa desgarradora que en medio de su recuperar, la mirada carmesí se apoderara de él en medio del temor a lo desconocido y el descontrol sobre si mismo... al punto de no poder dominarlo y viéndole consumirse en la angustia poco a poco, mientras solo podía observar cómo se debilitaba más y más...

El momento en que pensó ponerle fin a su sufrimiento se repetía en sus pensamientos una y otra vez... Tenía tanto miedo... pero a la vez la súplica por acabar con aquella desesperación era imposible de obviar...

Temor que se fragmentaba sin quebrar por completo al entender que quien había abandonado junto a Eugeo ese lugar, era otra persona, podía sentirlo, podía verlo.

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