Cap 3. Algo en el camino.

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Era un día algo fresco, pero había un poco de sol. La gente iba y venía de acá para allá, era uno de esos días en los que el centro está lleno de personas y hay mucho tránsito. Las niñas y niños jugaban en las plazas, se columpiaban en las hamacas, jugaban en el subibaja y en todos los juegos que había en la placita, se reían a carcajadas y sus padres y madres los miraban desde lejos mientras tomaban asiento en los banquitos de cemento.

Unas cuadras más adelante, en un banco, estaban sentados Kurt y un chico de la calle que él conocía. El joven, Chad, tenía una guitarra, algo vieja y gastada pero funcionaba. El chico éste había sido hechado de su casa porque sus progenitores no soportaban verlo tan vago, sin trabajo y yendo a casa drogado, además había abandonado la escuela y estaba cegado en que podía hacer lo que se le daba la gana, insultaba a su madre y no quería ni escuchar a su padre, estaba realmente perdido y en mal camino. Su madre lo sacó de su casa de un empujón y le dijo que no vuelva más "¡No quiero verte más aquí!, ¡Eres una decepción, mira nomás en qué te has convertido, ese no es mi hijo! ¡Y que sea la última vez que me tratas de esa manera, me tienes cansada, caprichoso! ¡Ahora te las arreglas sólo en la calle, ya no te soporto!", entonces estaba en la calle, no tenía ni una pizca de arrepentimiento ni tampoco ganas de estar con su família.

Kurt tenía la guitarra en sus manos y tocaba las cuerdas con mucho sentimiento, muy concentrado en lo que hacía y intentaba no equivocarse en la letra de la canción que cantaba ni en los acordes, por otro lado Chad lo acompañaba haciendo sonido con un tarro y unos palillos, sonaban bien. Cobain se sentía muy nervioso pero intentaba verse lo más despreocupado posible. La gente los observaba dar ese pequeño espectáculo, mirándolos con pequeñas sonrisas, les gustaba mucho cómo Chad hacía sonido con un tarro, le salía muy bien y además varios se sentían fascinados por la voz de Kurt. Algunas personas se agachaban y dejaban unas monedas o billetes en el tarrito para la propina que estaba puesto a un lado de Chad. La canción que Kurt estaba cantando la había compuesto él mismo, era una dulce composición acústica y tranquila que reflejaba varias cosas; cómo se veía a sí mismo; cómo una cosa en el camino sin rumbo fijo, y relataba un momento imaginario de él viviendo dejabo de un puente, en donde reflejaba su soledad con frases como "Los animales que he atrapado, todos se han convertido en mis amigos".

__Something in the way... Mmm
Something in the way... yeah, mmm
Something in the way... Mmm
Something in the way... yeah, mmm.

Kurt terminó de cantar y abrió los ojos, se removió algo incómodo y formó una pequeña sonrisa tímida en sus labios al recibir aplausos de la gente. Hacía bastante rato que estaba cantando con su amigo canciones, algunos eran covers, en algunas ocasiones cantaba Chad y Kurt daba sonido de fondo con los palillos y el tarro negro.

Luego de un rato se fueron de allí juntos y se repartieron lo que habían ganado, cada cual se fue por su rumbo y Kurt se llevó el tarro y los palitos. Ahora se dirigía a comprarse un sándwich, tenía mucho apetito.

Courtney, en silencio y disimulando, lo había visto y escuchado cantar, y lo venía siguiendo para hablar con él. Esperó afuera de la tienda y fingió ver la vidriera. Por dentro se sentía un poco nerviosa, tenía muchas ganas de hablar con él y verlo. El rubio salió de la tienda y le dio un gran mordiscón a su sándwich, la señorita Love lo miró de reojo y volvió a fingir verse interesada en el precio de un paquete de alfajores. Cuando Kurt la vio, se paralizó, casi se atraganta con su comida así que empezó a toser descontrolado.

__Hey, qué casualidad verte por acá, ¿Estás bien? ¿Quieres agua? Tengo una botellita en mi bolso...__Habló Courtney acercándose a él.

El chico alzó la mano, dándole a entender que estaba bien, y con su mano hecha un puño se pegó en el pecho intentando dejar de toser.

El chico del suéter✔|Kurtney Donde viven las historias. Descúbrelo ahora