3° Parte

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- No, Hawks. ¿Entiendes por que las orcas no vuelan? Es parte de su naturaleza -

- ¡Vamos, Grandulon! ¡Será divertido! Tu iras con paracaídas y yo te acompaño con mis alas - Rió ante la expresión de terror en el rostro del héroe monocromático. Aunque no había variado mucho de la original, podía detectar algunos cambios imperceptibles debido al tiempo que llevaban conociéndose.

- Por última vez... ¡No! ¡Nunca me he subido a un avión y no tengo intenciones de empezar con un inestable helicóptero! - Estaba cansado. Llevaba discutiendo toda la tarde con el chico en su oficina y no podía concentrarse en los informes sobre su escritorio. Se levantó y rodeó la mesa para tomar al menor del brazo y arrastrarlo fuera de su agencia.

- ¿Por que no vas a molestar a Endeavor? Tengo mucho trabajo y no puedo estar jugando contigo... -

- Esta en una misión en Osaka. - Mencionó con un suspiro.

- O sea que soy la segunda opción - Le soltó una vez estuvo en la puerta de su despacho y cruzó sus brazos por sobre el pecho para verle ofendido.

- Mejor dicho, mi compañero de emergencia - Sonrió con esa mirada coqueta mientras le daba pequeños golpes en el costado con el codo.

- ¿No tienes misiones que hacer? - llevó una mano a su nariz, suspirando por décima vez en veinte minutos.

- Nop. Solo quedaban un par de baja complejidad así que los de mi agencia se encargarán.-

- ¿Papeleo?- el héroe negó.

- ¿Ordenar tu apartamento? -

- ¿Qué? ¿Para qué? Vivo solo, nadie va a ver mi desastre. Momento, ¿Eres de los que son obsesivos de la limpieza? - Se burló, riendo por haber descubierto a su amigo.

- No soy un obseso, solo me gusta mantener mi espacio limpio... - La carcajada resonó por todo el lugar. Dió una mirada asesina a los héroes de apoyo que reían por lo bajo ante los comentarios del rubio, obligándolos a callar.

- Tengo que ver eso... - dijo después de que las risas se detuvieran y recuperara el aliento.

- No voy a invitarte a mi casa - Sentenció aún con los brazos cruzados.

- Oh, no será necesario. Puedo entrar por el balcón. - se encogió de hombros y comenzó a caminar hacía la puerta. ¿No lo decía en serio, o si? El pánico inundó al hombre, conocía a Hawks y sabía que era capaz de meterse por su ventana con tal de molestarlo.

- ¡NO! Espera. El sistema de seguridad contra villanos esta activo, van a freirte si tratas de entrar. - Casi se había lanzado sobre él para impedir que huyera. Le agarró de la cintura y se lo echó al hombro para volver a la oficina. - Iré al estúpido paseo, pero no voy a... Tentar a la suerte - dijo una vez estuvieron dentro  y con la puerta cerrada. Tragó pesado al imaginarse cayendo desde esa abismal altura que el chico le había mencionado.

- Si, si, lo que digas - una sonrisa de suficiencia adornó su rostro. Dió algunas palmaditas en su espalda para que le bajara. No era que le molestara, pero era mas cómodo si le hablaba a la cara y no a su trasero.

- Oh, lo siento. - murmuró dejando al héroe de vuelta en el suelo.

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El fin de semana siguiente

- Olvídalo, el trato era que yo me quedaba aquí y tu afuera... - Si, quizás estaba siendo infantil, pero tenía cero experiencia en el aire y la clase básica introductoria que le dió el sujeto en el aeródromo se le hizo muy inestable cuando tocó el tema de la seguridad de los equipos.

- Gang, no puedes quedarte aquí. ¡Es mas divertido si bajamos juntos! - Jalaba del brazo fornido de su compañero mientras este se sujetaba con dientes y uñas a una barra metálica junto a los asientos.

- Si, si puedo. ¡Hawks, por favor! Ni siquiera logro abrir los ojos... - Se quejó. Llevaba así desde que sintió el despegue. Iba a darle un ataque al corazón o eso esperaba, así no tendría que saltar al vacío.

- Eres un cobarde... - Rodó los ojos antes de colocar sus manos en las caderas, pensando en como hacer para que su amigo dejara de comportarse como un niño. - mira, hagamos esto. Disfruta la vista y volveremos a tierra, ¿Está bien? Solo una ojeada...- rogó con la voz más lastimera que consiguió.

-... Bien - Aceptó resignado. Dejó que el menor le guiara hasta la compuerta manteniendo aun los ojos cerrados. Respiró hondo y se armó de valor... No, no podía, quería volver a su apartamento y ver "El super agente 86" en la televisión mientras dejaba que su gato durmiera en sus piernas.

- ¿Ese es Selkie? - Soltó con asombro mientras indicaba un punto fuera de la aeronave. Gang abrió los ojos por instinto y trató de enfocar un punto en el suelo, buscando a su fiel compañero de copas. Lo próximo que sintió fue una patada en la espalda y el viento golpeando con fuerza su rostro.

- ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!....... -

- ¡WUHUUUUUUUUUUUU! -

Dió algunas vueltas antes de recordar como estabilizarse y trató de dejar su cuerpo en horizontal mientras rezaba a todos los dioses que conocía, aprovechando también para desearle una muerte dolorosa al rubio. Buscó con la mirada a su compañero y una vez lo divisó, se acercó "nadando" hacía él.

- Eres... ¡Eres un bastardo maldito! - Gruñó al micrófono que llevaba para comunicarse con él y la base en tierra.

- ¡Yo también te quiero! - respondió alegre. El mayor alcanzó su brazo y como si de un pulpo se tratase, lo envolvió con todas sus extremidades. Podía sentir el temblor en su cuerpo y la respiración angustiada del héroe a través del comunicador. Se sintió algo culpable, pero le duró poco, la sensación del viento era magnífica y el peso de su compañero le ayudaba a sobrepasar la velocidad a la que estaba acostumbrado.

Minutos después ambos bajaban suavemente gracias al paracaídas en la espalda de Gang. Este aún estaba aferrado al pequeño cuerpo del alado y no parecía tener intenciones de soltarlo.

Una vez tocaron tierra firme, el valeroso héroe bicolor se quedó recostado viendo las nubes pasar por el cielo. Su corazón golpeaba con fuerza, ensordeciendolo y aún jadeaba después del micro-ataque de pánico que sufrió por culpa de Hawks.

- No fue tan terrible, ¿Cierto? - una melena dorada se asomó por sobre su cabeza.

- Voy a quitarte una a una esas bonitas plumas rojas y me haré una almohada con ellas, desgraciado infeliz... - Sentenció entre dientes con un aura homicida rodeándolo. En ese momento, Hawks sintió el verdadero terror.

Las maravillosas desventuras de Gang OrcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora