7° Parte

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Exnovia

Había perdido la cuenta en la sexta botella de cerveza, pero estaba casi seguro que llevaba más de diez. Generalmente bebía en compañía, ya fuera de los chicos de la agencia o de otros héroes, por lo que no se consideraba un mal bebedor, así que siguió hasta que el mesero le avisó que era suficiente.

Tomó su saco y agradeció la atención una vez pagó la cuenta, para poder irse a casa. Las llaves tintineaban en su mano mientras caminaba hacia el estacionamiento. Se detuvo en seco, apenas podía caminar en línea recta y no sería correcto conducir en ese estado, aun mas considerando que era un héroe profesional.

Así fue como acabó caminando, tratando de pillar un taxi que no lo viera como un posible delincuente. Al menos la frescura de la noche le ayudaría a pasar la ebriedad.

-¿Gang?...- la voz conocida le hizo voltear. Mala idea, acabó tambaleándose por el mareo, por suerte el chico le sostuvo para no caer de espaldas al piso. Oyó una risa que respondió con un gruñido molesto.

-Ni lo intentes. No estoy de humor para bromas- el rubio lo guio hasta las escaleras de un edificio para que se sentara.

-¿Noche de copas? En la agencia no me dijeron que saldrías- se quedó de pie frente al gran hombre, algo preocupado. Incluso en las peores situaciones, Kūgo siempre soportaba sus chistes y comentarios cómicos.

-Fui solo. Necesito estar solo...- el mayor frotó su rostro con ambas manos mientras suspiraba. Sabía que el chico no se iría hasta satisfacer su curiosidad, pero siguió intentando- Sigue patrullando, Hawks. Yo me iré a casa en cuanto me resfresque-

-De hecho ya había terminado, te vi mientras volaba camino a mi agencia- Se inclinó, ladeando la cabeza para poder observarlo mejor. Parecía deprimido y evitaba el contacto visual, ¿Habría tenido una misión fallida?.

Gang se perdió en sus pensamientos, todo había sucedido tan rápido que aún no era capaz de asimilarlo. Un día tenía una hermosa y atenta novia y al siguiente eran un soltero más en la lista porque "era demasiado frio y desinteresado".

No se percató de cuando su amigo se sentó a su lado o del "¿Qué sucede, Grandulón?" con tono preocupado. Algo cálido le envolvió por la espalda, sacándolo de su miseria interna. Un ala roja le abrazaba, tratando de reconfortarlo en medio del silencio que se había formado. Volteo a ver al chico, pero este tenía la mirada fija en algún lugar a lo lejos.

Cerró los ojos y disfrutó la sensación de ser consolado, abrazando sus rodillas para que la extremidad del menor lo protegiera de su corazón roto.

-La chica con la que estaba, me dejó- habló finalmente. Un silbido se escuchó como respuesta.

-Pues que bien que lo hizo. Te estabas perdiendo con ella- le dio algunas palmadas en el brazo mientras sonreía. -... no te merecía.- susurró.

-Gracias... por todo. Eres un buen chico, Hawks- colocó su garra sobre los mechones dorados y los revolvió con suavidad, causando que las plumas del chico se esponjaran por la caricia.

-¡Ah~! Que buena noche para desvelarse... ¿quieres comer algo?- el mayor negó y Hawks decidió levantarse de un salto. Sabía que el hombre iría a sumirse en su soledad, asique pensó en un plan rápido para obligarle a aceptar. -¿Cuántos de estos tienes?- dijo, quitándole la prenda de las manos.

-¡Hey!... No sé, muchos. Debo tener algunos de respaldo- Era un traje color caqui, muy similar a los otros veinte que tenía en su armario. Trató de atrapar el saco, pero su compañero fue más ágil.

-¿No has pensado en usar otros colores?- había dado un par de pasos lejos. Llevó la tela a su nariz y la olisqueo. –huele bien~ pensé que olerías a sushi, pero tu perfume es bueno-

-¡HAWKS! ¡NO HAGAS ESO!- Chilló avergonzado, lanzándose contra el para intentar recuperar su ropa.

-¿Cómo me queda?- Sonrió alzando el vuelo, con la chaqueta puesta al revés debido a que no tenía orificios para sus alas.

-Pareces indigente. ¡ya dámela!- retrocedió un poco para tomar impulso y saltar.

- Te la daré si vamos a comer. – se elevó aún más cuando notó las intenciones del mayor. Estuvo volando alrededor de él hasta que aceptó la oferta.

Pasaron el resto de la noche en un KFC de 24hrs, conversando sobre el horrible gusto para la moda que tenía el cetáceo y lo desvergonzado que llegaba a ser el rubio, olvidando por completo lo que los había llevado hasta ahí.

Las maravillosas desventuras de Gang OrcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora