Un felices por siempre

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Narra Emma
-Espejito, espejito- Dije insegura- ¿Dónde está Keila De Vil?- El espejo solo mostró nubes- Espejito, obedece, o te convertirás en milanesa- Dije sin pensar
Oí a May y Helen reír y a Zeus gruñendo.
-Ay, niñita ingenua- Tomó el espejo- Las palabras deben rimar- Espejo, que mi excelente reflejo muestras- Ugh, que estúpido- Dime donde la niña que busco se encuentra.- El espejo no mostró nada- Pero solo funciona contigo, Emma Dwarfson.
-No sé cómo hacer que funcione- Dije a Zeus.
-Hazlo. Puedo matar a tus padres si se me ocurriera
No quiero hacerlo, pero tampoco quiero que maten a mis padres. Tomé el espejo de nuevo y repetí.
-Espejito, Espejito- Respiré hondo, no es fácil rimar- A una niña debo encontrar y es tu deber mostrar ese lugar.
El espejo mostró a Sophie. Estaba por decirle a Zeus que ella no era Keila, pero él tomó el espejo y alejó la vista.
Ahora Zeus estaba viendo mi casa. Temía por la vida de mi hermana, ella no era Keila.
-Señor Zeus- Dije, pero el no me dejó continuar.
-Niña, no me interrumpas.- Owen se acercó a mí.
-El espejo muestra a mi hermana, no entiendo- Le dije en susurros.
Él asintió despacio. Habló rápido.
-Ella, ella estará bien, ella no tiene magia, Zeus creerá que es Keila.
Quise decirle que no iba a permitir que trajeran a mi hermana pequeña aquí, no la pondría en peligro. Pero ¿Porqué el espejo la mostraba como la niña que necesitaba encontrar? Miles de preguntas azotaban mi cabeza; pero un sismo las interrumpió.
Zeus reía macabramente. Solo pude llorar en silencio.
•~•~•
Narra Evie
Caminamos rápido hacia el castillo de Mal y Ben. Cargaba a Sophie, Dustin me seguía.
Adentro del castillo dejé a Sophie en el piso y ella se fue gateando. Toqué la puerta en el despacho de Mal.
- ¿M?- Pregunté- Mal, es importante.
-¿Que sucede, Evs? Por cierto, ¿Viste a May y Owen?
-A eso venía, cuéntale, Dus.
Mi hijo le contó a mi mejor amiga lo que minutos antes me había contado a mi. Mal lo miraba con los ojos abiertos de par en par.
-¡Tía Evie!- Dijo Leya detrás mío. Yo la saludé.
-¿Viste a Sophie?- no sabía porque la niña me preguntaba por mi hija- Estábamos jugando, fui al baño y ¡Ya no estaba!
Salí corriendo, llamando a gritos a mi hija más chica, Dustin detrás mío y Mal tras él.
Mis dos hijas. No estaban.