Capítulo 12: Cordillera de Osos

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En medio del desierto, dejando huellas de ruedas a su paso, una galera se transportaba siendo jalada por dos animales equinos. Una yegua de pelaje pardo y crines de un color rubio, casi dorado. El segundo animal era un totalmente blanco purasangre, con crines color ébano, dando un contraste hermoso. La galera, con una tela con arco cubriéndola para proteger del sol a quienes albergaba en su interior, mostraba claras muestras de ser nueva. Con riendas en mano, una muchacha de tez morena, con cabello púrpura amarrado en cola de caballo, y ropajes cómodos para cualquier viaje largo, guiaba a los caballos.


—Eh, pelirrojos, arriba—fue todo lo que dijo Shelly a quienes aún estaban dormidos dentro del carromato.


El primero en reaccionar fue el joven de piel clara y ropajes bien cuidados, quien se enderezó lentamente debido al sueño que aún sentía. Del bolsillo de su pantalón sacó un pequeño peine de madera, y de entre sus mantas tomó un pequeño espejo. Con un objeto en cada mano, empezó a peinarse. Sí, ése era Colt, cuya primera preocupación al empezar el día era el que su cabello no estuviera desordenado.

La siguiente en despertar fue la pequeña Jessie. La niña pelirroja con dos coletas fue despertada también por Shelly, de modo que, frotando sus párpados con sus pequeños puños, soltó un largo bostezo.


—Uh... no me digan que ya es de día—murmuró la menor del grupo—Cielos, ayer me dormí muy tarde—habló resignada, decidiendo ya enderezarse mientras sentía aún que el sueño la llamaba-Diablos, estoy realmente extrañando mi camita, solo un poco.

—Te entiendo, niña—le respondió el pistolero, sin dejar aún de peinarse—A mí tampoco me permitió traerme un colchón siquiera para descansar la espalda.

—¡Serán caraduras!—reclamó la muchacha de cabellos morados—¡Tú fuiste el que insistió en venir conmigo y encima te la pasas quejándote! ¡Consigo espacio para ti y para la mocosa en esta galera aguantando tus estúpidos narcisismos y el cuidar ahora de una niña! ¡Y encima se quejan como si no les hubiera advertido de las molestias!


Jessie y Colt se quedaron de piedra. Los dos sabían muy bien que era una muy mala idea el enojar a Shelly. Y ahora, en ese momento, estaba realmente enfadada. Sus ojos parecían echar chispas por la llama de la furia que reflejaban. Los dos volvieron a sus cosas, ahora sin decir una sola palabra.

Los caballos siguieron siendo guiados por las manos firmes y tostadas de la chica de cabello púrpura, quien apretaba con fuerza los dientes intentando contener los gritos de rabia que aún quería soltar. Pero debía contenerse, ya que buena parte de esos gritos contenían palabrotas que podrían marcar de por vida a la niña que los acompañaba.


—... Tengamos cuidado, he escuchado sobre un territorio habitado por indígenas salvajes—habló el pistolero de cabello bien peinado—Apenas tienen contacto con el resto de pueblos y se habla que son violentos, llegando incluso a parecer que actúan como animales.

—¿Estás seguro de eso? Hemos estado avanzando y hasta ahora, mi vista solo detecta kilómetros de desierto y arena—habló la muchacha de escopeta—De haber por aquí una tribu de nativos, ya habría yo notado las carpas.

—Bueno, es lo que he escuchado—le respondió Colt, mientras asomaba su cabeza por el frente de la galera—Pero otros confirman que sus hogares se hallan en las montañas. Si quieres ir a lugares más poblados y avanzados, tendremos que seguir y atravesar una cordillera montañosa, ya que así llegaremos al pueblo portuario más cercano al siguiente continente.

La Gran Travesía. ʙʀᴀᴡʟ sᴛᴀʀs #PH20Donde viven las historias. Descúbrelo ahora