▪️03

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Ya se había acostumbrando al frío piso de mármol en aquella casa. Estaba solo, como siempre.

Ardía, ardía como la maldita mierda, pero le ayudaba.

Eso es lo que él pensaba.

Siempre odió ver a todos tan felices, sentía que le hacían recalcar su infelicidad, su tristeza.

A pesar de que la multitud le rodeará, simplemente se sentía solo, sólo rodeado por caos que se formaba en su interior.

Y si bien, cuando Estados Unidos se independizó como país, quiso ser poderoso y más fuerte que todos. Lo logró pero ahora pagaba el precio de sus pecados, de tantas guerras...

Su apariencia simplemente se había malogrado a eso.

Se miró una vez más en el espejo, observando el rostro de su peor enemigo, él mismo.

Lágrimas volvieron a salir, sus ojos simplemente parecían vacíos, sin alma.

Odiaba eso, se odiaba así mismo.

Se colocó sus lentes y miró al frente, perdido en su mundo. Perdido en sus ideas, perdido y hundido en su tristeza.

Estados Unidos era alguien a quien perfectamente podrías dañar sin que te dieras de cuenta.

Para él un espejo era el reflejo de sus fallas, era triste pero cierto. Siendo esclavo de las palabras y críticas.

Miró sus muñecas, cubriéndolas al instante. No podía, no podía, no podía.

¿Entonces por qué lo hacía?

Soltó un quejido por el dolor, le era satisfactorio pero ciertamente doloroso. Claro que no lo tomaba en cuenta cuando lo hacía, solo era la acción del momento.

Tan solo la acción de un momento que fluyó con nada de calma

...

— Venezuela, ¿qué es eso? —señaló el la mano del venezolano, esta estaba completamente vendada. Rápidamente la apartó, su mirada reflejaba los nervios que corrían por su cuerpo.

— Nada... Marico, tú sabes que los accidentes existen. —Estados Unidos enarcó una ceja mirando dudoso al latino, pero simplemente dejo pasar ese hecho y aceptar la excusa del tricolor.

Después de todo, USA se había acostumbrado a los modismos de el venezolano, entendiendo la mayoría de las cosas que decía.

— ¿Y eso? —Apuntó el venezolano a la muñeca del estadounidense, este se cubrió con rapidez.

— Sólo fue un accidente. —Venezuela asintió entendiendo, a pesar de saber que era una vil mentira, tal cual como la de él.

Puede que supieran que pasaba el uno con el otro pero preferían ignorarlo, preferían mentirse y hacer que nada de eso pasaba.

— USA, ¿Cuánto tiempo decías que un país moría siendo comunista? —Preguntó de la nada, al de cincuenta estrellas ya no le importaban o sorprendían ese tipo de preguntas del venezolano. Después de todo se había acostumbrado.

— Veamos... Empieza a actuar agresivo, no reconoce a las personas y las ataca, también llega a lastimarse a sí mismo. —Venezuela miró sus manos vendadas inconscientemente, el norteamericano no notó ese hecho o simplemente prefirió ignorarlo— Tarda tiempo, pero sucede.

Venezuela no habló, se abstuvo a una respuesta y simplemente miró al cielo estrellado, manteniendo un cálido silencio entre ambos.

Estados Unidos sonrió, a pesar de todo sonrió de verdad, una sonrisa verdadera. Sentía una pizca de felicidad ante todo.

"Esto no durará"

Aquella voz en su interior le recriminó que aquella felicidad estaba mal, que todo lo que hacía también.

Fingió ignorarla para poder seguir sonriendo, tristemente ya no era igual, esa sonrisa se volvió forzada como todas las demás.

Prefirió seguir con su fachada de felicidad hasta que todo pasará.

Hasta que se encerrara en la soledad de su casa y llorar todo el tiempo que le fuera suficiente, pero ahí estaba el problema.

Nunca era suficiente.

Recordó esa mentira, y se sintió fatal. Su mente le recriminaba el mal amigo que era al mentirle al venezolano de aquella forma tan descarada, sintió que se alejaría de él en cuanto pudiera.

Las ganas de llorar se acrecentaron nuevamente dentro de él, en su forzada sonrisa presionó sus dientes para evitar que aquellas lagrimas que amenazaban con salir no lo hicieran, presionó sus ojos para abrirlos casi de inmediato y era como si estuviera repuesto.

Esa era su gran mentira, la gran mentira de ambos.

Mentirse para no lastimarse era ya algo cotidiano para ellos, algo que simplemente hacían por impulso.

Lo hacían para protegerse así mismos, para no caer en la cruda realidad.

Ninguno era feliz, ninguno era "normal"

Lastimosamente para ellos mentirse era el modo de no herirse el uno al otro. Aunque sin saberlo lo que hacían era dañarse más, caer en una mentira que en poco tiempo los rompería.

Que en poco tiempo los separaría.

«Ayúdame»

Depressive. || UsaVeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora