▪️04

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Había momentos en los que simplemente quería desaparecer.

Olvidar todo, por un simple instante, por más poco que durase.

Ser feliz.

Claro, era un pensamiento que rondaba en su cabeza la mayoría del tiempo. No lo decía, jamás lo haría.

Simplemente era algo que prefería guardarse, algo que simplemente no estaba en su disposición, el contarle a alguien.

¿Por qué le era tan difícil decir unas palabras tan simples?

Siempre que abría la boca está no emitía ruido alguno, siquiera se podría decir que la intentaba abrir. Había algo que se lo prohibía, su orgullo.

Su orgullo como país, su orgullo como persona. Si no fuera por ese maldito orgullo seguro todo sería diferente. Seguro no estaría en esa situación.

Prefería mil veces huir, huir de su realidad y fingir ser alguien más, alguien falso con el conectarías altas para un mejor futuro.

¿Qué gran farsa, no?

A lo mejor ni siquiera habría conocido al venezolano como se debe.

A lo mejor no estuviera disfrutando estar a su lado, era calmante saber que alguien te escuchaba, te quería.

Lamentablemente para él, siempre había algo que se lo arruinaba, aquella voz en su interior que le recriminaba lo estupido, idiota e ignorante que era ante las intenciones del latino.

Eliminaba esos pensamientos, los odiaba. Aunque eso no cambiaba el que le afectarán. Al contrario de todo, se sentía como la mierda misma cuando aquella vocecita emitía palabra.

Claro está que siempre actuaba, siempre usando esa máscara.

Una máscara que terminaría por caerse y romperse.

...

— Me gustan las estrellas... —Habló el venezolano contemplando el frío manto de la noche, observando las estrellas brillar con su resplandeciente luz que iluminaban el lugar.

USA lo miró confuso, lo primero que pensó fue en las estrellas de la bandera del tricolor, pero eliminó ese pensamiento por lo estúpido que sonaba.

—» Una vez leí que las estrellas tienen un tiempo límite para existir. —Explicó Venezuela, su voz salió con calma, relajaba al estadounidense—, llega un momento en el que explotan, dejando lugar a otra estrella para existir. Eso me parece hermoso. —Estados Unidos volvió a notar la misma mirada en el venezolano, aquella mirada que irradiaba una luz bañada en tristeza y soledad.

— Eres una estrella. —Soltó de la nada el estadounidense, pronto se arrepintió de sus palabras, cerca de disculparse por lo antes dicho el latino lo interrumpió.

— Lo sé. —Su mirada se dirigió al americano, mostrando una mínima sonrisa que aunque pequeña representaba muchas cosas—, tú también lo eres.

Estados Unidos guardó silencio, analizando cada palabra, sus labios se estiraron en una sonrisa sincera, una sonrisa que representaba la tristeza.

Sabía que representaba esas palabras, ambos lo sabían, perfectamente.

Tal como si pudieran leer sus mentes, al mismo tiempo miraron al cielo. El canto de los grillos acompañaban al silencio, aquel silencio ya cotidiano en ellos.

Simplemente se había vuelto normal, hasta el punto en el que lo hacían adrede. Simplemente querían ser normales.

Para ellos eso era lo normal, lo cotidiano, ocultarse todo y dejar un silencio cálido que pronto se volvería lastimero a falta de palabras.

A falta de todo. Ese gran vacío dentro de ellos, cada vez se hacía más grande, cada vez dolía más y cada vez estaba más cerca de ver la luz.

Puedes aguantar todo, no llorar o llorar, es tu elección. Pero, tarde o temprano llegará un momento en que caerás.

Ten cuidado de quién podría ayudar a levantarte.


«Soy un desastre»

Depressive. || UsaVeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora