❀ veintisiete ❀

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— ¿Estás embarazada?

La voz de Niall había irrumpido el cuarto de baño, donde yo me había refugiado, huyendo de las miradas curiosas del resto de esclavos de Middet. No le estaba viendo directamente, sino que le veía a través del espejo que tenía enfrente. Él se quedó en silencio, mirando a mis ojos reflejados, esperando una respuesta. Yo me di la vuelta lentamente, hasta quedar mirando hacia él. Dejé caer mi cuerpo levemente hacia atrás, apoyándome en la pica.

— No lo sé.
— ¿No lo sabes?
— Ni siquiera sé cómo puedo quedarme embarazada, así que todavía menos sé si estoy embarazada.
— ¿Tuviste sexo con Zayn?
— Sí.
— ¿Usasteis protección?
— ¿Protección?
— ¿Se puso condón?
— No sé qué es un condón, pero Zayn no usa nada cuando tenemos sexo... va desnudo – dije, sin entender de qué hablaba.
— Emilie, ¿se corría dentro tuyo?
— ¿¡Por qué me preguntas eso!?
— ¡Porque esa es la manera de que te quedes embarazada!
— ¡Sí! – exclamé nerviosa, y sonrojada. Hablar de eso, y hablarlo precisamente con Niall, era asqueroso.
— ¿No te tomabas ninguna pastilla después de hacerlo?
— Algunos días sí me dio pastillas, otros no.
— Entonces sí, podrías estar embarazada. ¿Hace mucho que no te viene la regla?
— ¿Qué?
— Uhm... el periodo...
— Oh... sí, ya no recuerdo cuándo fue la última vez.
— Voilá – murmuró amargamente – Debes estar embarazada, Em.
— Y Zayn tan lejos... – gemí en forma de queja – necesito verle. Ahora.
— Hey, tranquilízate, ¿sí? Él sabe que estoy aquí, y vendrá por mí y entonces sabrá que tú también estás aquí, ¿está bien?
— Sí... – susurré, aceptando el abrazo que él empezó, sintiéndome algo mejor – gracias, Niall.
— Vamos para allá, tienes que descansar mucho.
— No tengo que hacer nada en especial porque esté embarazada, Niall.
— ¿Que no? Em, llevas un hijo dentro tuyo. Tienes que cuidarte. Y, obviamente, olvídate de plantar cara a Middet te nuevo. Como te pegue una paliza, puedes perder al bebé.
— ¿En serio? – pregunté, abrazando mi vientre. No quería que eso pasara.
— En serio. Así que tienes que cuidarte. Mucho. Yo también cuidaré de ti, pero no puedo hacer todo el trabajo.
— Está bien, lo intentaré.

Niall, de nuevo, me obligó a dormir sentada encima suyo, acurrucada en sus brazos, ya que en la pensión de Middet había muchos menos colchones de los que había en el de Zayn, además de estar todos súper ocupados, hasta el punto de no haber un solo centímetro libre en ninguno de ellos. Cuando desperté, era muy temprano. Todos seguían dormidos, o eso parecía. Niall al menos sí que lo estaba, y eso me valía. Me levanté con cuidado de no despertarle y me escabullí de la pensión. Tenía que enterarme si Zayn iba a venir a buscarle pronto. Y la mejor manera de saberlo era espiar a Middet.

Caminé hacia la mansión del dominante, entrando en ella. Me escondí por los pasillos, evitando a todo aquel que se cruzaba en mi camino –que no fueron demasiados, por lo temprano que era–, hasta que llegué al despacho de Middet, donde se tiraba media vida. Vi la puerta cerrada, así que con mucha delicadeza, la empujé hasta que quedó una sola rendija abierta, sin ser predecible desde dentro. Me escondí tras una cortina que había junto a dicha puerta, y afiné el oído, oyendo una conversación que Middet mantenía a gritos con alguien.

— ¡No, Yaser! ¡No puedes pedirme que me calme! – masculló Middet – ¡Esa perra que me regalaste está embarazada! – le gritó – ¡Y ni siquiera sabe de quién es! ¿Por cuántas entrepiernas ha pasado ya? ¡Menos mal que no me la he tirado, porque podría haberme contagiado cualquier cosa! – chilló antes de dejar un silencio, supuse que escuchando al padre de Zayn – ¡No, no! ¡Escúchame tú! ¡Llévatela de aquí! ¡No la quiero para nada, no sabe hacer nada más que ponerme en evidencia y desautorizarme delante de los demás esclavos! – una nueva pausa – ¡Me da igual lo que hagas con ella! ¡Si quieres también puedes llevarte a su amiguito! – silencio. No, Yaser no podía enterarse de que Niall estaba ahí – Yo qué sé... Zayn me dijo el otro día que podía quedarme con un imbécil también. ¿No te avisó de ello? Pues sí, te los puedes llevar a los dos, porque son unos toca cojones – silencio – ¡Me da igual si los quieres matar, si eso es lo mejor que puedes hacer con ellos, hazlo! Te aseguro que nadie querrá tenerlos. Bien, si quieres yo mismo puedo llevarlos allí, esta tarde tenía que ir a mi oficina del centro y queda cerca... – oí como asentía a varias cosas mientras yo ya estaba horrorizada. ¿Yaser quería matarme, incluso si sabía que estaba embarazada de su hijo? – Está bien, pero de los cargos de las dos muertes te encargas tú, ¿eh? Está bien. Adiós.

Freedom « z.m »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora