Freedom « z.m »

❀ trenta y seis ❀

— Zayn, el señor presidente dijo que era mejor que yo no fue...
— Ponte el vestido y nos vamos – dijo con seriedad.
— Pero...
— Ponte el vestido y nos vamos – repitió.
— Vale...

Cogí el vestido rosa que Zayn me había pasado y me lo puse sobre mi ropa interior limpia. Me encantaba cuando la ropa olía a flores. Aparté mi cabello, poniéndolo todo al costado derecho, y me giré, dándole la espalda a Zayn, para que subiera la cremallera de el vestido. Él lo hizo rápido, dejándome un corto beso en el cuello, haciéndome sonreír por ello. Sus brazos bajaron hasta rodear mi cintura y pegarme a su cuerpo. Me encantaba sentir cada centímetro de su perfecta anatomía cerca de mí.

— Eres preciosa, flor.
— Eres demasiado dulce, Zayn. Vas a terminar haciendo que me de un ataque. ¿Cómo puedes ser tan perfecto?
— Tengo que intentarlo, para llegar a tu altura.
— No soy perfecta, Zayn – negué con la cabeza, dándome la vuelta para quedar de frente a él.
— ¿Cómo puedes decir que no lo eres? Ese rostro no es algo humano, Em. Tienes el rostro de un ángel.

Antes de dejarme responderle –aunque la única respuesta habrían sido unas mejillas sonrojadas–, Zayn agarró mis mejillas muy suavemente para unir nuestros labios en un beso que me dejó sin aliento. Todos los besos de Zayn me dejaban sin aliento, en realidad. Era como sentir su alma conectando con la mía, su cuerpo conectado al mío, y fundirnos en un beso para fundirnos en una sola persona. Y amaba esa sensación. Amaba la sensación de que Zayn era mío, y yo era de Zayn. Y el mundo solo tenía sentido de aquella manera. El mundo solo giraba en la dirección correcta si las cosas estaban así. Él conmigo y yo con él.

Pero todo el embriago de amor que tenía por lo dulce y tierno que era Zayn se me pasó cuando llegamos al mismo edificio en el que habíamos estado aquella mañana. El edificio donde habíamos conocido al presidente. Aquella vez, cuando nos subimos en el extraño aparato al que Zayn llamaba “ascensor”, en vez de moverse con presión hacia arriba, lo hizo hacia abajo. Cuando la puerta del aparato se abrió, delante de nosotros había otra puerta de metal aún más grande y robusta. El presidente Payne dijo que aquella sala era extra segura, así que supuse que aquella puerta estaba bien blindada, para evitar posibles ataques o infiltraciones.

Zayn colocó su mano sobre un complicado dispositivo de seguridad. Después de leer diversas veces sus huellas dactilares, un pequeño micrófono salió de ella, pronunciando un robótico "Pronuncie su nombre completo". Zayn se acercó a él.

— Zayn Javadd Malik.

Su voz fue alta, clara y sin titubear. La máquina procesó por un momento el reconocimiento de voz y el micrófono desapareció, saliendo un pequeño dispositivo negro, delante del cuál Zayn se puso, apuntando con aquel dispositivo directo hacia su ojo, supuse que para un reconocimiento de éste para confirmar su identidad. Después de que un pequeño láser rojo apareciera y desapareciera en apenas segundos, la puerta se abrió, dando paso a un oscuro pasillo.

Zayn agarró mi mano con fuerza y empezó a caminar seguro hacia delante, sin volver la vista atrás ni un solo momento. Sin considerar la opción de que yo le espera ahí, hasta que terminara la reunión, y no disgustar a su padre y los otros magnates que estarían de acuerdo con él. El oscuro pasillo, que parecía estar completamente hecho de un material duro, frío, y azul oscuro, terminó frente a una puerta negra y que se veía bastante pesada. Zayn sacó unas llaves y la metió dentro de la cerradura, dando dos vueltas antes de poder abrir la puerta negra.

Entramos en una sala enorme. Que, básicamente, consistía en una gran mesa oval de color negro, con bastantes sillas blancas alrededor, que en ese momento estaban casi todas ocupadas por hombres de varias edades, de cabellos oscuros. A los lados habían varias pantallas enormes y modernas, que en aquel momento solo presentaban un fondo azul celeste con las letras “Judland Government” en blanco. Los hombres que estaban reunidos alrededor de la mesa, estaban discutiendo, hablando todos a la vez en tono bastante alto. Al menos hasta que Zayn y yo cruzamos la puerta. Entonces todos se callaron y volvieron su vista hacia nosotros, resultándoles mucho más interesante que el tema de debate. Aunque en realidad... nosotros mismos debíamos ser el tema de debate.