❀ quince ❀

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El gran pórtico de metal se abrió automáticamente. De pronto todas las miradas se centraron en nosotros dos. Estábamos en lo alto de la blanca escalinata. La mano de Zayn estaba cuidadosamente enlazada con la mía, sus dedos estaban entre los míos. Aguanté mi respiración, manteniendo la cabeza alta. Tensé los labios y suspiré, sacando todo el aire que había retenido anteriormente. Los esclavos estaban mirándonos sin moverse ni un solo centímetro. Parecía que el tiempo se había detenido. Nadie se movía. Ni los rubios, ni Zayn, ni yo. Todo estaba en absoluto silencio y en absoluta quietud hasta que una ráfaga de viento empezó a mover a mi cabello suavemente. Los mechones rubios empezaron a ondear suavemente en el aire, entonces mi corazón se encogió. Sentí de pronto una chispa de complicidad con todos aquellos esclavos. Zayn empezó a bajar las escaleras sin mirarme, pero manteniendo su mano agarrada a la mía. Seguí su ritmo lento, bajando escalón por escalón. Mi cabello seguía ondeando al viento, como si se tratase de una bandera que aclamaba libertad.

— Todos al coche, ahora – Zayn rompió el silencio – Rápido, no quiero perder tiempo.

Todos los esclavos, sin mediar palabra, empezaron a subir en su lugar del vehículo. Zayn los observó, con superioridad, moviendo su brazo hasta ponerlo alrededor de mi cintura, en símbolo de posesión. Yo no miré hacia los rubios, me sentía mal por tener un trato mejor que ellos sin ninguna razón real. Cuando todos entraron, solo entonces, vi a Niall. Nos miraba dolorido, no podía explicar la mezcla de sentimientos que sus ojos azules expresaban. Bajé la mirada, arrepentida no sabía bien ni siquiera el por qué, yo no había hecho nada malo... ¿no?

— Vamos, Em – dijo Zayn más suavemente cuando todos, excepto Niall, ya se habían metido en el coche. 
— Sí...

Zayn abrió la puerta del vehículo, invitándome a entrar. Me senté en el asiento que había justo detrás del piloto y Zayn en el de detrás del copiloto. Niall entró en el asiento delantero, para conducir. Zayn agarró mi cintura y me movió hasta el asiento que había en medio de los dos delanteros, para que quedara justo a su lado.

— Em... – sonrió, acariciando mi pierna por el brazo pasado alrededor de mi cintura. 
— Zayn... – susurré, algo tímida. Odiaba que hiciera eso delante de gente, y aún más si era Niall. 
— Qué confianzas, ¿no? Llamándole por su nombre de pila. 
— Cierra la boca, rubio de mierda – espetó Zayn duramente. 
— No le oigas, Zayn... – murmuré, medio abrazándome a su brazo.

Zayn gruñó cual bestia salvaje rindiéndose, y miró hacia mí. Sabía que iba a besarme con fuerza. Sus ojos brillando con lujuria lo anunciaban, además, me había dado cuenta de que, para apaciguar su ira, lo que hacía era besarme de aquella forma, ya que conseguía calmarse en apenas unos segundos. Tal como sabía, sus manos agarraron mis mejillas y sus labios atacaron duramente los míos empezando una guerra la cual no estaba dispuesta a perder. Seguí el ritmo acelerado que él mismo marcó, y su lengua se apresuró en encontrarse con la mía. Su mano pasó de mi cintura a mi trasero y me obligó a ponerme sobre él. Su otra mano también bajó hacia mi trasero, aprovechando esa acción para primero acariciar toda mi espalda, incluso mi largo cabello. Empezó a moverme para que mi entrepierna se rozara con la suya, que ya se alzaba dura contra mí. Di un pequeño gemido sobre sus labios y me aparté.

— No... – murmuré, negándome a que me hiciera algo así delante de Niall.
— Quiero que vea cómo gozas conmigo entre tus piernas. 
— No delante suyo... por favor – rogué. 
— Emilie...
— Zayn, por favor... – supliqué nuevamente.

Zayn no dijo nada más. Solo suspiró y besó cortamente mis labios antes de dejar que me bajara de encima de sus piernas. Entonces empezó un viaje tranquilo de vuelta a casa. Zayn se quedó dormido sobre mi pecho, por lo que le medio abracé para que los baches del camino no le hicieran moverse de un lado a otro. Niall me iba observando a través del pequeño espejo que había algo por encima del asiento del conductor, y mi mirada de vez en cuando se encontraba con la suya, sin mediar palabra, porque tampoco sabía qué es lo que debía decir en una situación así.

Freedom « z.m »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora