Prólogo

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Se escuchan los gritos inocentes por toda la mansión. El decide ingeniarse una forma para escapar, pero no fue una muy buena idea. Ya todos los demás hermanos habían concluido con su entrenamiento diario, pero ahora era su turno.
-¡Creo que ya fue suficiente!
-No interfieras, no es asunto tuyo. A menos que quieras el doble de tu entrenamiento, Jane...
Un silencio incómodo llena toda la sala.
-Yo... Lo-lo siento madre.
-Eso pensé ahora largo.

De inmediato Jane abandonó la sala de entrenamiento (tortura) dejando a su indefenso hermano menor solo.
-Perdón.- le murmuró Jane a su hermano antes de salir. Este mostró una pequeña sonrisa, haciéndole un gesto a su hermana de que todo estará bien.

Abundantes lágrimas recorren por la mejilla de Jane, tras escuchar los gritos de su hermano al otro lado de la puerta, detrás de ella. Sin saber que hacer, Jane se esconde en una parte de la inmensa mansión, en donde no pudiera escuchar los gritos de su hermano, lo cual fue algo casi imposible.
Un suave toque en su hombro hace a Jane entrar en razón. El estaba lleno de moretones y cortaduras en su piel.
-¡Dios mío! Que fue lo que te hizo?.- dice ella con un tono de preocupación en su voz.
-Estoy bien, no fue nada.
-No lo puedo soportar, eres demasiado joven para estar involucrado en esto.
-Eso no es cierto hermana, no soy tan pequeño como dices.
-Si lo eres, apenas tienes seis.- Dice ella con un poco de frialdad.
-Pero no soy débil.- El le contesta algo enojado.
-Bueno, a eso no me puedo oponer. Debo decirte que es increible ver como puedes resistir tanto.- Sin pensarlo dos veces, ella le abraza, susurrándole algo al oído de su hermano secretamente.
-Escúchame bien, nos están viendo, no tenemos mucho tiempo.- le dice Jane en el tono más bajo que pudo.
-Pronto te sacaré de aquí, te llevaré a algún lugar seguro, lejos de esta estúpida familia. ¡No quiero que te conviertas en uno de ellos, en un asesino más!.- le dice Jane, pero luego se arrepiente de haberlo hecho, porque se dio cuenta de que su voz estaba en un tono muy elevado, haciendo que las cámaras pudieran escucharla a la perfección.
Se escuchan unos enormes pasos, camino a la habitación en donde ellos se encontraban. Sin saber que hacer, se esconden en el lugar más cercano que encontraron, pero resultó ser inútil.
- ¡Eres una bastarda, traidora!.- Le grita su padre a Jane
-Con que eso planeabas desde un principio ¿eh? ¿Sacar a tu hermano de aquí?.- Dijo, con un tono frío y serio.
-¡No pueden obligarnos a hacer esto!- Dice Jane.
De inmediato, su padre la tomó por el brazo brutalmente, y la sacó de la habitación en donde estaba.
-¡Basta, déjala!- Gritó el hermano menor.
-Cállate- Ordenó el padre
-Estaré bien, descuida.- Ella le dijo. Pero a pesar de sus palabras, en sus ojos se notaba que en realidad era todo lo contrario a lo que dijo.
La puerta se cierra de golpe, dejando al hermano menor solo. Por un momento estuvo tentado a llorar, pero decidió que desde ese momento, sería fuerte, sin importar las circunstancias. Se prometió a sí mismo que desde ese preciso instante, no permitiría que las demás personas se arriesgaran por él. Decidió ser alguien incapaz de sentir dolor, y ser fuerte.

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