"Un minuto, antes estaba encerrada en una habitación y después fui introducida a un juego 2D y dentro del mismo fui llevaba a otro nuevo mundo...Si continúo pensando sobre el sin sentido que me ha tocado experimentar, inevitablemente me dolerá la cabeza".
Tras deshacerme de los 5 prospectos...
¡Alto al mundo!
—¡Pausa! —vocifere a los 4 vientos.
—¿Qué quieres humana, meow? —Chubi apareció con su expresión malhumorada.
—Se supone que mis pretendientes son Caín, Abel, Lucas, el Colosal y ¿Azazel? —les enumere con los dedos de mis manos.
—Si ¿y?, meow —pregunto indiferente mientras se rascaba una oreja.
—¡Pero Azazel tiene como 8 años! —respondí con indignación ante la poca moralidad del creador del juego.
—500, meow.
Le mire confundida, achine la vista mientras asentía negando mentalmente a que el felino se refiriese a la edad del presunto demonio—¿500 qué?
—Azazel tiene 500 años y el colosal se llama Lucy, meow—me corrigió el minino.
Me quede quieta unos instantes—Ah ya.
"Desea continuar"
—Si.
Seguí husmeando de habitación en habitación para hacer un mapa mental de la mansión y por si encontraba alguna pista de la maldición, dos en uno. Sonaba el plan perfecto en mi cabeza, sólo había un pequeño detalle sin importancia.
"¿Quién, cómo y cuándo nos puso una maldición?,
¿Quién creo el juego?
¿Cuál es el propósito de este juego?
¿Dónde estoy?
¿Por qué mis recuerdos son confusos?
¿Por qué Chubi no es más tierno conmigo?
¿Por qué estaba en aquella habitación?"
Seguramente algún ser supremo se está burlando por lo alto mientras se retuerce en el suelo de la gracia que le hace ponerme en esta irreal situación, únicamente podía acompañarlo y reírme de mi propia estupidez combinada con mi muchísima mala fortuna, "esperen...Para comenzar, ¿Quién soy yo?"
Lleve mis manos a mi cabeza y me alborote los cabellos, mi respiración se había vuelto agitada por el ataque de pánico que asolaba mi cuerpo, "Michael dijo que al abrir el libro inicie la maldición y ahora estamos atrapados por toda la eternidad". Me recosté sobre una de las blancas paredes. "¡No entiendo absolutamente nada!", no necesitaba verme a un espejo para saber que en mi rostro había una expresión de angustia.
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Atrapada en un otome
SonstigesUna habitación completamente blanca. Lagunas de recuerdos. Y un celular con una única aplicación. ¿No podía tener una existencia más aburrida y confusa?