Capítulo 3

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La siguiente parada de mi investigación, fue la cocina

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La siguiente parada de mi investigación, fue la cocina. Desde luego que no podía continuar con el estómago vacío...O es lo que intente fallando estrepitosamente como casi siempre.

—¡¡Kas!!

Una animada voz a mis espaldas me incito a salir corriendo por mi pobre existencia, avance y avance, sin embargo, el perseguidor no se rendía.

—¡Deja de seguirme! —le grite sin voltear. Mis muslos me dolían y mis senos rebotaban.

—¡No corras!

Cuando mi cuerpo esculpido por la pereza no pudo más y me detuve, estaba bañada de sudor, mi cabello pegado a mi cuello y mi respiración frenética. Me gire de costado para verle, y Abel por su parte se miraba fresco como si no hubiese corrido tras de mí.

Fingí una sonrisa mientras con el dorso de la mano, removía un poco del sudor en mi frente—¿que...Se te...Ofrece, Abel? —le pregunté entre pausas mientras recuperaba el aliento.

Él en cambio seguía sonriendo juguetonamente—Nos conocemos desde hace muchos años, y siento que estas actuando diferente—dijo haciendo un puchero.

"Se supone que debo pensar que es lindo", sentía que un ojo me temblaba—tienes razón, es que yo suplante a tu verdadera amiga, lo siento.

El chico ladeo la cabeza—no entiendo lo que dices, peor igual ¡eres hermosa! —contesto animadamente antes de tirarse hacia mí logrando capturarme por la espalda.

"Toma una decisión:

Por 27 gemas: Dejar que Abel te abrace por más tiempo.

Gratis: Apartarlo amablemente".

—¡Pausa!

—¿Y ahora qué humana, meow?

Chubi hizo su aparición de la nada, aunque por alguna razón lo encontré un poco diferente, como más regordito.

—¡¿Estabas comiendo?! —renegué amargamente con el gruñido de mi estómago.

Desvió su mirada—No, meow.

Lo fulmine con la mirada.

—Mejor dime tu inconveniente, meow.

Decidí dejar el tema, pues no terminaría de buena manera—¿de qué gemas está hablando el juego?

—En tu campo de visión— se lamió la pata izquierda delantera—parte superior derecha, hay un contador de gemas, meow.

"¡Ah!, dice que tengo 30 gemas" —oye ¿y si se me acaban?

—Compras más, meow.

"¡¿Y de dónde lo voy a sacar dinero?!", preferí no seguir preguntando.

"Desea continuar"

—Si.

Me decante por la opción gratuita, y gratuitamente le di un codazo para que me soltara.

Atrapada en un otomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora