Han pasado 50 años (si, 50, no 84) desde que Zoba vive en Mirkwood. 50 años no son nada para un elfo o una estelar, más longeva que estos últimos, pero ella, pese a no haber cambiado absolutamente nada, vio pasar las 50 primaveras. A su vez, también veía el paso del tiempo en su Tomatito, ahora convertido en un gran y hermoso alce igual que su padre, que seguía comportándose como un bebé cada vez que veía un tomate.
Elladan dejó Mirkwood junto con sus hermanos y su tío, que volvieron a su hogar hace tiempo, pero Elrond no se marchó. Legolas tampoco salió nunca de viaje, alguna salida puntual para no ahogarse en palacio, y Thranduil mantenía su reino con mano dura.
Zoba estaba en su balcón, sentada en la barandilla, mirando a la nada. Pasado mañana se cumpliría el plazo que su madre Galadriel le dio para tomar una elección para su futuro: 50 primaveras.
Sin embargo, ella no había tenido la respuesta a varias preguntas. Seguía teniendo interrogantes.
La confesión de Elrond sobre su hermana Celebrían había devastado a la pequeña durante varios días, y aunque quiso alejarse todo lo posible de Elrond con indiferencia, el Medio Elfo sabía cómo volver a conquistarla. Seguro que Celebrían querría que su amado esposo volviese a tener a alguien a su lado, y si ese alguien era su hermana, alguien pura en quién pudiese confiar plenamente, que así fuese.
Durante todo este tiempo, Zoba se convirtió en una mujer. Aprendió gran cantidad de cosas de Elrond, dominaba la prosa y el verso, la historia y el arte, el discurso y la logia, ciencias y letras, modales y educación. Ahora, podría gobernar lo que quisiera.
Sin embargo, en estos 50 años esperó y esperó algo que no llegaba. Algo que mandó hace tiempo que debería haber tenido respuesta: una carta hacia Erebor.
Si, la pequeña estelar mandó hace tiempo una carta a la compañía de Thorin que se quedaron en Erebor, con mala letra y alegría, preguntando por ellos. Pero nunca llegó una respuesta.
Thranduil la había observado en silencio. Muchas noches que ella se sentaba así en su balcón, el salía al suyo a verla, pero ella no se daba cuenta, tan sumida en sus pensamientos. Y sabía qué esperaba con tanta paciencia...
Muchas veces había pensado en hacer una pequeña marcha hacia Erebor para llevarla, para que viese a sus viejos amigos, que aunque a él no le gustaba la idea, hacerla feliz se lo compensaba.
Entonces... ¿Por qué no la llevaba a Erebor? ¿Por qué no preparaba unos soldados y montaba con ella en su alce para darle una alegría? No lo hacía por las premoniciones del Medio Elfo, asegurando al rey que nada bueno quedaba en Erebor para ella.
Thranduil no quería que ella sufriese ni un ápice... pero mañana sería su último día de libertad, su último día de espera.
A la puerta del rey tocaron, avisando sus guardianes de que su hijo quería hablar con él. Tras dejarle pasar, Thranduil sirvió dos copas de vino y tendió una para Legolas.
- No sueles venir a verme a mis aposentos... - dijo el rey sin mirarlo - ¿Que quieres pedirme?
Legolas tomó el vaso, y sin probarlo, dirigió una mirada al luminoso balcón de su padre.
- Quiero que la dejes ir a Erebor - sentenció.
Thranduil dio un sorbo a su copa y la dejó en la mesa con la yema de los dedos.
- Sabes que no lo permito por mí. Lo hago por ella.
- Ella nunca te lo ha pedido porque no quiere que te enfades. Erebor trae malos recuerdos tanto para ti como para ella. Sólo quiere saber qué ha sido de su carta y de sus amigos... ahora es una mujer hecha y derecha. Además - dijo dejando su copa con una pequeña sonrisa malvada - podrías ganar puntos con ella, recuerda de pasado mañana, ella decidirá.
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El Hobbit - (Thranduil/Elrond) - "Regalo del cielo" 2ª Parte
FanfictionContinuación de "Llegada de las estrellas" de Thorin/Thranduil :3 Tras los acontecimientos en Érebor, Zoba elige a Thranduil, el rey de los elfos, por recomendación de Elrond. Ya que Thorin no está y Elrond no podía seguir compitiendo por ella, Gala...