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Emilio 

No sé como, pero sin darme cuenta del tiempo, pasó un mes en el que Joaco y yo nos conocimos cada vez más, entre pláticas en cafeterías random donde nuestra elección siempre era chocolate caliente con bombones, risas, anécdotas, diversión, patinaje, guerras de bolas de nieve, visitas a lugares maravillosos de una belleza extraordinaria, llenos de vida y uno que otro angelito que dejamos a nuestro paso después de tirarnos en la nieve y comenzar a mover brazos y piernas, se acabaron las vacaciones y el momento de despedirnos y regresar a nuestras vidas cotidianas llegó.

-Bueno hijo aquí termina nuestro viaje, te la pasaste bien, ¿no?- sonrió pícara y entendí a lo que se refería por lo que reí un poco y me lleve las manos al rostro sintiéndome apenado.  

-Si madre, ha sido el mejor de todos- una sonrisa enorme se escapo de mis labios cuando vi a ese chico lindo hablando con su papá, como cada vez que aparecía ante mi, hizo palpitar mi corazón tan rápido que en cualquier momento podría haberse salido de mi pecho, así lo sentí en cada una de nuestras salidas y ahora. 

Cuando me acerque a él pude notar que aún llevaba puesto el anillo que se me había caído anoche y fue inevitable recordar ese momento tan íntimo que se dio entre nosotros de forma inesperada. 

Flashback

Era noche y estábamos regresando al hotel después de haber ido a unas montañas increíbles con una vista impresionante, bueno siendo sincero, considero que el mejor paisaje se encontraba a mi lado ya que ahí estaba un chico hermoso de pestañas bonitas, ojos miel, piel blanca, cabello chino alborotado que cae un poco por su frente y con la sonrisa más linda y brillante del mundo. 

Fue un buen día, como todos los que pase a su lado, cuando llegamos a recepción, a pesar del cansancio nos quedamos platicando, estábamos tan ensimismados uno en el otro que no nos dimos cuenta en que momento se fueron todos y solo quedaban los recepcionistas atendiendo llamadas de personas que querían hospedarse o de las habitaciones de huéspedes solicitando algún servicio. 

-Bueno creo que debemos volver, fue nuestro último día de vacaciones y mañana mi vuelo sale temprano así que creo que este es el adiós, gracias por todo Joaco- le sonreí de lado en realidad me gustaría seguir conociéndolo pero estos últimos días me di cuenta que eso no sería posible, yo vivo en México, él vive en Los Ángeles, además que mi vida es muy diferente a lo que él sabe, así que todo quedará como un bonito romance de invierno, nunca había escuchado algo así pero en eso quedaremos. 

Se quedó pensativo un momento, me miró como si una idea hubiera aparecido en su mente y sonrió. 

-¿Vivimos nuestra última aventura?- extendió su mano para que la tomara, asentí emocionado y tome su mano que estremeció todo mi cuerpo y sentí como me invadió un calor reconfortante, así como pasó  en todas las vacaciones cada que nuestras manos se tocaron o estuve cerca de él. 

Me llevó directo al elevador y subimos hasta el último piso, creí que me llevaría de nuevo a la azotea para una despedida de típica película romántica, pero no este chico lindo siempre me sorprende, abrió una puerta y adentro había como un salón para eventos o eso parecía, caminamos al interior y era algo muy lindo, tenía un techo de cristal, en él se podía ver un manto blanco cubriéndolo, estaba acondicionado como si fuera un jardín, tenía pasto sintético, las paredes estaban cubiertas por enredaderas, había pequeñas luces colgando y una fuente de piedra en la esquina, era un lugar muy bonito. 

Joaco camino al centro del lugar y se tiró acostado boca arriba, imite su acción y nos quedamos unos minutos en silencio, era agradable disfrutar de nuestra compañía sintiendo tanta paz. 

Enamorado por primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora