Epilogo

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El problema no era creer en la palabra de Kiran, era aceptar la dura verdad tras las identidades de los generales de Hel y las implicaciones tras dicha revelación. Lo difícil era contemplar Askr destruido tras una larga guerra y comprender que ese era un posible futuro, y Lif la prueba de lo que la derrota podría hacerles. Resultaba imposible mantenerse estoicos tras la batalla, la conversación con el general y el ataque directo a sus esperanzas tras descubrir que la pista para derrotar a Hel o era más que una trampa. No había ritual para despojarla de su poder, y ahora no podían evitar cuestionar el camino que estaban tomando.

Hasta ahora solo tenían claro que la reina del inframundo no era invencible, no tenía sentido que lo fuera y a la vez decidiera prolongar una guerra que supuestamente podría ganar en un parpadeo. Ese era un hecho, pero también lo era el que aun así podía destruir Askr y someter sus voluntades tras la muerte. Era un hecho que podían perder contra ella, y si debían ser honestos la insistencia de Lif en lo vano de su lucha generaba temor en sus corazones, dudas que se negaban a aceptar pero contemplaban. Hel era manipuladora y, debilidad oculta o no, podía encontrar la manera de guiarlos por la ruta incorrecta sin que se dieran cuenta ¿No era justo lo que había pasado recién? ¿Aliados con Verónica, buscando un ritual mágico que no existía? Ni siquiera Eir terminaba de entender a su madre, mucho menos podía predecir sus movimientos o ver a través de sus estrategias.

Sin embargo era el deber de la familia real darlo todo por su reino, y aún si les costaba la vida debían dar con una forma de derrotar a Hel. Tenían mucha información y necesitaban dar con la forma de usarla correctamente para no sufrir el mismo destino que ahora tenían ocasión de ver con sus propios ojos. No era una cuestión de su era viable o no, era una necesidad más allá de cualquier miedo, posibilidad o duda. Las vidas de muchos inocentes estaban en juego, un mundo entero pesaba sobre los hombros de la orden de héroes y la realeza de dos reinos enemigos, pero unidos por un objetivo común. Debían destronar a Hel a cualquier costo, y la única guía que poseían eran sus corazones y buen juicio.

"Voy a salvarte"

O casi cualquier costo. Kiran hizo una promesa a una víctima de Hel, a un general que dudaba tanto de sus acciones que lo dejó ir en el último momento y se arriesgó a recibir un castigo ejemplar de su ama. Un hombre que en verdad pensaba haber arriesgado todo su mundo y a sus seres queridos al mostrar compasión por el invocador. Era una promesa breve impulsada por algo que no sabía si definir como compasión o afecto, pero que no dejaba de resonar en su cabeza y lo forzaba a rechazar cualquier plan que implicara destruir a los generales. Antes estuvo listo para enfrentarlos a todos como enemigos, ahora los veía como amigos que necesitaban ayuda.

Trató de enfocarlo de otras formas, como que él mismo desearía ser salvado si terminara en la misma situación, o que esa podría haber sido la situación de cualquiera de ellos si Hel hubiera corrido con algo más de suerte. Que era la situación del rey Gustav desde que diera la vida por su hijo. Tuvo que explicarlo así porque no tenía manera de justificar el sentimentalismo tras sus palabras, el miedo irracional a la desaparición de Lif y la forma en que había empezado a considerarlo una persona aparte de Alfonse, pero igualmente merecedora de redención. No podía explicar que se sentía apegado a su captor, no sin que su juicio fuera puesto en duda.

- Tal como lo veo sólo tenemos una opción. Hel debe ser derrotada y Eir debe tomar el trono

Todo empezaba como terminaba, con una declaración de amor sin respuesta satisfactoria. No había pensado en Hrid en mucho tiempo, no tenía tiempo para hacerlo mientras buscaba formas de escapar del inframundo, de comprender a Lif y ahora de planear cómo salir victoriosos mientras cumplía su promesa. Necesitaba salvar Askr tanto como cumplir esa promesa, porque si Lif en verdad era capaz de mantener vivo un amor tan intenso como para apostar todas sus cartas a favor de Kiran, entonces seguía siendo humano y en el fondo deseaba un final distinto al que su ama perseguía. Merecía un final feliz, redención y respuestas a todas sus dudas.

Ante la incertidumbre solo les quedaba seguir un camino nublado, un paso a la vez pero siempre avanzando. Peligros o no, dudas y temores aparte, la historia no terminaría hasta que las promesas fueran cumplidas.

Love Is (Not) Dead | Fire Emblem HeroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora