Wigetta | Un secreto a voces...

Capítulo 7

-Narra Willy-

Los rayos de luz entraban a mi habitación y se colaban a través de mis párpados hasta llegar a mis pupilas. Tenía un dolor de cabeza increíble y mi cuerpo parecía que estuviese adherido a la cama puesto que me era imposible despegarme de ella. Lo peor de todo es que tenía que grabar los vídeos programados para hoy, cosa que me iba a llevar mucho trabajo. Se me nublaba la vista al intentar recordar lo acontecido el día anterior, sólo había una cosa que era imposible de olvidar, el beso con mi mejor amigo Vegetta. A ver, esto es una situación muy compleja y que hay que replanteársela seriamente, primero porque ambos estábamos borrachos y puede que nos dejásemos llevar, segundo, creo que Vegetta es completamente heterosexual, tercero y más importante, podría poner en peligro nuestra hermosa amistad.

Hablar con Vegetta lo sucedido anoche sería la mejor opción puesto que él era un adulto y no se andaría con niñadas y cosas por el estilo. Me levanté de la cama, aunque me costase la propia vida y me acerqué al cuarto de Vegetta, abrí la puerta lenta y silenciosamente para observar si estaba despierto y así era, se encontraba con las manos detrás de la cabeza pensativo, seguramente estaría pensando en lo mismo que yo. Vegetta se percató que estaba en la puerta y me dijo. -Buenos días Willy, pasa hacia dentro. Hico un gesto con su mano para que me sentase en la cama. Él se encontraba sin camiseta, con su hermoso torso al descubierto, como si no fuese dificil la situación, encima empeoraba por segundos. -Esto... Vegetta... Sabía de sobra por dónde iban los tiros, por eso ni se inmutó en su postura de indiferencia, parecía que tenía pensado lo que iba decir desde hace mucho tiempo. -Ya Willy, ya... Hay que hablar lo de anoche. Me tumbé en la cama a su diestra, aún seguía cansado por el trote de anoche, no podía soportar mi propio peso y quizás esto restó tensión al asunto. - A ver Vegetta, yo... Yo tengo que aclararme. Giró su cabeza hacia mí, no sabía ni lo que yo quería, me sentí como un infantil que no tiene clara ni sus propias ideas. -Yo también... Pensaba que lo tenía claro pero ayer... dijo acto seguido de pronunciar un profundo suspiro, no sé si lo de anoche fue un error, lo cierto es que nuestra amistad se estaba viendo afectada. -Es más, no te puedo negar que lo de anoche me gustó. Añadió haciendo que me pusiese nervioso, es decir me estaba insinuando algo pero yo bfff... todo sería mas fácil si uno de los dos fuera mujer. -Yo tampoco. Comenté con sinceridad puesto que fue el beso más bonito de mi vida, y quizás con la persona correspondida. -Vamos a hacer una cosa compañero, vamos a darnos una semana para aclararnos, mientras tanto continuaremos nuestra amistad como siempre. Asentí con la cabeza a la vez que me senté al pié de la cama de nuevo. Me pareció lógico su razonamiento ya que ninguno de los dos sabía a ciencia exacta lo que quería, ésta sería la mejor solución hasta el momento. -Me voy a dar una ducha, me duele mucho la cabeza.  Dije abandonando el cuarto, me tambaleaba de un lugar a otro hasta que me detuve sosteniendo el marco de la puerta. -Estamos hechos unos vejetes ¿eh willy? Sonrío al decirlo, me gustó que hiciese ese comentario para romper el hielo, yo le dediqué otra sonrisa y me dirigí a la ducha.

Creí comprender la razón por la que no me gustaban las mujeres, y era porque quizás me sintiese atraído por mi propio sexo, nunca me lo había planteado puesto que lo daba por hecho, ya que es lo lógico en una persona. Si es cierto que últimamente miraba a mi compañero Vegetta con otros ojos, es una sensación muy extraña. Lo de anoche es indudable que fue magnífico, pasó cuando tuvo que pasar y con quien tuvo que pasar. Echaba de menos tener sus labios junto a los míos ¿Es amor? nunca había estado enamorado realmente de nadie, no se si la gente sentía mariposas en el estómago, pero yo hoy al estar hablando con Vegetta sentía elefantes recorriendo mi cuerpo. Creo que no me lo puedo negar a mí mismo, mi cabeza por más que intentase ocultarlo mi corazón lo gritaba a los cuatro vientos:  Estoy enamorado de Vegetta...