Capítulo 4

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-Narra Vegetta-

Sabía perfectamente que hoy no era el día de regañar a Willy por el estropicio de la cocina, sinceramente no me importaba lo que hubiese ensuciado o estropeado, me preocupé por si se había hecho daño al salpicar el aceite.

Sus palabras y autoestima hicieron que se colocara por lo suelos, yo le hice ver que no era así, algunos pensarán que sólo lo dije por decir y animarlo, pero la verdad es que cada milímetro cuadrado de mi cuerpo pedía que confesase aquello, yo no tenía ningún reparo en decir lo que pienso sobre una persona, quizá forme parte de mi carácter pero lo cierto era que Willy me hacía feliz, más de lo que pensaba, vivir con él era un sueño y maravilloso además. Yo también había esperado ese abrazo y la verdad es que fue especial. Pocas veces Willy me había dado muestra de afecto físico, por eso sería tan especial. La relación con mi mejor amigo era cada vez más fuerte y la idea me alegraba puesto que nunca había tenido una amistad tan agradable como la nuestra, pagaría lo que fuese por no perderla. 

Nunca viene mal recordarle a una persona lo importante que es, bajo mi punto de opinión. Lo cierto es que al igual que Willy llevaba mucho tiempo sin contacto con una chica, en Los Angeles quitando a Lanita, no hablamos con casi nadie a causa de la dificultad comprensiva, y menos para ligar con una chica.

La verdad que la idea de ir a cenar me entusiasmaba, estaba impaciente para que fuese la hora, quería conocer a alguien y que por supuesto Willy encontrase a otra, pasarlo bien y ampliar nuestro círculo social aquí en EEUU.

Tras una larga tarde de trabajo, grabando, editando, subiendo vídeos llegaron las 8 y media de la tarde. Escuchaba la ducha de Willy y por lo tanto decidí empezar a arreglarme yo también. Me encantaba arreglarme y llevar camisas, cosa que pocas veces podía hacer puesto que no salíamos mucho, escogí una camisa blanca y unos pantalones negros. Willy salió de la ducha y se acercó a mi cuarto. Entró sin llamar con lo que bromee -Un día me vas a encontrar en pelotas eh Willy. Sortó una carcajada y una mirada interesante -Bff chaval, saldría corriendo del susto. Me hice el deseable y dije: -Ya desearían muchas estar en tu lugar. Reímos y por fin se decidió a decirme para que había entrado en mi cuarto -Bueno, estás listo ¿o qué? se dirijió hacia mí impaciente, él estaba al igual que yo deseando salir y poder conocer a alguien, quién sabe...-Es que tengo un dilema, ¿qué camisa me queda mejor? Me prové la blanca y una morada, me gustaban mucho las dos, por eso quería su opinión aunque Willy no estaba puesto mucho en moda. -Nos ha salido pijo el niño eh. Willy iba con un jersey de rayas y unos vaqueros, no le gustaba arreglarse tanto pero lo cierto era que le quedaba muy bien. -La blanca te queda genial, dijo mordiéndose el labio, yo le sonreí y me puse la camisa blanca, agarré el móvil la cartera y añadí -Vámonos Willy.

Le prometí a Willy que lo llevaría a cenar a un lugar especial, por lo que fuimos a un restaurante bien valorado donde sirviesen comida del agrado de mi compañero, yo no tenía problema por la comida. Llegamos al restaurante, está como a diez minutos de casa andando, pero willy con lo quejica que es no se calló en todo el camino diciendo que estaba lejos, a veces me divertía verlo quejarse.

La comida estuvo riquísima, Willy pidió alitas de pollo, como para variar y yo una ensalada césar, ya que había puesto unos kilitos de más recientemente. -Madre mía que obsesionado estás con el peso. Me dijo preocupado, era cierto que el peso era un tema que siempre estaba en mi cabeza, ya que valoro mucho mi aspecto físico. -Me gusta verme bien, estar en forma... añadí antes de que Willy soltase un suspiro-Entonces mírame a mí,  lo en forma que estoy. Lo dijo con un tono irónico que me hizo gracia, pero lo cierto era que me gustaba tal y como era el cuerpo de willy, es decir si fuese mi cuerpo no estaría así, pero a él le quedaba bien. -Tú estás bien tal y como estás. Hice que se sonrojase y mirase hacia abajo con vergüenza, me encantaban sus mejillas cuando se ponía nervioso, era tan adorable... -Bueno...¿Nos vamos? preguntó para finalizar el momento comprometido, la verdad es que lo que ambos esperábamos era este momento, el de salir de copas. -Bff Ya verás compañero, he buscado un sitio que es... ¡boh! y unas chicas que hay... Parece que ese comentario lo pusiese nervioso, pero no le di importancia, pagué la cena aunque el me lo impidió, lo invite y no quise que el pagase nada. 

Abandonamos el restaurante y nos dirigimos al local que se encuentra dos callas hacia la derecha, fue aquí donde la noche cambió.

Wigetta | Un secreto a voces...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora