Capítulo 3

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-Narra Willy-

Aunque en los vídeos pareciese que Vegetta y yo teníamos bastantes peleas no era cierto, a ver obviamente de vez en cuando teníamos alguna que otra discusión, pero sin importancia. Me agradó mucho que se acordase de mí trayéndome las golosinas y preguntándome por mi estado.

Recogí un poco la cocina, y me adentré a mi habitación cuando Vegetta salió de la ducha sin camiseta, estaba empapado su cuerpo relucía extremadamente bien, sus músculos se encontraban tonificados por el gimnasio, y poseía unos envidiables abdominales marcados. Olía a frutas tropicales, un olor dulce que te envolvía y te llevaba a soñar muy lejos. Vegetta estaba cantando una canción, lo cierto era que no cantaba muy bien pero pese a ello lucía muy sexy. Se sorprendió al verme y añadió -Vaya willy, ¿Estás listo? un momento que me visto. No sé si se dió cuenta que lo estaba observando por mas que intentaba dirigir mi mirada hacia otro lado era inevitable admirar ese cuerpo esculpido por dioses. Cuando me habló me sonrojé e intenté responder rápido, aunque cuando estaba nervioso tartamudeaba -Ho-Hombre yo siempre lo estoy. Vegetta me sonrío y cada uno nos fuimos a nuestros respectivos cuartos.

Estuvimos grabando Apocalipsis Minecraft 3, como siempre me encantaba grabar esa serie, era desde lejos a la que mas cariño le tenía, me sentía a gusto y me divertía un montón. Tras grabar cada uno empezó a editar y subir sus propios vídeos por lo que cerramos Skype.

Serían sobre las 2 del mediodía cuando me entró el hambre, como era de costumbre no había nada para almorzar exceptuando los odiosos fideos chinos que comíamos a todas horas, para agradecer a Vegetta su apoyo tomé la iniciativa de preparar algo para los dos, aunque no se si esto fue buena idea... Me acerqué al cuarto de Vegetta y me percaté de que la puerta estaba cerrada, puse la oreja y escuché -¡Hey muy buenas a todos!¡Guapísimos!... Me aparté de la puerta y decidí hacer el almuerzo sin preguntarle. Le envié un Whatsapp diciéndole: Nos vemos en la cocina a las 2 y media. Así él sabría que le habría preparado algo y acudiría tras grabar el vídeo que estuviese grabando.

Mi gran dilema fue que qué hacía para almorzar, la despensa se encontraba un pelín escasa y Vegetta no paraba de decir  "hay que comer sano","las verduras son importantes" Yo odiaba las verduras, así que pensé en freír unos filetes de pollo y como guarnición alguna que otra verdura, así Vegetta estaría contento.

Retiré del congelador los filetes, los deje descongelándose mientras cortaba las lechugas. Serví la mesa, y me dispuse a freír los filetes de pollo, la verdad es que no tenía experiencia en la cocina, lo cierto era que pocas veces había cocinado, a Vegetta si le gustaba cocinar pero yo... Prefería comerlo básicamente. Cuando me di cuenta el aceite estaba demasiado caliente y al echar los filetes empezaron a hacer ruido y a salpicar por todas partes, Vegetta había terminado y escuché como salia del cuarto. Intenté batallar contra el aceite pero lo inevitable llegó, me había salpicado y me había quemado la mano. Grité: -¡Me cago en todo lo cagable! Vegetta se dió cuenta del escandalo y me apartó de la cocina, bajó la intensidad del fuego y retiro los filetes que se encontraban muy chamuscados.-Quita anda... Me dolío que me dijera eso, parecía que fuese un inútil, un estorbo.-Si es que no se hacer nada bien, no sirvo para nada. Añadí rabioso y enfadado, Vegetta se giró y me miró fijamente a los ojos, yo le mantuve la mirada, agarró la mano en la que me había salpicado el aceite y dijo:-No digas eso tonto, sí sirves para algo... Sus palabras me animaron pero no del todo-¿Para qué? Pregunté dudoso y con un tono un tanto elevado, el seguía calmado y me dijo con serenidad -Para hacerme feliz a mí. Sus palabras hicieron que me extremeciese y mi cuerpo me impulsase a abrazarlo, el se rió y me tranquilizó bastante, permanecimos abrazados unos minutos. -Eres un pringao. Le solté, sé que es un poco borde, pero se lo dije con cariño, me separé de su cuerpo y ya lo estaba extrañando.-Anda vamos a preparar los fideos esos asquerosos Dijo buscando entre los cajones -Si no queda otro remedio...

Almorzamos y charlamos sobre los juegos, nuestros amigos y sobre la cena de esta noche, estoy muy agradecido con Vegetta, él sabía entenderme y no perdió los estribos en ningún momento pese a mi comportamiento infantil, ¿Sentía algo mas por Vegetta? No, era imposible, solo estaba aturdido...

Wigetta | Un secreto a voces...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora