Haruto frunció el ceño, no importaba cuanto mirara el refrigerador de su casa, exactamente, la comida no iba a aparecer. Con cierta resignación, el joven cerró el electrodoméstico y miró a la niña que estaba deslumbrada viendo la televisión. Aunque esta solo comento que estaba tratando de descifrar como funcionaba.
— Ezel, ¿El sándwich que estaba ...?
— Se lo pase a Pikkun.
El joven ni siquiera pudo terminar la oración, sin contar como era que la niña solo respondió de manera automática sin apartar la vista de la tele.
Aunque más allá del enojo de haberse quedado sin almuerzo, la pequeña había dicho algo nuevo.
— ¿Pikkun? ¿Y eso que es?
— Él— Ezel señaló a la extraña y en parte desagradable criatura, el ladrón de la naturaleza que tenía características de un angel.
El dueño del apartamento miro con ironía a la bestia, mientras solo suspiró y se tocó la cien. — Le diste mi comida al mapache ...además ¿qué clase de nombre es ese?
— Es un nombre.
—Ja ~
Haruto comprendió que finalmente la televisión era un mal de la tecnología, más bien era capaz de convertir a la gente en zombies, estaba claro que con eso encendido Ezel no causa molestia alguna, pero no se veía del todo sano dejarle quedarse sentado frente a la pantalla por horas.
— Bien, se acabó — Haruto tomo el control de la tele y la apago, solo para recibir de respuesta la mirada amenazadora de la infante.
—¡Oye! ¡Dame eso!
La niña se levantó rápidamente y comenzó a saltar frente al chico que solo estiraba su brazo más arriba para que la pequeña se le fuera más imposible alcanzarlo.
— Maldito
Ezel dejo de saltar y sonrio con malicia, al ver la entrepierna de Haruto para depues pegarle una patada.
— Ah...— Haruto de inmediato cayó sobre sus rodillas, cubriendo a su "amigo" mientras unas lagrimas salían de sus ojos —Ezel, Desgraciado
— Mmm... si que debe doler — Ezel se hincó a un costado del muchacho que aún se recuperaba de eso, sin embargo, esta sonrió y se levantó para poner sus manos sobre sus caderas — Aunque no tengo porque preocuparme de eso ahora.
La niña al terminar la oración bajo la vista y coloco sus manos sobre su pecho — Aunque, me hubiera gustado ser una mujer adulta...al menos poder disfrutarlo algo.
Haruto finalmente aún recostado sobre el suelo, tomo el tobillo de la niña, y la jalo con fuerza para que esta cayera al suelo, acyo seguido se levantó cargando de mala manera a la pequeña como si fuera una bufanda alrededor de su cuello
— ¡Sueltame! ¡Deja!
Y así fue como Ezel fue raptado nuevamente, mientras golpeaba débilmente a Haruto para reclamar su libertad, cosa que por la débil condición de su cuerpo no le hacía daño alguno.
♦♦♦
Ezel se quedó petrificado ante el lugar en donde lo habían llevado, si bien el podría compararlo con un mercado, no era que en verdad se asemejaba a uno, partiendo con que este tenía techo y no había ningún comerciante gritando cosas "lindas" para así llamar la atención de la clientela con dichos cumplidos o ofrecerle ciertas ofertas.
Si bien había gente paseando por las "calles" tejadas, nadie interactuaban y llegaban y sacaban lo que quería, y que en verdad variedad sobraba.
—¡¿Qué es este lugar?! — La niña en verdad se estaba deslumbrando con todo lo que sus ojos veían, más bien esta sonrio con la intención de comenzar a pasearse por el sitio con libertad hasta que fue tomada por su ropa.
— Y esto es lo mejor de todo el supermercado — Con orgullo Haruto tomo a la niñita que lo acompañaba y la dentro en el carrito se compras.
El chico le sonrió con burla ante la vista de confusión que estaba dado la niña mientras se movía en el haciendo dándose cuenta que su libertad no fue nada duradera.
— Eso es el mejor invento, sillas para niños — Haruto coloco su dedo en la nariz de Ezel quien no se veía contento por el trato, hizo un puchero mientras Haruto solo continuo con su misión:
Comprar comida, que tener a esa niña de inquilina solo trae más pena a su bolsillo.
Ezel paseo su cabeza por cada estante que vio, mientras que Haruto se paraba en unos pocos minutos para colocar más cosas al carro, cosa que la niña solo trataba de poder acercarse al estante con empaques de colores llamativos.
La niña arrugó la cara y estiraba los brazos como si estuviera haciendo telepatía, cosa que de por si esta no posee la habilidad.
—¿Qué haces? — El chico observo con vergüenza ajena a la infante, quien al notar que estaba siendo observada solo se sonrojo un poco y bajo la vista con pena.
— ¿Qué habilidades tienes? — Con un vago intento de forzar una conversación, el muchacho solo continuo con lo suyo para recibir un puchero de parte de Ezel e ignorar su pregunta.
La niña ya estaba entrando en un trance de aburrimiento, lo llamativo del lugar ya estaba perdiendo brillo. No podía hacer nada y el único entretenimiento era mover sus piernas en el aire.
— Haruto.
El chico en ese momento abrió ligeramente la boca ante la sorpresa, no solo había escuchado su nombre ser pronunciado con cierta dulzura infantil, si no que si él hacia memoria, esa "cosa" nunca lo llamo por su nombre.
—¿Qué ...quieres? — Con la intención de no caer en los encantos infantiles de su "mascota", el muchacho fingió ser rudo.
— Bajame — Estirando las manos hacia arriba y mostrando inocencia, ...aunque fuera intencional, era una actuación muy bien lograda.
Haruto trago saliva e iba seguir su caminar, solo para ver como la niña inclinaba la cabeza y co ojitos de cachorrito suplicaba.
— Te odio — Mencionando eso, Haruto cedió y dejó a la infante en el suelo devuelta a su libertad
Ezel se veía contento, miro a su alrededor para inspeccionar el área de su próximo ataque, ...aunque su maléfico plan tuvo un giro de tuerca, al encontrar alguien más llamativo que provocar caos en ese extraño mercado.
—Ven, dame la mano.
— Esa niña... — Ezel pronuncio eso, mientras su vista se había fijado en dirección a una chica normalita sin nada que destacar, de edad similar a la de Haruto, junto a una niña de unos doce años, con rasgos más alla de lo común, como el color de su cabello que estaba atado en coletas gemelas, daba la sensación de que este era algo rojizo, incluso rosado.
—¿Ezel?
Al no recibir respuesta, Haruto miro a la joven que parecía que estaba acompañado de su hermanita, una vista común y nada que extrañarle sobre eso, aunque claro lo raro era algo que el muchacho humano no podía percibir.
— Tiene ...poder mágico...— Un poco hipnótico, Ezel sentenció el veredicto contra las extrañas.
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¿Y en este mundo soy una niña?
Teen FictionHaruto, un joven que recientemente ingresó a la universidad, se ha topado con el mayor problema de su corta vida, y eso fue conocer a una pequeña niña que afirma venir de otro mundo.