Después de recorrerme el gimnasio tres veces y no encontrar a Asier, salgo y decido buscarlo por el resto del instituto. Me voy primero al edificio donde se encuentra nuestra clase, y tras revisar la planta baja y el primer piso, decido ir al otro edificio a buscarlo. Pero cuando estoy saliendo por la puerta escucho un ruido y me detengo en seco. Me quedo inmóvil en mitad del pasillo de la planta baja, y tras unos segundos escucho unas voces a los lejos. Intento seguirlas y me llevan hacia el final del pasillo, donde hay unas escaleras que bajan a uno de los sótanos del edificio. Apenas hay luz y me da miedo lo que pueda estar pasando abajo, pero tengo que encontrarle como sea.
Comienzo a bajar los escalones lentamente, intentando ser lo más sigilosa posible. El sonido de las voces se va intensificando, hasta que escucho una que me resulta muy familiar. El corazón se me acelera y las piernas me tiemblan, pero reúno todas mis fuerzas y termino de bajar las escaleras. A unos metros de mí encuentro a un grupo de chicos, con una nube de humo rodeándolos.
-¿Qué coño hace esa aquí?-pregunta Will Roberts al verme.
Todos se giran a mirarme y yo me detengo frente a ellos.
-Me da igual lo que hagáis.-les digo para hacerles ver que no vengo por ellos.-Tengo que hablar contigo.-añado girándome hacia Asier. Este le da una calada al cigarro que tiene en la mano y tras soltar el humo, me mira.
-Yo no quiero hablar contigo.-contesta.- Vete.
Algunos de los chicos que hay junto a mí se ríen y yo comienzo a cabrearme.
-Me da igual lo que quieras. Tengo que hablar contigo.-digo intentando sonar convencida. Asier niega con la cabeza.
-Vete, joder. Déjame en paz.
Sus palabras hacen que me hierva la sangre. Estoy a punto de responder, pero entonces me doy cuenta de que si a él no le importa lo que tenga que decirle, ¿por qué iba a preocuparme por él?
-Vete a la mierda.-le digo.-Cuando la policía baje y sepan que eras tú quien estaba hablando con esos tíos, espero que te arrepientas de ser tan gilipollas conmigo.-sentencio. Me doy la vuelta empiezo a subir las escaleras cuando de repente alguien me coge el brazo.
-¿De qué coño hablas?-pregunta en un tono más bajo, intentando que el resto no sepa de lo que hablamos.
-La policía está aquí.-le informo, y su cara se transforma completamente.-Alguien ha visto a los tres hombres de antes y saben que había un chico y una chica con ellos.-añado casi en un susurro.
-Joder.-dice pasándose las manos por el pelo.-¿Dónde están?
-Creo que en la puerta principal.
-Vale, saldremos por la de puerta de atrás.-contesta para mi sorpresa. Yo lo miro sin entender.
-¿Como que <<saldremos>>?-pregunto.-Yo voy a volver al gimnasio.
-No puedes volver.-dice en tono firme.-Tenemos que irnos. Ya.
De repente, Asier me coge de la mano y tira de mí escaleras arriba. Tengo que correr para seguirle el ritmo y no caerme, pero cuando llegamos arriba me detengo en seco.
-¿Qué haces?-pregunto soltándome de su mano.-¡No me voy a ir a ningún sitio contigo!
Asier me mira con el rostro serio.
-¿Es que no lo entiendes?-pregunta enfadado.-¡No pueden saber que éramos nosotros, Leila! Esos tíos tienen a la policía detrás de ellos, son algunos de los delincuentes más buscados del país. Si saben que hemos estado con ellos, no van a parar hasta que les digamos dónde están. Y si se lo decimos, estamos muertos. Tú, yo, mi familia. Tu familia.-sus últimas palabras me dejan helada. El miedo me invade y soy incapaz de articular palabra. Asier parece darse cuenta, porque su expresión se suaviza y se acerca a mí.-Leila, te prometo que si nos vamos de aquí no va a pasar nada. Pero tenemos que marcharnos ya.
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La distancia entre tú y yo
Teen FictionLa vuelta a la rutina siempre es complicada, sobretodo si tienes que dejar el verano atrás para entrar en el último curso de instituto. Para Leila Anderson, este año es decisivo: comienza su lucha para sacar las mejores notas y poder acceder a la un...