Su descapotable era chulísimo. Perrie le dio gas al coche y adelantó a un pesado en la carretera.
-No puedes adelantar aquí.
-Mmm ¿Y qué harás al respeto? ¿Castigarme?
-Humm... - me quité el cinturón, ya que no podía inclinarme y me acerqué a ella. – quizás... - metí mi mano en su entrepierna.Llevaba una falda blanca ajustada, como la de las secretarias. Muy sexy. Y me di cuenta de que no llevaba bragas. Una simple tanguita.
- ¿Te gusta? – se inclinó hacia a mí y me besó – quizás quieras verme solo con esto.
-Es lo que más deseo en estos momentos... - intenté apartarle la tanguita, pero ella cruzó las piernas.
-No. – me miró y se rió. – No quiero tener un accidente.
Yo volví a sentarme a mi asiento, recto.
- Tranquilo... - acarició mi mano. – ya casi llegamos... tengo las mismas ganas que tú.
Aparcó en un espacio, frente a su casa y cerró el coche. Subió corriendo, cogiéndome de la mano. Abrió la casa y me hizo entrar dentro. Cerró de nuevo la puerta. Se giró. Se mordió el labio inferior. No sé cómo, pero en una milésima de segundo ya estábamos besándonos, caminando como podíamos hasta su cuarto. Me tumbó en la cama.
- No quiero que hagas nada. – se puso encima y me vendó los ojos. – Esta vez mando yo.
Sonreí. Sentí sus manos agiles desabrocharme el pantalón. Luego la camisa. Me besó y me mordió el cuello. Acaricié su espalda. Y noté que ella ya se había quitado el jersey.
-¡Eh!
-¿Qué pasa? – Suspiré y tragué saliva - ¿no puedo tocarte? ¡Tengo unas ganas inmensas de ti!
-Tendrás que esperar. – se rió – solo intento estimular tu orgasmo – susurró en mi oído – así será explosivo.
Noté como pulsaba contra el bóxer. Como si hubiera leído mis pensamientos, apartó la prenda de ropa.
-Oh... - parecía sorprendida.
Sentí como sus manos empezaban a acariciarme. Y seguidamente... su boca. Ávida de aquello que era mío. Ávida con la lengua y los labios. Y no sé si podría aguantar aquella tortura tan y tan placentera.
Instintivamente arqueé la espalda al notar como lo chupaba. Intenté no correrme en ese instante.
Se levantó. Se giró. Como una modelo. Vi aquella tanguita de color rojo. Le quedaba estupendamente. Me fijé en mi erección. Dios mío. Palpitaba. Tenía unas ganas terribles de ella. Perrie se dio cuenta. Se quitó la pequeña prenda y se sentó encima de mí.Se levantó un poco y se lo introdujo dentro.
Seguido empezó a moverse. Se movía rápido. Yo no aguanté más. Sentí como mi líquido salía a borbotones, dentro de ella. Y los de ella también. Y tenía razón. Había sido explosivo.Ella se tumbó encima de mí, agotada.
- Oh... - suspiró, satisfecha. Salí lentamente de ella. Gimió por última vez. – eres demasiado...
- ¿Entonces...? – suspiré, aún extasiado por la corrida - ¿soy... bueno? – Ella apoyó su cabeza en mi pecho. Yo le besé la frente.
- Mmm... Pasable.
- ¿Pasable, solo? – me incliné.
- No, tonto. – sonrió y me besó en los labios. – buenísimo, ya lo sabes.
Yo sonreí. La miré, tierno. La besé. Y empezamos a comernos la boca de nuevo. La cogí, ella rodeó mi cintura con sus piernas. Me levante, con ella a cuestas. Fui hasta el baño.
- ¿Te apetece una ducha?
- Ohh... sí. Mejor un baño. – sonrío ella, y siguió lamiendo mi cuello. Con un dedo acarició mis lunares.
La dejé en el suelo del baño. – Uy, está frio. – los dos íbamos descalzos, así que lo notó más frio –
-No te preocupes. – sonreí, mientras tocaba el agua, a ver si ya salía caliente. Templada. Ya puse el tapón y algo de jabón para que hiciera burbujas. – ahora ya entraras en calor.
- Venga... - se separó y entró en la gran bañera. – Ven, el agua ya está muy bien.
- Vale. – me metí con ella. El agua, al tumbarnos, subió de nivel, casi saliéndose. – te quiero.
Ella inclinó la cabeza y se sentó entré mis piernas.
Sonreí. Ella se colocó encima de mí. Me besó. Me metió la lengua dentro de mi boca. Y yo la mía en la suya. Y todas aquellas sensaciones volvían a aparecer. Era el cuento de nunca acabar. Y no quería que nada pasara...
Momentos después, estábamos los dos, en albornoz, en su cama. De nuevo. Relajados, tanto por la ducha, como por el resto. Acariciaba su precioso pelo.
-Me fascinas... - paseé mi dedo, resiguiendo las curvas de su cadera. Estaba apoyado sobre mi mano.
-Y tú a mí. – Sonrió. Cerró los ojos. Y me invitó a un beso más.
-Oye... - suspiré. Los momentos mágicos debían acabarse... - ¿Qué somos?
- ¿Cómo que, que somos?
-Pues... que yo aún no lo tengo claro... estoy confuso... - dije, interrogativo.
-Zayn... - me abrazó. – somos lo que tú quieras que seamos. Podemos ser solo amigos, podemos ser follamigos...
-No... no digas esa palabra. Nosotros no...
-Si, lo sé. Solo son ejemplos. Podemos ser... novios...
-Eso me gusta más... - sonreí y besé su frente. - Perrie... Pasado mañana me voy...
- ¿Qué?- A ver... - me tiré el pelo hacia atrás, con la mano. – Como te explico esto...
Ella se inclinó y me miró preocupada.
- ¿Qué pasa Zayn?
- Perrie... ¿Sa...sabes quién soy?
- Si, Zayn Malik.
- Ya... pero... me refiero... ¿me conoces de verdad, sabes de qué trabajo? Nunca lo preguntaste...
- Claro, eres cantante, junto con tus amigos ¿me equivoco?
Yo quedé boquiabierto.
-Pero espera un momento. ¿Qué tiene que ver esto con que... te vas? ¿A qué te refieres?
-Que me voy un mes de gira...
Ella se tumbó, dándome la espalda.
-No te enfades... no te lo dije antes porque me daba miedo llamarte... además no sabía que llegaríamos tan lejos.
-No me enfado... - se incorporó un poco – pero será muy duro estar sin mi hombre durante un mes...
Un largo mes. – lo dijo alargando esa vocal, con énfasis.
-No te preocupes... - seguí besando su pecho. Ella se levantó - ¿A dónde vas?
-Tengo hambre – antes de que pudiera contestarla, de la forma más picante, se adelantó – y no ese tipo de hambre. Me hacen ruido las tripas.
-Pensaba... - me levanté y la abracé, desde atrás – aunque si tuvieras el otro tipo de hambre, yo te podría saciar.... – Apreté mi entrepierna contra su blando y excitante trasero – pero si lo prefieres... podemos cocinar juntos.
- ¿Sabes cocinar? – dijo tras dejar salir un suave gemido de esos sedosos labios, por la presión que causaba mi miembro contra su nalga, aun que hubieran los albornoces de por medio.
-Claro. Se hacer unos macarrones con queso buenísimos. – sonreí – vamos, me toca a mi prepararte la comida.Ella sonrió. Era preciosa. Cada gesticulación, cada movimiento, cada palabra... cada todo que hacía, me enloquecía por dentro. Preparé la comida, un poco nervioso porque ella me observaba. Luego llevé los dos platos, con una botella de vino que tenia empezada en la nevera, a la mesa.
Con un ligero movimiento de cabeza. Cogió la copa de vino y lamió el borde. Yo entreabrí la boca, sin dejar de mirar la punta de su lengua que rozaba ese trozo de cristal.
- ¡Dios mío! – ella dejó la copa - ¡Esto no puede ser! ¿Zayn, que me has hecho? – se rió.
- Y ¿Qué me has hecho tú? – le cogí de la mano – nunca había sentido esto antes... te lo juro... - antes de que pudiera terminar, ella se adelantó, de nuevo.
- ¿Sabes? Yo tampoco... y es como si te conociera de toda la vida...
Le dediqué una última sonrisa. Y terminamos de comer. Hablando. Riendo. Al lado de ella, el tiempo me pasaba volando. Y me dejé llevar, estando con Perrie. Dejando que las horas pasaran. Deseando que pasado mañana no llegara nunca.
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Mi Doctora (Adap. Zerrie)
FanfictionDefinitivamente se había obsesionado. A Zayn Malik nunca le había pasado esto. ¿Enamorarse de su propia doctora? ¿Pero cómo?