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La puerta del baño se abrió. Perrie pasó con el albornoz. Yo me incliné. Me puse los bóxers y los pantalones. Fui hacia la puerta. ¿Qué estaba pasando?

- ¿Qué haces aquí? – me asomé un poco, pero no podía verme ninguno de los tres. El hombre y la otra mujer estaban de espalda, a ella la veía más de frente - ¿no trabajabas?
- ¡Eso debería preguntártelo yo a ti! – Miró a la otra - ¿Quién es ella?
- Perrie... – el chico dijo su nombre en un murmuro.
- Ni Perrie ni nada. – ella empezó a llorar – ¿no crees que ya me has hecho suficiente daño como para que ahora me pongas los cuernos? – le tiró algo - ¡eres un cabrón! ¡vete de aquí! ¡no quiero verte más!
-Marisa, vete – dijo el otro chico. Ella asintió. – Y tú, puta, ¡no me vuelvas a hablar ni a insultar de este modo! – cogió su chaqueta. Me llenó de coraje, pero no quería salir para empeorar la situación. – ¡y si me voy es porque yo quiero, no porque me eches tú! – le dio una cachetada, girándole la cara.

Él se marchó, dejándola sollozando en silencio. Con la cara marcada. Y ahora me suponía el porqué de aquellos moratones. Y a mi... ¿me había utilizado? Dios mío... una ansiedad terrible me invadió.

Salí de la habitación y me apoyé en la esquina del comedor. Esperando a que ella me viera. Alzó la vista. Me miró y se volvió a girar. Me acerqué a ella y me senté en el sofá.

- ¿Me ibas a contar que tenías novio? – dije, serio y herido.

No le veía la cara, pero noté como se frotaba la mejilla.

-Déjamelo ver... - me agaché a su altura y le cogí de la barbilla. ¿Por qué me dolía tanto verla llorando?

Entre los ojos llenos de lágrimas, la mejilla enrojecida por ese capullo y el labio inferior... partido, sangrando... el corazón se me encogió. Saqué un pañuelo de mi bolsillo y primero le quité las lágrimas.
Luego la sangre del labio.


-Lamento que hayas tenido que ver esto...

- No te lamentes – suspiré. – pero tú también le has puesto los cuernos. Y lo que es peor es que a lo mejor la otra es una cualquiera, pero a mí me ha dolido. Si te pensabas que yo era un chico de usar y tirar, te equivocaste de persona. – Me volví a levantar. – ¿era eso lo que querías? ¿Solo buscabas placer? ¿Qué pasa? ¿él no te lo daba? Supongo que también te cansaste del vibrador. – ella se ruborizó.
-Te equivocas del todo... - susurró – si tienes esta imagen de mí, me parece muy bien... Yo no lloraba por que le quiera, lloraba por la humillación, por la rabia. Si sigo con Adam es solo por mi madre. Pero todo se acabó, esta es la gota que colma el vaso...

Se sentó en el sofá. Sentía todo lo que le había dicho. Me senté a su lado.


-Lo siento Zayn...
- No, el que lo siente soy yo... siento todo lo que está pasando... - si en esos momentos volvía a entrar aseguraba que le iba a romper la cara. – será mejor que me vaya...

Ella negó con la cabeza. Sentí como empezaba a llorar otra vez.

-Haz lo que quieras...

Me levanté, dejándola ahí, sentada, triste. Me puse mi jersey y me fui.

Llegué a casa de mis padres, donde estaban los chicos. Las cinco del medio día. Dios mío, necesitaba relajarme. Pero no quería ducharme. Su olor, su sabor, quería que todo permaneciera en mi cuerpo. Pero me había dolido mucho... tanto que me utilizara, como que su 'novio' le pegara. En esos momentos le hubiera roto la cara. Pero no quería entrometerme, no quería empeorarlo todo.

- ¿Zayn? – Liam habló.
- Hola...
-No has venido a la premier... - Dijo Harry, pensativo – ah, ya se, estabas con tu doctora ¿cierto? Niall nos conto que...
-Me da igual lo que haya contado Niall. No os hagáis paranoias de mí, por favor.
-No, no, me dijo que estaba en tu casa... puede que por eso de los masajes ¿no? – disimuló su falsa sonrisa.
-Sí, eso... - y que masajes... intenté sonreír.
-Zayn... -Dijo Louis
-Dime.
- Pasa algo... - se sentó en el sofá y me hizo un gesto conforme me sentara. – Soy el mayor, y aunque no lo parezca, soy maduro. – yo me reí – hablo enserio. Puedes confiar en mí.

Yo suspiré.

- Venga, ¿Qué pasa? -Dijo Niall.
- Júrenme que no se enfadarán.
- Lo juramos – dijeron todos. Miré mi anillo de castidad.
-Es... esto... lo que pasa... - alcé la mano y mostré el anillo.
- ¿Qué pasa con el anillo? -Preguntó Harry.
-Piensen... - suspiré. Louis abrió los ojos.
- No es lo que yo estoy pensando...
- ¿Y qué estás pensando?
- Has perdido la virginidad... con Perrie. -Dijo Niall.


Yo agaché la cabeza.

- Zayn... dime que no es verdad. -Habló Louis.
- ¿Qué pasa...?
- ¡Que qué pasa! – alzó la voz. Yo lo miré mal – vale, vale, no me altero. – inspiró y expiró como algún ejercicio de yoga. - ¡Zayn, acabas de tirarte a una desconocida!
- ¡Shht! No grites, ¿quieres que se enteren mis padres?
-Zayn, por dios, no la conoces... - suspiró Liam- ¿Y si tiene alguna enfermedad? ¿Usaste protección?
¡Tenías una promesa!
-No tiene ninguna enfermedad. No usé protección, en esos momentos ¡no pensaba con la cabeza! Y ya sé que tengo una promesa... pero ella... no sé, todo esto... es mágico... yo que sé, nunca he sentido nada igual, es extraño.
-Si, si que pensabas con la cabeza... ¡pero del pene! – Harry suspiró y negó con la cabeza - ¿sabes que es lo que te pasa? ¡Que te has enamorado! ¡Y siempre te pasa lo mismo, te enamoras a simple vista, y luego te llevas decepciones! – volvió a inspirar y expirar – Pero esta vez...
-Es mejor, es mucho más fuerte. Esta vez es de verdad. ¡Me he dejado la virginidad en ella! – sonreí, no se por qué. Parecía bobo.
-Eres tonto. – Me dio palmadas en el hombro – pero, igual te quiero. Por cierto... ¿Ella lo sabe? -Dijo Louis.
- ¿Qué era virgen?
- Si. -Dijo Liam.
-No... no se lo he dicho.
-¿No se ha dado cuenta? -Habló Harry
- No...
- Joder... sí que te habías enterado bien de lo que es follar. -Suspiró Louis.
- No hemos follado. Hemos hecho el amor. – volví a sonreír.
-Lo que tú digas. – Louis se levantó y se fue a la cocina.

Quizás sí que me había precipitado. Quizás. Pero una cosa la tenía clara. Volvería. Volvería a verla, volvería a por ella. Pero por el momento, estaba claro que ella no estaba dispuesta a verme. Hacía apenas una hora, no me podía ni mirar a la cara por lo que yo había visto. ¿Y si me daba un tiempo? Sí, eso estaría mejor. Luego la iría a ver. Un tiempo. Ajá. Quizás dos semanas. ¿Dos semanas? Sí, eso está bien.

Mi Doctora (Adap. Zerrie)Where stories live. Discover now