Fuiste mi herida. Ahora, eres la costra (o cascarita, como decía mi madre) de mi lastimadura. Te veo, estás allí, cicatrizando lentamente.
Pero qué bien se siente arrancarte poco a poco. Y qué horrible cuando empiezas a arder, a picar, a doler.
Empieza a sanar, la costra vuelve a salir, te veo, te recuerdo otra vez y el ciclo empieza nuevamente.
Me das placer, pero dueles.
Quiero arrancarte, pero vuelves a aparecer.
Te recuerdo, pero no te olvido.
ESTÁS LEYENDO
Lloverá siempre
PoesieÉl decidió alejarse de la vida de ella, pero no dio razones. A través de sus escritos, ella expresará su dolor, planteará sus dudas y recordará su pasado. ¿En ningún momento abandonará la esperanza de que él regresará?