—¡Ya he dicho que yo no maté a esa chica!
La mañana se había complicado repentinamente para la inspectora Claudia Arron; su pequeña investigación con la vicepresidenta Maruta había terminado con una detención formal por asesinato. Tras haber descubierto gracias a Momokino Himeko que «Kuma» era el nombre de pila de Minami, no tuvo más remedio que informar al Comisario Jefe para que mandara un par de agentes y llevarlo a comisaría. La escena fue digna de ver; Minami, que a esas horas permanecía en su hogar con su pijama puesto y tomando su segundo desayuno de la mañana, era sorprendido y llevado esposado casi a rastras a un coche policial. Ni qué decir que estuvo quejándose y amenazando burocráticamente a los agentes durante todo el trayecto. Pero ahora se encontraba cara a cara con Claudia y a solas en una de las salas de interrogatorios.
—Su nombre completo es Minami Kuma, ¿verdad? —preguntó la inspectora.
—Así es.
—Pues debo de estar en mi día de suerte, porque la víctima gritó su nombre antes de morir. —Minami guardó silencio. Parecía recordar haber oído su nombre cuando presenció la obra de teatro—. ¿Me va a decir que no tiene nada que ver con su muerte?
—¡Esa descarada! —se quejó el hombre—. Primero quiere dejar coja a mi futura esposa y ahora me quiere mandar a mí a la cárcel.
—Shiraho no le conocía de nada, lo hemos comprobado. No hay ninguna relación entre ambos —afirmó Claudia—. Sin embargo, usted sí que parecía tener rencor hacia ella. Después del accidente en el que Shiraho disparó un clavo en el pie de su prometida, usted no quería ni que estuviera en el grupo de la obra.
—¿Quién le ha contado esa sarta de mentiras?
—Su prometida —dijo Claudia. A punto estuvo de reírse de aquel hombre por haber asegurado de forma tan rotunda que su futura esposa era una mentirosa, pero consiguió evitarlo—. Le pedí que me acompañara también, así que me ha contado algunas cosas.
—Así que mi prometida le ha contado todo eso, ¿cierto? Pues ya que está tan habladora, podría haber añadido su reciente traición a mi familia.
—¿De qué me está hablando? —Claudia se mostró confusa.
—Pero ¿sabe qué, inspectora? No puede retenerme aquí —dijo con total seguridad—. Le recuerdo que estuve todo el tiempo en el palco derecho del gimnasio. Era el lugar más alejado a donde se encontraba esa chica.
—¿Y qué?
—Que tengo una coartada. Conozco mis derechos, y no puede retenerme aquí sin pruebas concluyentes.
En ese momento, el Comisario Jefe abrió la puerta de la sala e indicó a la joven que saliera un instante. La inspectora no tuvo más remedio que dejar el interrogatorio con Minami y acompañar a su jefe.
—¿Qué ocurre, Comisario? —preguntó ella con curiosidad.
—¿Se puede saber por qué has tardado tanto en traer a ese tipo aquí? —El Comisario Jefe parecía molesto, y aquello sonaba como el principio de una reprimenda.
—Su prometida era la única que conocía su nombre de pila.
—Su prometida y tú —corrigió él—. Te recuerdo que dispones de un expediente del caso donde figuran los nombres de todos los que fueron interrogados el día del crimen.
—El expediente... —Lo había olvidado por completo. Recordaba haberlo visto en el despacho de su jefe, pero nunca llegó a llevárselo para consultarlo.
—Esto es un trabajo en equipo, Claudia. Eso es lo primero que debes aprender de esta profesión.
—Sí, jefe... —dijo arrepentida—. Lo siento mucho.
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Amor en escena
Fiksi PenggemarEn la escuela secundaria a la que Yuzu y Mei asisten regularmente, se organiza una obra de teatro para el festival cultural en la que ambas deben participar. El estreno de la obra está siendo un gran éxito hasta que una de las actrices se da cuenta...