Capítulo 13: Todo por la academia.

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La inspectora Arron esperaba sentada en su mesa de comisaría a que Aihara Yuzu apareciera por allí junto a la joven Mizusawa Matsuri. Sentía cierta impaciencia, pues quizás era el momento de dar con los culpables del asesinato de Shiraho, al fin.

En cuestión de segundos vio a las dos estudiantes entrar por la puerta del edificio policial; Yuzu se veía inquieta, algo lógico debido a que se trataba de una de sus amigas. Sabía a qué tipo de acusación se enfrentaba Matsuri, y tampoco podía evitarlo.

—Ya estamos aquí —anunció la joven Aihara cuando llegaron a la mesa de la inspectora.

Claudia se puso en pie y las saludó a ambas.

—Necesito hacerte unas preguntas, ¿de acuerdo? —Se mostró amable ante Matsuri, no queriendo que se sintiera cohibida. Ésta asintió a la petición de la inspectora. Después, Claudia se dirigió a Yuzu—. ¿Te apetece estar presente?

—Sí, por favor —admitió la chica rubia.

Guio entonces a las dos estudiantes a la sala de interrogatorios más cercana; aquella en la que ya había interrogado a Tachibana Sara, también en presencia de Yuzu. La chica comenzaba ya a acostumbrarse a aquel ambiente policial. Matsuri se sentó la primera, seguida de Claudia, que ocupó el asiento de en frente. Yuzu se percató con gran sorpresa de que ambas estaban ya preparadas, pues se había distraído observando la sala de interrogatorios, y acabó sentándose igualmente, junto a Matsuri.

Claudia miró a la joven Mizusawa algo preocupada; tan solo era una niña, ¿cómo iba ella a disparar una pistola a sangre fría bajo órdenes de alguien como Minami?

—Bueno... —Arron trató de comenzar—, ¿de qué conoces a Minami Kuma?

—No le conozco de nada.

Empezaban mal, y tanto Yuzu como Claudia lo sabían.

—¿No recibiste una suma de dinero de parte del señor Minami días antes del crimen? —preguntó Claudia.

Matsuri guardó silencio y miró a la inspectora con fastidio.

—Matsuri, no mientas, por favor —intervino Yuzu—. Ella solo quiere saber la verdad.

—¿Me está acusando? —Matsuri se dirigió a la chica rubia.

—Intento no hacerlo —respondió Claudia—, pero para ello necesito saber la verdad. ¿Por qué Minami Kuma te pagó tanto dinero días antes del crimen?

—Yo no maté a nadie.

Matsuri se molestó aún más, colocando ambas manos sobre la mesa. Fue en ese instante en el que Claudia se percató de la presencia de un vendaje en su mano derecha, quizás por alguna herida reciente.

—No he dicho que lo hicieras, pero necesito saber por qué te dio esa cantidad de dinero. —Claudia se mostró comprensiva, pero firme.

—No es asunto suyo. —Matsuri soltó un bufido y se cruzó de brazos.

—Matsuri, por favor —volvió a hablar Yuzu—, necesitamos saber la verdad. Es por Shira-pon.

La chica miró a Yuzu y pudo ver en ella la angustia que sentía por el asesinato de su compañera en la academia. Pareció entonces relajarse un poco.

—Si el dinero no era por un encargo de asesinato... ¿qué era entonces? —insistió Claudia.

—Era... —Matsuri volvió a mirar a Yuzu y suspiró, después se dirigió a Claudia—. Era un pago por darle información.

—¿Información? ¿Acerca de qué? —preguntó Arron.

—De su prometida. Bueno, de su amante.

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