Capítulo 1: Elevando el telón.

1K 80 77
                                    

Una mirada. Tan solo una mirada es suficiente para transmitir unos pensamientos que la persona indicada debe interpretar. A veces, incluso, se puede transmitir sin pretenderlo; pero no por ello habría que dejarse llevar por todo lo que es visible, superficial o aparente. Si se pretende actuar como lo haría un actor en un gran teatro, rodeado de focos y a la vista de todos, mejor actuar hasta el mismísimo final. Sin embargo, si se es espectador... se debe observar con cuidada atención.

Hacía ya algunos meses desde que Aihara Yuzu se había trasladado a vivir junto a su madre a la ciudad de Tokio. Con su padre ya fallecido, el nuevo matrimonio de su madre con otro hombre fue la causa de aquella mudanza tan repentina. Aunque aquel hombre con el que se había formado una nueva unión apenas vivía con ellas, sí que dejó parte de su ser en aquella humilde residencia: su cordial y responsable hija, Aihara Mei. En efecto, el apellido de Yuzu no le pertenecía; "Aihara" en realidad hacía referencia a la familia del nuevo esposo de su madre, Aihara Shou.

No es que a Yuzu no le agradara su nuevo padre, pero durante esos primeros meses había tenido ciertos encuentros no muy agradables con la hija de Shou. Su hermanastra, Mei, era ni más ni menos que la presidenta del consejo estudiantil de la academia a la que asistía regularmente y, por ello, el hecho de verla todos los días complicaba su ya delicada serenidad emocional. Un solo beso en aquella primera noche que vivieron juntas como hermanastras fue lo que desencadenó el principio de su historia amorosa.

—Yuzu —la llamó su madre, Aihara Ume—, ¿me ayudarías con la cena?

—¿Qué necesitas, mamá? —preguntó ésta.

—¿Podrías preparar la ensalada? —pidió.

Yuzu asintió y se dispuso a realizar la tarea que su madre le había pedido; acababa de llegar de la academia, y cocinar sería una buena actividad para relajarse y mantenerse ocupada. Pero, por mucho que intentara concentrarse en su labor, su mente seguía libre para deleitarse con el pensamiento que quisiera. No había sido un día demasiado agradable para la chica rubia, ya que una pequeña discusión con su hermanastra se hizo presente a primera hora de la mañana. Después de todo lo ocurrido con Sara, aquella amiga de Yuzu que también tenía sentimientos por Mei, al fin pudo conseguir que la presidenta demostrara ese afecto que igualmente sentía Yuzu hacia ella, pero nada había cambiado en realidad; Mei seguía con su trabajo en el consejo como si nada hubiera ocurrido, mientras Yuzu se preguntaba una y otra vez si debía decirle algo o callar y seguir fingiendo que no le importaba. Cada vez le era más necesaria la atención de Mei, pero temía parecer una niña pequeña al intentar pasar más tiempo con ella y molestarla en sus labores académicas. Hasta que llegó aquella mañana, claro.

—¿Has hablado hoy con Mei-chan? —le preguntó su madre, sacándola por completo de sus pensamientos—. Me gustaría saber si vendrá temprano, para cenar las tres juntas.

Yuzu desconocía la respuesta a la pregunta, y tampoco se esforzaría demasiado en conocerla. Lo único que quería esa noche era quedarse dormida antes de que su hermanastra llegara, para evitar enfrentarla.

—Yuzu —volvió a llamarla—, ¿podrías llamar a la oficina del director para preguntarle?

La chica rubia, con más resignación que amabilidad, aceptó y caminó hacia el teléfono para llamar a la oficina donde se encontraría Mei. Varios segundos tuvieron que transcurrir para que se decidiera finalmente a descolgar, meditando detenidamente en cómo debería dirigirse a ella ahora que estaban enfadadas.

—Estoy en casa. —Para alivio de Yuzu, Mei acababa de llegar a la residencia después de su jornada escolar. El sonido de la puerta al entrar la hizo sobresaltarse notablemente.

—¡Mei-chan, bienvenida! —la recibió la madre de Yuzu, asomándose al pasillo—. Te estábamos esperando para cenar.

Mei miró a Yuzu de inmediato, preguntándose si realmente esa espera incluía también a la chica rubia. Ésta se percató de ello y se avergonzó por completo.

Amor en escenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora