Es que ¿para que me pregunta? Le habría dicho que si, una y mil veces si era necesario. Si tan solo me hubiera dado la oportunidad de decirlo. No lo dude por un segundo, sin embargo no me dio chance de contestarle. Talvez el no estaba tan seguro de que yo aceptaría y no estaba preparado para oír lo contrario. O talvez realmente no le quedaba tiempo para oír mi respuesta, después de todo, no podía olvidar que estaba en prisión, pero el no contestarle no hizo más que incrementar mi ansiedad. Acaso seria capaz de volver a preguntarme? Y de no ser así, seria yo capaz de preguntárselo a el? Esa noche no pude dejar de pensar en eso. Escogí una mala noche para no dormir, al otro día tendría que volver a despertar temprano, obtendría la respuesta de si tengo empleo o no, luego me había propuesto visitar a mis padres y llevarles parte del dinero que gane en la carrera con la excusa de que eran ahorros para devolverles parte de lo que han gastado en mi, una mentira y una verdad… funcionara. Y a todo esto apenas he pensado que me graduare en menos de un mes y no tengo idea ni de cómo debo vestirme. Nunca habría pensado que en estos momentos eso no fuera una prioridad para mi, que una persona estaría ocupando mis pensamientos cada minuto, que la definición de amor de las novelas románticas no era una exageración, si se sentía así, si ocupaba tu mente, tu tiempo y tus emociones, si te hacia ver y pensar de forma diferente, si te dispone a darlo todo, a sufrirlo todo, solo por esa persona. El amor es una carga, pero una muy placentera. Ese jueves no tuve noticias de Matt. No contesto mis llamadas. Luego de ser cruelmente ignorada a esa hora de la mañana, me prepare párale resto del día, y en comparación a como han sido mis días últimamente, ese fue muy tranquilo. Luego de mi primera victoria (segunda, si tomamos en cuenta que no pasar un hora en el trafico es una victoria) que fue una respuesta positiva en el instituto de psicología, nada parecía imposible, me sentía positiva respecto a todo. Hubiera sido increíble poder llamar a Jack y transmitirle mi energía, y de paso responder a la pregunta de la noche anterior. Luego de la visita a mis padres, y el reembolso de casi todo lo que gastaron en mi universidad, (casi todo) tarde fue relativamente, normal. Y el viernes no fue una excepción, ni siquiera el sábado, cuando lo único que hice fue la compra del mes, y a ese punto me estaba preocupando, es decir, vamos Matt, una llamada no mata a nadie. Quería, o mejor dicho, necesitaba saber como continuaría el caso, y también como seguía el señor Taylor. La verdad es que la vida que llevaba, tan cómoda, y fácil, sin preocupaciones mas allá de lavar los platos, pagar las cuentas y pasar el semestre, se estaba tornando aburrida y peor aun, solitaria.
El sábado por la noche ya no lo soportaba, así que tome un taxi y fui a la casa de Matt. Directa, lo se, pero lo había llamado alrededor de 15 veces en esos tres días, ya no era justo. No estaba especialmente enojada, hasta que el taxi aparco en la casa de los Taylor, y las luces de neon escapaban por las ventanas. La música no se escuchaba claramente desde afuera, pero sentías la vibración en el suelo apenas ponías un pie fuera del taxi. Parada en la acera repase mi ropa, tejanos, una blusa blanca algo vieja que me quedaba ajustada, unas zapatillas doradas bastante gastadas, y el cabello suelto, despeinado en la parte de atrás seguramente, pero aun así, con fachas de vagabunda, iba a entrar, tenia asuntos mas importantes que andar de sociable entre un grupo de universitarios, por que no hacia falta entrar para saber de que iba la fiesta. Camine a la entrada y toque la puerta, poco tiempo después un chico alto y moreno la abrió, pensé que preguntaría mi nombre o algo así, pero se limito a sonreírme, dejándome ver sus dientes chuecos y algo amarillos, y a dejarme pasar. Apenas entre calculé algunas 40 personas en el lugar, estaban por donde quiera que miraras, en las escaleras, en toda la sala, el comedor, incluso la puerta del baño de invitados estaba abierta, y algunas chicas conversaban muy entretenidas o se tomaban fotos en los espejos. Caminar entre ellos fue mas sencillo de lo que imagine, se movían como gelatina, apenas con un toque se estaban tambaleando, y creo que no estaban necesariamente borrachos. A estos chicos podrías haberles dado agua a tomar, y si les decías que era Whisky lo creerían y al segundo irían al baño a vomitar y a decir que tomaron de más. No estaba realmente interesada en conversar con ninguno de ellos, así que pensé en buscar a Matt por mi cuenta. Pero me tope con otro rostro familiar. Estaba en un rincón hablando con un par de chicos, uno de los cuales tocaba sutilmente su cabello rojizo recogido en un moño alto, ella fingía no darse cuenta, pero la irritación en sus ojos era notable.