♥Capitulo 3♥

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-¡Chloe!- Gritó efusiva esa voz femenina que tanto había extrañado.

Corrió hacia mi y se agachó para abrazarme. Apretó sus brazos al rededor de mi cuerpo y yo le respondí. Era tanto el tiempo que había estado alejada de mi mejor amiga y las conversaciones telefónicas no llenaban completamente el vacío.

-¡Pero como has cambiado!

-¿Cuál cambio? Sigo igual que la última vez que nos vimos.- Dije y me separé.

-¡Por favor! Tu cabello es diferente.

-¿La maraña de pelos que tengo en la cabeza? ¿Qué de diferente tiene? Sigue igual de despeinada que hace años.- Bromeé.- Pero tú no has cambiado mucho tampoco.

Efectivamente, Marinette no había cambiado en lo absoluto excepto por unos centímetros más agregados a su cabello azul y ondulado.

-Ejem...- El joven que estaba a nuestro lado, Adrien, se aclaró la garganta haciéndose notar.

Ambas lo miramos.

-Ay, lo siento.- dijo Marinette dándole un rápido abrazo con uno de sus brazos.- Es que estoy muy emocionada.- Dijo y la flamante sonrisa de su rostro se extendió aún más cuando me miró.- ¡Hay tantas cosas que quiero contarte!

-¡Yo también!- Musité emocionada.

-Supongo que ya se conocieron.- Volvió su mirada a Adrien.

-Sí.- dijimos los dos al unísono y luego nos reímos por nuestra sincronización.

-¡Ah! Esto será genial.- Exclamó mi amiga.

Se levantó del piso junto con Adrien, mientras yo me quedé allí sentada.

-¿Pero que haces allí? Levántate. ¿Por qué no entraste?

Él me extendió la mano para ayudarme a parar. El deseo de tocar su excitante piel nuevamente me invadió al ver su mano extendida hacia mí. La tomé y me ayudó a separarme del piso.

-Gracias.- Murmuré.

Él solo me sonrió, separando los dos engranes que se habían unido nuevamente.

-Lo cierto, Marinette, es que me dejaste la llave equivocada.- Me quejé, intentando mirar a mi amiga y no a la perfección que tenía a mi lado.

-¿La llave equivocada?- Se sorprendió.

-Si.- Le dí la llave que guardaba en el bolsillo de mi chaqueta.

-Oh, perdón.- Me sonrió.- Sí, me confundí.- Rebuscó en su bolso y encontró un juego de tres llaves.- Esta era.- Se quedó en silencio un momento.- Esto me recuerda que debo darle las gracias a la señora Elvira por hacerme el favor de entregarte la llave.

-¿La vieja gruñona del 308?- Pregunté apuntando con mi dedo índice hacia dicha habitación.

-Oye, no es tan gruñona; es linda cuando quiere.- Se encogió de hombros.

-Y digamos que casi nunca quiere ¿verdad?- Hice un ademan de susto. La vieja no se había comportado de lo más amable conmigo.- ¿No pudiste haberme dejado la llave correcta con una persona menos... amargada?

Adrien rió.

-Exageras.- Marinette meneó su cabeza y rió.- Me imagino que estas cansada así que agradéceme que ya tengo lista tu habitación.- Me regaló una sonrisa de autosuficiencia mostrándome todos esos dientes blancos de tamaño mediano.

-Te agradecería más si abrieras esa puerta.- Bromeé.

Marinette rió e introdujo la llave en la cerradura haciendo que a puerta se abriera por fin. Me tragué una exclamación de victoria.

-Pasa y acomódate, en unos minutos estoy contigo.- Anunció y me indicó que me introdujera al departamento.

Intenté levantar del suelo mis maletas pero Adrien se me adelantó.

-Permíteme.- Las tomó una en cada mano y fue detrás de mi, acomodándolas en una orilla de las sala.

-Gracias.- Musité y le regalé una tímida sonrisa.
Él me la devolvió y aquel afecto me produjo una oleada de inspiración; como lo que necesita un poeta para su poesía, o un escritor para una nueva historia.

Salió del departamento y se fue con Marinette de nuevo, no pude evitar mirarlo mientras caminaba.

El estomago me rugió y me di cuenta que aún traía la galleta mordisqueada en la mano. Me senté en una de las sillas cerca de la cocina. Mordí el pequeño pedazo que me quedaba y mastiqué perezosamente.

-Vine a buscarte para entregarte el CD que le prestaste a mi hermano.- Dijo Adrien, con su voz de terciopelo, en la puerta del apartamento.

-Adrien, amor, no tenías porque preocuparte, le dije a Luka que me lo devolviera cuando quisiera.- Contestó Marinette.

Me atraganté con la galleta. ¿Amor? ¿Cómo que amor? Oí perfectamente el chasquido de los labios de Marinette contra alguna parte de la cara de Adrien, mientras tanto yo intentaba pasar la galleta que se me había atorado en la garganta, sintiendo como me raspaba.

Manual De Lo Prohibido~AdrienxChloe~(Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora