♥Capitulo 70♥

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El dolor de cabeza se había esfumado por completo, pero el dolor en mi corazón seguía estancado y se movía como la hoja de un cuchillo afilado. Mis maletas estaban hechas sobre la cama, la habitación había quedado tal cual la había encontrado cuando llegué. Iban a ser las seis de la tarde, pero el tiempo ya no importaba, a mí se me había acabado la estancia allí y cada movimiento de la manecilla del reloj me lo recordaba. Tomé mi abrigo y fui con Lila, al menos ella tendría que saber que me iba.

Caminé con paso apesadumbrado, era como si los pies me pesaran toneladas; las manos se me congelaban, sin siquiera haber tanto frío.

Llegué hasta el laboratorio pero esta vez, no había fotografías que imprimir, sino, una triste noticia que dar. Crucé la calle, tratando de respirar, no sabía que tan difícil podría ser decirle adiós a las personas que apreciabas y más; si sabes que para volver a verlas pasará mucho tiempo, si es que sucede.

El rechinido de la puerta de entrada se escuchó cuando la abrí y la delicada figura de Lila se posó en mis ojos. Me dieron ganas de llorar en cuanto la vi sonreírme.

-¡Chloe, hola! -Me saludó, con esa alegría tan angelical en ella Quise sonreír pero una traicionera lágrimas fue lo único que salió. Me dolió bastante decirle adiós a una persona fantástica. -Oh, Chlo, ¿qué sucede? -Llegó hasta mí en un rápido andar y me abrazó.

-Vengo a despedirme. -Musité.

-¡¿Qué?! ¿A dónde vas?

-Vuelvo a California. -Confesé.

-¡¿Qué?! -La expresión se le contrajo de desconcierto.

-Tengo que irme, Lila. Ya no tengo nada más que hacer aquí.

-Pero... ¿por qué?

Respiré hondo, allí iba otra vez la historia, la dolorosa y triste historia del por qué me iba.

-Anoche me embriagué y besé a Adrien. -Dije, no quería darle mucho detalle al asunto.

-¡¿Hiciste qué?! -Sus ojos se abrieron desmesuradamente y llevó sus manos a su boca para contener el grito de sorpresa.

-No me hagas recordarlo, soy la peor mejor amiga del planeta. -Sollocé.

-Vaya. -Murmuró. -No puedo creerlo. -Se quedó en silencio. -Y... ¿cómo estuvo?- Preguntó con una sonrisa.

-¿Qué cosa? -Inquirí, confundida.

-El beso.

-¡Lila! -Farfullé, escandalizada.

-Lo siento, pero es que... en serio no puedo creerlo. Quiero decir, me sorprende que haya sucedido algo así, Adrien tiene novia, ¿no? y tú bueno tú jamás hubieras querido herir a tu mejor amiga, ¿verdad?

-Es lo único que me duele, Lila. Que la traicioné.

-Sí pero... ¿segura que es lo único?

-¿Qué quieres decir? -Pregunté.

-No lo sé. -Se encogió de hombros. -¿No te duele dejar a...? Tú sabes.

-Adrien. -Me tembló la voz y mi amiga asintió. -Si te digo que no, te mentiría. Lo amo. -Confesé.

-¿Y qué vas a hacer? ¿Tú crees que irte arreglará las cosas?

Me reí.

-Sabía que intentarías hacerme cambiar de opinión, pero ya no hay vuelta atrás, Lila. Me voy.

Ella suspiró, sabiendo que por supuesto, no iba a cambiar de opinión.

-Te extrañaré tanto. -Murmuró.

-Yo también. Pero podemos escribirnos por Internet. -Dije, tratando de evitar el melodrama, pensar en despedirme de una persona como Lila me dolía en serio en lo más profundo de mi alma.

-No será lo mismo. -Dijo, triste.

-Nunca voy a olvidarte, ¿de acuerdo? -Musité.

-¿Y prometes que te cuidarás?

-Lo prometo.

-¿Cuándo sale tu avión? -Me preguntó.

-Mañana a las once de la mañana.

-Le pediré permiso a mis papás y cerraré para...

-No. -Lo interrumpí. -Escucha, no te lo tomes a mal, pero mañana no quiero que nadie me acompañe al aeropuerto. No me gustan las despedida, Lila. Y si puedo huir de ella, mejor.

-¡Pero ya no voy a volver a verte!

-Claro que nos volveremos a ver, algún día...

-Te voy a extrañar demasiado.

-Ya somos dos. -Traté de deshacer el nudo en mi garganta. -Te quiero, Lila.Gracias por todo.

-También te quiero, Chlo.

Caminé hasta el edificio, mientras me limpiaba las lágrimas que resbalaban por mi mejilla. El cielo estaba oscureciendo, este había sido mi último día en Venecia. Subí por las escaleras, desganada totalmente. La despedida de Lila no había no había sido para nada sencilla. No cabía más dolor en mi corazón. O eso pensaba yo.

-Solo quiero hablar con ella. -Era su voz, sin duda, la que se oía a través del pasillo con eco propio. Me quedé helada, mis pies no se movían más y mi cuerpo quedó escondido tras la pared continua.

-Pero ella no quiere hablar contigo, pervertido. -Esa otra voz era la de Nathaniel, ¿Qué estaba sucediendo?

-¿Pervertido? -Repitió Adrien, escandalizado.

-¿La llevas a tu casa sabiendo que no está en sus cinco sentidos? No te hagas el santo. -Dijo Nath

-La llevé a mi casa por eso mismo. -Explicó. -No iba a dejarla aquí sola en ese estado, además, yo no tenía llave de este departamento, ¿qué querías? ¿Qué la dejara en el pasillo? -Replicó.

-Como sea, Chloe no quiere verte.

-Tú no decidas, no tienes derecho. -Decía el rubio.

-No decido, solo te estoy repitiendo lo que ella me dijo esta tarde. -Refutó mi amigo.

-Necesito hablar con Chloe y tú no me lo vas a impedir. -Advirtió Adrien.

-Ojalá la encuentres. -La voz de Nath parecía ocultar una sonrisa malévola.

Hubo un silencio y me eché a correr al captar que la conversación entre ellos había terminado y que Adrien pasaría por donde yo estaba escuchando todo.

Manual De Lo Prohibido~AdrienxChloe~(Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora