El día Erik y Bella cruzaron sus caminos - sulbaran_mv

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Erik estaba confundido, ¿cómo era que se había equivocado de semejante forma? Tenía un plan que  no debía fallar, sin embargo a unos cuantos pasos se encontraba una preciosa dama que no era Christine Daaé

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Erik estaba confundido, ¿cómo era que se había equivocado de semejante forma? Tenía un plan que  no debía fallar, sin embargo a unos cuantos pasos se encontraba una preciosa dama que no era Christine Daaé.

El pánico se desató en su cuerpo, ¡la desconocida abría sus ojos! ¡Oh, pero que difícil sería darle una explicación!

Erik trató de permanecer oculto detrás de un armario. Desde ahí apreció como la figura femenina observaba hacia todas partes, seguramente no conseguía entender donde se encontraba ni como había llegado hasta ahí.

—¿Hola? —dijo levantándose, enseguida empezó a deambular por la habitación.

Había cometido un error, lo reconocía. Por lo que Erik se armó de valor y con un paso al frente hizo notar su presencia. Como lo esperaba, la chica reaccionó con miedo, su rostro reflejaba el terror que sentía al mirarlo. Pero ya eran tanto los años viviendo la misma situación que Erik había encontrado una forma para no permitir que lo hiciesen sentir como un monstruo.

"Mi mundo es diferente al de otros, eso no quiere decir que esté mal."

Con una sencilla frase lograba enfrentar sus peores miedos.

—No temas, no te haré daño.

—¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Dónde estoy?

—Este es mi hogar, —señaló con sus brazos la estructura que los rodeaba—. Y la verdad no tengo idea de cómo terminaste aquí.

Su solución más rápida fue mentir, no pudo descifrar en el rostro de su acompañante si le había creído.

—Esto es muy extraño, no recuerdo haber llegado hasta aquí, ¿y tú quién eres?

—Yo soy un músico.

Esas cuatro palabras fueron la clave para que entre ambos fluyera una conversación más amena, así tuvo él la oportunidad de deleitarla con las mejores melodías y ella de disfrutarlas.

De repente, Erik empezó a notar que la dulce dama permanecía alejada de la realidad.

—¿Acaso ya no te complace la música que toco para ti? —preguntó teniendo la respuesta.

—Oh no. No es eso, es una decisión que debo tomar. Tengo miedo de lo que vaya a pasar —confesó ella.

—¿Qué  es lo que te aflige?

—La persona más importante de mi vida está atrapada en el castillo de una bestia, temo que si la salvo termine condenándome a mí.

—¿Y esta bestia es muy mala?

—Creo que secuestrar a alguien no puede venir de una buena persona.

Palabras que caían como puñaladas al alma de Erik.

—No te apresures. Hay quienes causan el dolor sin intención, ya que en realidad no saben cómo lidiar con el que llevan dentro.

Antes de despedirse, él preguntó por su nombre y cuando ella respondió le hizo saber cuan acorde le quedaba.

Bella devolvió la pregunta.

—Recuérdame como el Ángel de la Música —dijo.

Debían retomar sus vidas, aunque ahora Erik se había ganado una amiga.

Antología: El País de los ClásicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora