PROLOGO

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Estúpido cobarde, por su culpa estoy siendo exiliado y ahora tendré que vivir en un pequeño pueblo de mierda que no tiene más de unos cuantos miles de habitantes, donde todos se conocen entre sí y no hay nada que hacer para divertirse, suelto un suspiro al ver a mi padre antes de entregar mi tiquete a la auxiliar de vuelo, quiero llorar, no quiero irme, mis amigos están aquí, mi escuela está aquí se suponía que este año me graduaría y seria rey del baile, suspiro molesto cuando tomo asiento en el avión, un hombre de mediana edad se sienta y me sonríe ganándose una muy mala mirada de mi parte, tendré que volar horas para después tomar un auto bus seis horas para poder llegar al estúpido pueblo el cual será mi prisión hasta que cumpla la mayoría de edad porque ni loco pienso quedarme después de eso, mi padre puede pararse en las pestañas después de so pero no me quedare.

— estúpido Connor espero que te rompas las piernas a ver cómo vas a seguir jugando al futbol, maldito cobarde— hablo en voz baja cuando el avión despega.

el hombre del auto bus al parecer cree que lleva ganado en lugar de personas, conduce como animal, desde que subí a este trasto viejo no he dejado de rebotar, ato mi cabello en una coleta, este tipo sabrá lo que es meterse con alguien de la ciudad, me pongo de pie como puedo y ando hasta el regordete hombre y su ayudante que parece bailar debido a los movimientos de autobús, me sostengo del asiento tas el conductor con algo de fuerza pateo el horrible alto parlante que no deja siquiera pensar debido a la horrible y alta música.

— Quiere dejar de conducir como animal, aquí vamos personas— hablo molesto haciendo los dos hombre me miren incrédulos— y baje el volumen de esa cosa o juro que la próxima vez lo golpeare más fuerte pero en su cabeza— el regordete me mira y baja el volumen— gracias, civilizadamente nos entendemos mejor— sonrió y regreso a mi lugar sin tanto esfuerzo pues el hombre conduce con más moderación.

Debí cortar mi cabello antes de venir aquí, de seguro que no hay una peluquería decente en ese lugar, pienso mientras lucho con parte del flequillo que me ha crecido, siempre me ha gustado el cabello algo largo pero creo que debí cortarlo más estos últimos tres meses, antes solía tenerlo por encima de los hombros, ahora está por debajo de ellos y odio cundo se me haces esos pequeños bucles, doy un suspiro al ver en uno de los letreros de la carretera si es que así se le puede llamar a esta vía, solo faltas treinta kilómetros para llegar a mi prisión, pego mi rostro al vidrio de la ventana al ver el pueblo ¿Acaso me equivoque de auto bus? Este no puede ser ese feo pueblo que recuerdo ¡por Dios hay tiendas 24/7! Observo todo con la boca abierta, hay muchas cosas nuevas, y todo es tan... moderno, no es para nada ese viejo y anticuado pueblo, me convenzo de que es el lugar correcto cuando veo la estatua de la plaza, parce que por lo menos no moriré de aburrimiento los primeros meses.

— Gracias— agradezco al chico que me ayuda a bajar mi equipaje.

Acomodo mi cabello mientras observo a mi alrededor, una placita un tanto visible y muy bien decorada se ubica frente a la terminal de autobuses, antes no era así, me acerco a la calle y espero por quien venga a recogerme, no creo que los abuelos tarden mucho teniendo en cuanta que debí haber llegado hace dos horas, observo mi reloj antes de levantar la mirada para ver a las personas pasar, algunos me miran interesados otros solo una rápida mirada, suelto un resoplido soltando mi cabello para volver a atarlo, aun me acuerdo de donde es la casa, podría tomar un taxi y llegar directamente, tan pronto subo al taxi le indico al señor que no sé exactamente la dirección pero se hacia dónde está la casa.

— Por aquí— digo al ver la casa, de otro color y parece haber sido un poco remodelada pero es la casa y lo confirma ese feo columpio en la entrada al bosque.

Genial parece no haber nadie, dejo mis maletas en el pórtico y me siento en la silla columpio allí mismo ubicada, observo el lugar desde donde me encuentro, frunzo el ceño al ver un auto realmente bello salir de un viejo camino del bosque, sigo el auto con la mirada, no logro ver quien va dentro por lo oscuro de los vidrios, quien usaría aire acondicionado aquí, es un clima agradable en el día pero por la noche baja bastante la temperatura, tomo mi teléfono para llamar a mi amado padre pero recuerdo que esta sin batería, este día no podría mejorar, incorrecto, el sonido de un trueno me dice que pronto lloverá ¿En qué momento se oscureció el cielo? Odio esto.

— Oh cariño— giro bruscamente al escuchar la voz de la abuelo, abro la boca incrédulo al verla salir de la casa, mi abuela es una mujer mayor mas no tanto o sus años no se notan, es un poco más baja que yo, de cabello largo hasta media espalda y hermosos ojos azules menos intensos que los míos, sonrió y le doy un abrazo— lamento que tuvieras que venir hasta aquí solo, según el reporte del tránsito habría un atasco y llegarías más tarde— se excusa.

— Como sea abuela, solo deseo dormir en una cama— digo antes de besar su mejilla.

— Está bien pero no creas que te libras de contarme ¿Cómo es eso de tener sexo con un chico en la escuela?— ¿Podría ser mi padre más específico?



Sin decir nada me adentro en la casa, suelto un suspiro al dejar mis cosas al pie de la escalera, cuanto tiempo tengo sin ducharme ni dormir en una cama como se debe, la abuela me muestra mi habitación, es bonita y amplia, con su baño propio y una decoración muy buena debo decir, las paredes son completamente blancas, al igual que el techo, las lámparas en forma de candelabros son negras y las puestas y los marcos igual, las dos ventanas de mi habitación dan hacia el bosque, hay un pequeño balcón, después de inspeccionar todo dejo mis cosas sobre cama de dos plazas y busco algo cómodo para usar, antes de entrar al baño conecto mi teléfono parta que se cargue, después de todo no vi al abuelo.

— Dejare algo para que comas en la lumbre, debo ir al pueblo a ayudar a tu abuelo con algunas compras— habla la abuela desde fuera del baño.

— ¿Debería ir contigo?— pregunto.

— Descansa, ya después tendrás tiempo de conocer todo— dice y escucho la puerta de la habitación ser cerrada.

Bajo las escaleras ya vestido con un pantalón de chándal color café y un polo blanco básico, sirvo la comida y tomo asiento, no he tomado el primer bocado cuando alguien llama a la puerta, ruedo los ojos antes de ponerme de pie, camino hasta la puerta u la abro para encontrarme con un nombre alto, de muy buen cuerpo, rubio de unos cuarenta años aunque muy bien conservado, sonríe y frunzo el ceño.

— ¿Se le ofrece algo?— pregunto sin despegar mi mirada de la suya.

— No, solo vine porque Gerald, me pido que lo hiciera— dice de manera educada.

— Bien, mi abuelo no está— respondo al hombre.

— Lo esperare— dice, lo miro y levanto una ceja.

— ¿Ve ese sillón colgante?— pregunta y el gira a ver el mismo sillón en el que estuve sentado hace un rato— puede sentarse allí— digo antes de cerrar la puerta.

Después de ser regañado por dejar al rubio esperando fuera de casa, decido que es hora de dormir, tendré que asistir a la escuela y mañana será el día de comprar útiles y materiales, Dios nunca pensé que alguna vez las palabras ir de comprar me causaran pesar, no quiero estar aquí, no quiero ir a otra escuela, no deseo estar en este pueblo y graduarme en una escuela X que quizás nadie en ningún lado conoce.









AQUÍ ESTA EL PRIMER CAPITULO, ESPERO LES GUSTE Y LA APOYEN.

IGUAL QUIERO DECIRLES QUE LAS ACTUALIZACIONES SERÁN INCIERTAS ASÍ QUE ESTÉN AL PENDIENTE.

OTRA COSA, NO SE OLVIDEN DE COMENTARME QUE TAL ESTA.

MI CHICO OBSTINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora