¿Dónde estás?

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Sirius había llegado a la biblioteca diez minutos después de aquella conservación. Allí sentados se encontraban ya James junto a Lily, quien había empezado a sonrojarse cuando Potter estaba cerca. Y a un ladito, con el libro abierto y dibujado en un pergamino, estaba Peter.

- Hola guapos, y guapa. - le guiñó un ojo a Lily. - Vuestro lider a llegado. - se sentó en una de las sillas y miró a su alrededor. - ¿Y Moony?

- Es extraño, porque siempre suele llegar antes que yo, pero aún no ha venido. - habló Lily, mienteas tomaba la iniciativa y le pasaba el brazo por la espalda a James, quien se quedó paralizado.

- Pues vamos estudiando hasta que llegue. El examen de criaturas mágicas es dentro de una semana y no sé nada. - habló Peter.

- Está bien.

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Tres horas fueron las que Lily y Peter estuvieron estudiando. Hablando para James y Sirius. Remus aún no había aparecido, y aunque Sirius quería no hacerlo notar, estaba preocupado.

- Creo que deberíamos ir a buscarlo, son las seis de la tarde y aún no ha aparecido, no es normal. - le dijo Sirius a su mejor amigo

- Recuerda que la última vez estaba en la sala de los menesteres. - Peter interrumpió la explicacion sobre los Goblins que Lily le estaba dando para hablar con Sirius.

- Es verdad. - James lo apoyó.

- Bien, esperenme aquí, voy a buscarlo.

- Si consigues encontrar la sala, claro. - esta vez fue Lily.

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Sirius caminó por los pasillos deseando encontrar la sala, pero ella no se hacía presente.

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- ¿Sabes que esta habitación te dá lo que más necesitas? - la chica de Ravenclaw apuntaba a Remus con su varita, mientras sujetaba la del chico en la otra mano, estando el hombre lobo indefenso en el suelo. - Y lo que yo quiero es que no nos encuentren. - se rio. Aquella risa hizo temblar a Remus. - Voy a hacerte pagar por haberme quitado al amor de mi vida.

- O.oye, yo no tengo nada que ver con eso. Sirius ha tomado su propia decision. Además, apenas llevavais 4 días saliendo, ¿Cómo va a ser el amor de tu vida? - intentó levantarse, pero Macaiyla le dió una patada en el hombro, haciendo que volviera a caer al suelo. - ¡Ah!

- ¿¡Qué vas a saber tú lo que es amor!? - río perversamente. - Quiero que hables con Sirius, quiero que le digas que debe volver conmigo. - Remus miró a los ojos azulados de la chica. - Dile que debe quererme como yo le quiero a él. - debía admitir que la luz en sus ojos le asustaba. Gritaba locura por todas partes.

- No voy a decirle nada, yo no tengo nada que ver con todo esto. - se envalentonó. - Que tú estes loca no es culpa mía.

- ¡YO NO ESTOY LOCA! - hiperventilaba. - ¡ÉL DEBE AMARME!

- No.voy.a.hablar.con.él.de.nada. - repitió el muchacho lentamente, volviendo a intentar ponerse de pie, consiguiendolo esta vez.

- No me dejas otra opción, eres un incordio. - la voz de Mc's Duggan destilaba furia por todas partes. - ¡Crucio!

Y aquella postura de defensa que Remus había conseguido al levantarse, se deritió, acabando en el suelo y gritando de dolor. A través de aquel rayo de luz pudo sentir todo el odio que la chica emanaba hacia él por algo que creía que había echo.

- ¡PARA! ¡PARA! ¡POR FAVOR! - y así lo hizo. - Por favor, deja que me vaya, no he echo nada. No le hablaré de esto a nadie si dejas que me vaya.

- ¿Crees que soy tonta? No voy a dejar que te vayas sin que antes me prometas que Sirius volverá conmigo.

- ¿Pero cómo cojones voy a hacer eso? - Remus ya temía por su vida. Macaiyla deseaba que no fuesen encontrados, y si la sala cumplia con las necesidades de cada uno, jamás lo encontrarían.

- Sí hace falta, la maldición Imperius irá estupendamente. Dime, ¿Tienes suficiente voluntad, Moony? - soltó es "Moony" con burla, haciendo temblar al muchacho.

- No puedes utilizar esa maldición, con la cruciatus ya estás en muchos problemas, imaginaté sí lanzas la imperius también. - ahora mismo no es que quisiese hacer reacionar a la chica para que no la metieran en Azkaban, eso le daba completamente igual. Lo que no quería era lo que estaba sucediendo, quería volver con sus amigos y estudiar  para los exámenes. - Lo digo de verdad, si dejas que me vaya no diré nada.

Ninguna atadura le impedía nada, el tenía sus cuatro extremidades libres, pero el tener a Macaiyla apuntandolo con su varita, pocas ganas de correr tenía.

- ¡Crucio!

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- ¿Dónde putas te has metido, Moony? - susurró para si mismo.

- Señor Black, ¿Qué hace por aquí? - a esas horas, muchos pasillos ya estaban prohibidos, nadie sabía bien por qué, pero preferían no arriesgarse a pasar por ellos.

- Profesora, ¿Ha visto a Moon..., a Remus? - la mirada azulada de McGonagall lo miró desde su perspectiva, en ningun momento articuló el cuello.

- No, disculpe. Pero no debería estar por aquí, el señor Lupin, al contrario que usted, sabe que no debe estar husmeando por aquí. Así que vayasé a otra par...

- ¿Escuchó eso? - Sirius hizo que la profesora se callara levantando la mano. - ¿No lo escuchó?

- No.

- Sht. - Sirius empezó a caminar, pegando su oreja a una de las paredes.

- ¿Qué se supone que está haciendo, señor Black? - parecía cabreada. - Si es una broma, no me gusta, acabará castigado.

- No es una broma, mira, venga, escuche, creo que es Remus, está gritando. - Sirius sonó preocupado, incluso sus facciones y gestos lo demostraban y a McGonagall no le quedó otra que quitarse el sombrero para pegar bien su cabeza a la pared y escuchar.

- Apartese. - le dijo ella a su alumno, apartandose de le pared y colocandose frente a ella. El animago vió como su profesora sacaba su varita de debajo de su manga de la túnica, y elegantemente la agitó en el aire. Diferentes relieves aparecieron en la pared, símbolo de que la puerta de la sala de los menesteres estaba apareciendo.

Y cuando se abrió, Sirius se encontró con algo que lo enfureció. Remus estaba tirado en el suelo, mientras que su ex novia lo apuntaba con las varita. Reconoció aquello, su madre se lo hacía cada vez que tenía oportunidad, estaba tan familiarizado con aquello, que lo que hizo fue lo mismo que haría con una de las personas que más quiere, su hermano. En cuanto lo vió, corrió para interponerse en el camino de aquel rayo de luz, empezando a sentir aquel dolor tan conocido .Aunque debía admitir que Macaiyla parecía tener más odio fuerte hacía Remus, del que su madre sentía hacia él.

- ¡Expelliarmus! - la voz fime de McGonagall resonó en toda la sala y la varita de la chica salió volando hacía otra parte.

- P.Profes... Esto no és lo que parece.

- Lo que parece es que usted estaba lanzándole una maldición a su compañero. ¿Eso es lo que sucedía? - Sirius miró los ojos de su profesora, y jamás los había visto arder en colera como ahora. No aquella vez que llegó a dar una clase con el cabello de rosa.

Continuará...
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Estaba inspirada hoy jajaja, disculpen toooooodas las faltas.

Como ya habrán notado, me gusta ponerle un tono dramatico y exagerado.

¿Móviles en Hogwarts?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora