La vorágine Pt 4 (caminar en la cornisa)

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Una vez se abre una puerta, es casi imposible cerrarla...

La puerta que Andrea abrió aquella noche, la noche en la que salió a la calle y se sintió libre y bella y femenina, se mantendría abierta.

Dos o tres veces por semana, lo hacía. Se despertaba a las dos de la madrugada, se vestía, caminaba hacia el garaje y salía a la calle.

A veces, vestía una mini negra con un body del mismo color, a veces un vestido largo y floreado, a veces un conjunto colegial...

Cuando veían un auto que se acercaba, ella se situaba el borde de la acera y exhibía su cuerpo.

Una noche, se vistió como chica y encima se puso ropa de chico, caminó hacia la esquina en la que estaban las travestis y conversó con una de ellas, le mostró su vestimenta femenina, pero le dio miedo quedarse con ellas, así que retornó a casa.

Otra noche dio la vuelta a la manzana, vestida como mujer, se encontró con un hombre obeso y moreno que se le acercó, abrió la bragueta de su pantalón y le dijo que lo masturbara, Andrea se asustó y corrió hacia su casa.

Otra noche un hombre se acercó a ella y Andrea tuvo un mal presentimiento, así que ingresó a la casa, cerró la puerta, pero el hombre -que usaba bastón- empezó a golpear el portón de madera. Ese terrorífico encuentro acabó a los cinco minutos.

En otra ocasión una vagoneta negra estacionó en la acera del frente, tenía los vidrios negros, el conductor quiso abrir la puerta del auto, pero Andrea le indicó -con un ademán- que no lo hiciera. Andrea se sentó en el piso, abrió las piernas, exhibió sus bragas y se acarició, imaginando al hombre excitado dentro del auto.

Así fueron las salidas, durante meses, hasta que una noche Andrea vio a un taxi que pasó y alcanzó a ver el rosto del conductor, un hombre guapo, varonil... Ella vestía tacos, medias pantys color piel, una falda plizada, un body beyge, un saco corto y sin mangas color negro y de cuero, estaba maquillada, muy bien peinada... El taxio dio una vuelta al manzano, retornó, se acercó y se estacionó a pocos metros del sitio en el que se encontraba Andrea...

Ella, sin pensarlo dos veces, se acercó...

La vida de AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora