Bridge

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Compromiso.

Era todo lo que significaba ese anillo.

Nunca había sido alguien quien promoviera el anhelo hacia algo meramente "insignificante", como el bien material que ahora posaba en su dedo, pero el hecho de usarlo e imaginarse los significados que hay detrás de un "innecesario" deseo capitalista, siente que vale la pena conservarlo como un tesoro el cual causa lágrimas de emoción que inundan sus ojos.

Crea puentes, no muros.

La frase que lo ha acompañado desde la adolescencia invade en su cabeza, dibujando una sonrisa en su rostro conmocionado, porque al final, había creado algo más que un solo puente con alguien quien podría ser tan duro como una roca; eran más que una brecha unida, eran más importantes que el puente de Brooklyn, y más unidos que cualquier organización de paz que pudiera existir. O al menos, eso era lo que podía sentir incluso con las yemas de sus dedos, ya que no necesitaban más razones para perder la cabeza como ya la había perdido al momento de saber que era el hombre correcto.

Era amor.

¡Larry lo tenía todo! Más de lo que podría siquiera imaginar, y antes de que la parte más realista de su persona tocara a su corazón, en un intento de advertirle que no se ilusionara, las velas se extinguieron, incendiando el insomnio que susurraba, insistente, en buscarlo a primera hora del día para darle el "Sí" que sus labios nunca podrían dejar de repetir.

Sus ojos se cerraron y su cuerpo se volvió a fusionar con el sofá, procurando que el bello sueño que ahora presenciaba despierto continuara al momento de caer dormido.

Porque se negaría a soñar otra cosa que no fuera ello.

Cosa que cumplió, porque al momento de despertar, permanecía fresco el recuerdo de su persona arrancando su típico ropaje para aparecer con un vestido de novia encantador, emocionado porque su caballero uniformado apareció de la nada, arrodillado mientras estiraba aquel objeto material que los declararía como marido y esposo; suspiró, levantándose con una actitud tan radiante que era anormal incluso para su anormalidad. Más no quería esperar demasiado, tan solo deseaba, necesitaba, verlo en ese preciso momento para confesar hasta lo más insignificante de todos sus sentimientos. Que lo amaba, sobretodo, y que amaría una vida a su lado.

Que ellos habían creado tantos puentes que era imposible no llegar al lado del otro.

Por lo cual cuando llegó, observándolo como una obra de arte ubicado frente suyo, apretó el anillo en un puño, ocultando sus más grandes ilusiones amorosas mientras acomodaba todos sus miedos en una sola propuesta, que si bien era temprana, lo sentía necesaria.

Aunque sus grandes ideas pararon, cuando aquel ser se mantuvo tan cerca de ella, conversando, con las mejillas tan rojas que podía sentir el calor de estas incluso sin tocarlas.

«Lo siento, creo que he perdido el anillo».

Su voz temblorosa sonaba tan lejana ahora, y su cuerpo tiritaba por tales palabras dolorosas.

Abandonó su corazón junto la joya sin valor.

Peace, Love and WorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora