Animals/creature/best

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Resultaba curiosa la sensación de estar atrapado como un pequeño animal condenado por su propia naturaleza, porque por más esfuerzos que intentara por salir huyendo de la escena, no podía, caso que se reflejaba en su contraparte, quién aunque intentase mantenerlo todo bajo control con sus manos, era imposible mantener la catástrofe sola.

Steve sabía que se encargaría si sus manos se deslizaban fuera de la escena, el problema es que ni su espíritu, ni su cuerpo, lograban escapar de ella. Larry es consciente de eso, como Steve resultaba serlo; es la primera vez en semanas que están tan cerca, y de igual modo, no pueden dejar de lado la sensación de estar cada uno en las orillas opuestas del mundo; están siendo atraídos como a la vez, se alejan como si fueran imanes de polos iguales.

El trabajador, por su parte, luchaba por no sentirse como una criatura nauseabunda por los constantes latidos que su corazón provoca, mientras que el consejero intenta que el nudo de su estómago no lo haga querer vomitar; manos temblorosas, respiraciones pesadas, ideas que intentan desesperadamente encontrar la respuesta al puzzle que los mantiene al margen de un colapso mental. Sus manos chocan en el mismo hueco que intentaban rellenar, ocasionando que sus pupilas se dilataran cuando se observaron.

No tenían aliento, ni siquiera palabras que pudieran drenar sus enredosos sentimientos.

"Lo siento", era algo que leían mutuamente en sus labios.

«Steve» mencionó en una tonalidad tan débil que parecía un susurro ahogado. «Yo, realmente―»

Sintió su cuerpo temblar, cuando el grisáceo poseyó su nombre. «Larry, no tienes que dis―».

«Me gustas».

¿Estaba haciendo lo correcto al decirlo?

«¿Qué?»

El hippie estaba seguro de escucharlo bien, aunque su incredulidad no le permitía creer en tal declaración que derritió cada extensión de su interior.

Needlemeyer no supo que realmente contestar, por una parte, la sensación de culpabilidad colocaba una soga imaginaria en su cuello, pues bien sabía que fue la decisión ajena que los llevó a dejarse de buscar, por otro lado, también sentía que se había desecho de un par de ataduras que nunca lo dejarían en paz si no confesaba lo que ocurría cada vez que lo veía.

«Lo siento, yo no quería mo―».

«¿No estabas saliendo con la chica de la tienda?» no es capaz de entender de donde salieron esas palabras, ligeramente celosas como esperanzadas.

Alzó una de sus cejas, ajeno a lo que ocurría en la cabeza contraria. «¿Cuál chi― espera, ¿hablas de Karen?» aunque el otro no pareciera conocer el nombre, sus facciones delataron que estaba en lo correcto. «Ella va a casarse pronto y me pidió que retocara su anillo de compromiso para la boda» explicó. «Solo somos amigos».

Small se sintió tan estúpido como alivianado, y al pasar de los segundos, se sintió más idiota que calmado.

«Pensé que ustedes estaban―».

«Eso fue hace mucho tiempo atrás, Steve».

La pirámide acabo por sostenerse cuando ellos volvieron a componerse.

Peace, Love and WorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora