Books

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Cuando la pila de libros chocó contra su escritorio, se despertó gritando algo incoherente que su mejor amigo no pudo comprender, lo que en parte agradecía, puesto sería demasiado vergonzoso explicar lo que sucedía en su sueño si el nombre grabado en sus labios se hubiese pronunciado de la manera correcta. Talló sus ojos, disculpándose por su presencia ausente, sobre todo, por olvidar que ese día almorzarían juntos.

« ¿Has estado ocupado?» la sonrisa calmada del otro solo le hace poseer un notorio sonrojo, el cual intentó ocultar entre sus brazos al ocultarse en los mismos. « ¿Tan complicado ha sido?»

Negó con un pequeño quejido que suplicaba un tiempo fuera del tema.

«Vamos Steve, sabes que puedes contarme de él».

Corenille era una bendición como una maldición en esos momentos; podía concentrar en parte los sentimientos que sentía en una conversación, narrando todo lo que sucedía en su mundo cuando Larry lo envolvía pero al mismo tiempo, el saber que alguien era tan consciente de lo mucho que enloquecía por ese trabajador, se volvía bastante penoso, aun cuando los dos estuvieran en situaciones amorosas similares.

«Siento que él es mi chakra del corazón» habló cuando al final pudo salir de su caparazón, cogiendo uno de los libros que trajo consigo. «Él me hace sentir vibras diferentes, cuando nuestras manos rozan, se siente como la medicina alternativa».

« ¿Fallida?» ambos comprenden por su silencio que estaba dispuesto a tirarle una bola de papel, de la manera más "pacifista" posible. «Sabes que bromeaba, vamos» la postura serena de Moonchild le hizo reír, siendo que ambos eran conscientes que entre ellos no sería posible una "pelea". «No pensé que estuvieras tan enamorado de él, suena a cuando te emocionaste con ese chat que pensabas que era de citas cuando realmente era de una pizzería. La chica debió estar estupefacta».

Un recuerdo vago vino a su memoria, donde Larry le relató la historia de un cliente que confundió la plataforma con una de citas, coqueteándole al pensar que la petición de la orden realmente era una forma de ligar. Y por la fecha en que ocurrió, sabía que esa persona era exactamente el.

Ahora su cara se hundió en uno de los libros de herbolaría del contrario, intentando no evidenciar las grandes coincidencias de ese evento. «Había olvidado eso».

«Steve, ¿acaso era Larry quién atiendo ese día?».

Silencio, pena, trató de hablar pero apenas atinaba a leer frases incompletas del capítulo en el que su cara estaba casi aplastada.

Cuando la pregunta volvió a repetirse, su persona sudó, tratando de aferrarse lo más que pudo al libro, sin embargo, cuando escuchó el intento del otro para retomar la conversación, su cuerpo reaccionó en contra de la normalidad; nuevas palabras sin significado se presentaron, y todo su ser se balanceó lejos de la diminuta habitación, corriendo hacia el pasillo hasta chocar con algo sólido que lo derrumbó hacia el suelo. Una disculpa trató de salir, pero calló al observar el repartidor que justamente llegó.

Peace, Love and WorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora