Halloween

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Small de repente sintió como si el aire le faltara, y probablemente era verdad, considerando lo ajustado que estaba el vestido con respecto a su delgado cuerpo, el cual se comprimía ante las constantes sensaciones que Laurence le provocaba incluso a lo lejos; sus ojos se pasearon por cada centímetro de su amado, quien lo hacía "intimidar" con aquel disfraz de lobo que atraía a cada tanto su vista, desde la curiosa cola que hacia juego con las orejas puntiagudas, hasta los colmillos que se asomaban de su sonrisa. Todo en su interior vibró, y una pequeña voz en su cabeza anunció su perdición total, sobretodo, cuando unos ojos azules tan pasionales le mantuvieron la mirada.

¿Cómo se supone que se vivía sin ese hombre?

«Lamento no poder estar muy presente esta noche» son las únicas palabras que medianamente a procesado, porque ahora que solo están a unos centímetros, no puede dejar de hipnotizarse con esa tonalidad que refleja el alma más pura que podría encontrar.

Sus mejillas se acoplan a las palmas contrarias, y su rostro se corona en el alba de su rubor.

«Steve».

Música es lo que se produce cuando su nombre se dibuja en los labios contrarios.

Es inclinado con tal delicadeza que asegura ser una flor preparada para ser entregada a su platónico amor.

«Tienes que hacer algo».

Desconoce la providencia de la orden, más es un siervo obediente de su inconsciente, quien lo empuja para tirar del cuello del traje contrario, sellando finalmente su historia de amor en un vaivén que presume estar muriendo completamente por su amor; el beso se convierte en una correspondencia de sentimientos, en donde efímeras como eternas confesiones de anhelo se presumen en cada uno de sus movimientos, al menos hasta que la advertencia casi olvidada hace presencia en él.

«Creo que comenzaron una guerra de comida» escuchó claramente del contrario, quien se deshizo de las verduras que cubrían su rostro.

El enojo ni siquiera es algo que aparece en el acto, en cambio, una risa burlesca se suma cuando el otro sacude la hoja de lechuga que cayó en su cabeza.

«Oh, los jóvenes de ahora son tan ocu―» ahora la risa burlona de Larry es quien gana dominio cuando en su rostro cae una rebanada de tomate.

Todo parece envolverse en silencio cuando su rostro se frunció en una seriedad que atemorizaba tanto como lo hicieron los anteriores Halloween. Afortunadamente, solo es cuestión de embarrar de aderezo a su acompañante como un indicio de una guerra sin final, en la cual todos se envuelven sin importar los reglamentos que, según el director, debían respetar. Cosa que ahora es más que una imposibilidad, ya que el ver a Larry tan libre y salvaje, le traía algo más que paz.

«Steve».

«Larry».

Aun con las calabazas y dulces siendo esparcidos sobre sus cabezas, comprenden mutuamente que hay algo que no pueden seguir reservando esa noche.

«¿Al mismo tiempo?»

Asintieron.

«Creo que adoptaré a Rob».

«¿Quieres salir conmigo?».


N/A: No puedo creer que realmente haya terminado esto, considerando las fechas que son.

Lamento que el final sea tan abierto, pero era eso o no llegar a nada a pesar de las muchas escenas que pudieron seguir surgiendo, ¡pero el resultado me ha dejado satisfecho para ser mi primer intento! Quizás en un futuro haga algo, sobre las cosas que podrían hacer ahora que las cosas se han ¿formalizado?

En fin, gracias a todos los que leyeron este fic, fue divertido volver a tratar de contar una historia con un límite de palabras.

Peace, Love and WorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora