Temor [JK]

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Emparejamiento: Jotaro Kujo x Noriaki Kakyoin.

A veces hasta las personas más fuertes podían sucumbir

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A veces hasta las personas más fuertes podían sucumbir. Kakyoin no lo creía posible, Jotaro era la persona más fuerte que conocía, confiaba plenamente en que venceria a Dio y salvaría a su madre.

Sin embargo, una noche, aquel hombre tan fuerte, se derrumbó bajo el manto de la oscuridad. 

Esa noche, el mayor Joestar había conseguido un buen hotel, después de pasar noches en el desierto y posadas de mala muerte. Después de una buena comida y una relajante ducha, cada uno se dedico a la cómoda cama.

Kakyoin se despertó, en la madrugada, a causa de unos pequeños ruidos. Se giró un poco, encontrando a Jotaro sentado en la cama, dándole la espalda. Se levantó un poco.

— ¿Jotaro?— preguntó con confusión. 

El nombrado giró, conectando sus ojos, Kakyoin pudo apreciar lo rojizo de estos.

— ¿qué sucedió?

— nada — la gutural voz del adolescente salió entrecortada.

Kakyoin no se movió, sólo miró la ancha espalda de Jotaro, notando como levemente temblaba. Por supuesto que algo sucedía.

— Jotaro...—intentó nuevamente, incorporándose en la cama.

— vuelve a dormir Kakyoin, todo está bien.

El pelirrojo, con el ceño fruncido se puso en pie, dispuesto a acercarse a su amigo.

— si das un paso más...— la potente voz de Jotaro lo detuvo— te golpearé.

No dudaba de las palabras de su amigo, pues había demostrado su brutal carácter a lo largo de todo su viaje. No lo dejaría así, claro que no, no dejaría que uno de sus primeros amigos se perdiera solo.

Pensó en un plan, si no funcionaba, podría decirle adiós a su perfecta nariz. Respiro hondo, para proceder a lanzarse a la espalda de Jotaro, usando Hierophant Green para sostener las manos de este.

— ¿pero qué...?

— dímelo Jojo— interrumpió abrazando su cintura con fuerza, sabiendo que en cualquier momento un golpe se estamparia contra él— puedes confiar en mí.

La expresión de Jotaro pareció relajarse, dejó de apretar los puños, pero Hierophant Green aún ejercía presión en estos. Kakyoin no podía ver su rostro, sin embargo sabía que aquello le costaba mucho a su amigo.

— tengo miedo— admitió, dejando atónito al pelirrojo— mi mamá... mi mamá podría morir si yo falló, su vida... depende de mí.

No estaba llorando, su voz se escuchaba extraña, como si algo se rompiera en su interior. Alguien como Jotaro, también sentia miedo e impotencia.

Kakyoin lo entendió. Entendió todo el peso que se había puesto de imprevisto en los hombros de su amigo. Todos confiaban en él para vencer a Dio, era un deber de su sangre, al ser del linaje Joestar, vencerlo y acabar con esa disputa de siglos, era su deber. Algo que debía hacer a pesar de lo asustado que se encontraba al encontrarse con alguien como Dio.

Jotaro estaba encadenado a su sangre, de alguna manera.

Kakyoin no dijo más, sólo se abrazo a la cintura de su amigo. Entonces, Jotaro se giró y lo envolvió en un fuerte abrazo, que Kakyoin correspondió con alegría. 

Después de pasar largos minutos así, dijo:

— vamos a dormir un poco ¿quieres?

Se acostaron, pero Jotaro enseguida se abrazo a su amigo, reposando su frente en el pecho de Kakyoin y la mano en su cintura. Al siguiente día nadie mencionó el tema.

Aquel pequeño momento tan íntimo, se repitió, muchas veces. Jotaro se escabullia a la cama de su amigo y se abrazaba fuertemente a él. Era un ritual secreto para apaciguar sus más profundos miedos, un secreto solo de ambos.

Cuando Kakyoin murió, Jotaro se desmoronó solo. 

Siempre pensé que Jotaro cargaba con mucho y quise expresarlo, más o menos

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Siempre pensé que Jotaro cargaba con mucho y quise expresarlo, más o menos.

Jojo's Bizarre Adventure [Cortos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora