Cap XXXVII; carrera armamentística

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Varias gotas iban cayendo hasta hundirse en el contenido de un matraz tan oscuro como las plumas de un ángel caído, que parecía iluminarse suavemente cada vez que una de ellas hacía contacto con el fondo de la mezcla. San presionaba el cuentagotas con sumo cuidado, mordía su labio inferior suavemente como muestra de la concentración que intentaba mantener. Pero no fue la suficiente como para evitar echar a perder la mezcla, una vez más.

Hubiera tirado el matraz por la ventana si no fuera porque no le apetecía oír a Seonghwa quejarse del desastre después. No conseguía que nada le saliera bien en los últimos días y su paciencia ya estaba alcanzando un límite. Suspiró pesadamente y dio un golpe contra la mesa con el suficiente control como para no derramar el contenido del matraz, intentando canalizar la rabia de alguna forma. Su memoria repetía una y otra vez el encuentro casual que acababa de tener con Seonghwa. Cualquiera de las veces en las que San lo recordaba, sentía una calidez especial, como si todavía pudiera sentir el cuerpo del rubio sobre el suyo una vez más, como si su grave voz se instalara en su oído en aquel clásico tono seductor. Nada tenía que ver con la suave y casta calidez de los abrazos de Wooyoung tras haber acabado llorando sobre sus hombros por culpa de la sobrecarga de trabajo que debió afrontar cuando Hongjoong fue nombrado mediador del cielo. Y con esta clase de pensamientos, no había quien se concentrara como era debido.

Si algo había sacado en claro San en los últimos acontecimientos, era que sentía algo especial por Seonghwa que no había sentido con ningún amante que lo había precedido. Ni siquiera Wooyoung. Con él perdía completamente la noción del tiempo y de la ética. En cierta forma, se sentía especial porque alguien como Seonghwa hubiera decidido fijarse en él, e incluso fantaseaba con tener algún tipo de trato preferente por parte del rubio, con que esos mismos pensamientos extraños que él tenía también se sucedieran en la mente de su contrario. Pero sabía que era altamente improbable dado que únicamente se preocupaba por sí mismo, o eso parecía aparentar. A veces incluso le preocupaba que esa atracción se desarrollara indebidamente y le provocara enamorarse, aunque continuaba repitiéndose a sí mismo que lo único que sentía por Seonghwa era atracción sexual.

Eso es, no quería caer otra vez en el amor si es que alguna vez estuvo envuelto en él, asunto que ya ni siquiera tenía claro. En todo caso, admiraba a Seonghwa y todavía no sabía descifrar cómo era capaz de solo conseguir enfocarse en él mismo y obviar al resto del mundo, acción que San no se creía capaz de realizar ni aunque lo intentara. Sería un demonio medianamente temido, pero ni de lejos quería convertirse en alguien como él, tan arrogante e impulsivo con tal de conseguir sus objetivos a costa de todo. Daba igual a cuánta gente tuviera que derrumbar por el camino. Había realizado acciones tan cuestionables desde que ambos se conocían que era imposible obviarlo como si nada, por lo que el amor no tenía cabida y carecía de sentido.

Al final, sentimientos tan irracionales como el amor no traían más que problemas, todavía más problemas si resultaba no ser correspondido. Y por si fuera poco, la profesión de San no parecía la más adecuada para estar malgastando el tiempo con sentimientos tan vacíos.

Siempre le habían interesado las relaciones que mantenían los humanos entre ellos y se arrepentía de no poder dedicar más tiempo en estudiarlo con profundidad. Por qué acababan tan desesperados como para pedir ayuda a los ángeles, cómo eran capaces de dejarlo todo con tal de estar cerca de alguien a quién querían. O cómo un sentimiento tan bonito podía acabarse transformando en el más profundo de los odios. De vez en cuando le gustaba reflexionar sobre cuanta similitud habría entre los humanos y él. O en cuánta similitud había entre su relación con Wooyoung y la de cualquier otro humano promedio ¿Por qué exactamente seguía pensando en él si ya era una página más del libro que conformaba su larga vida ya pasada? Se dio cuenta de que estaba dedicando más tiempo del necesario a comerse la cabeza una vez más, y si había ido a la habitación de Wooyoung era precisamente para evitarlo. Le molestaba admitirlo pero Wooyoung tenía razón en eso. Se dijo a sí mismo que no había sido más que un experimento más, eso era, un simple experimento para poner a prueba su lado más "humano" si es que se podía considerar que un demonio podía tener algo así.

Los sentimientos hacen débiles a los humanos, y él no estaba por la labor de ser débil. Tomar una decisión inteligente prevalecía frente a la reacción de su entorno.

Oblivion | ATEEZ AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora