YOONGI - II

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¿Se puede permitir llorar?

No, no cuando hay trabajo que hacer. Seokjin aún tiene trabajo que completar.

El mayor mira detenidamente al menor del grupo, como este con sus mejillas rosadas y lagrimas acumulándose en sus pequeños se veía asustado. Jin aprieta sus labios con fuerza, no puede bajar la mirada o cosas peores ocurrirán, tiene que seguir la orden al pie de la letra.

"Coloca tus rodillas sobre el mueble, levanta tu trasero y míralo directo a sus ojos. Esto es suave comparado a lo que pasaría si no sigues mis órdenes".

La ronca voz de Yoongi hace eco en la mente del más alto, quien se aferraba con mucha fuerza al viejo sillón.

"Mira Jungkook, esto hace un hombre" el rapero sostiene las caderas de mayor llevándolas a su ritmo, dejando que las pieles choquen y los gemidos sean reprimidos.

El menor se encuentra sorprendido, nunca en su vida pensaría en esta situación: sus mayores teniendo sexo frente a él.

La habitación se encontraba en un caliente ambiente, el ruido de una mano golpeando salvajemente el trasero del mayor, dejando marcas irritadas y dolorosas al verlo.
Un golpe cae tras otro, cada segundo se vuelve más doloroso, nunca Seokjin habría experimentado tales sentir en su cuerpo.

Pero no puede permitirse llorar, el mayor tiene que ser fuerte esta vez. No puede influir el hecho de ser humillado por uno de sus menores, simplemente debería respirar y dejar que todo pase.

"¿Te excita que Jungkook nos vea?" Habló Yoongi con su voz entrecortada "En poco tiempo también lo tendrás entre tus preciosas piernas, y déjame decirte algo...".

El segundo menor intenta llenar sus pulmones y relajarse, una sonrisa burlona sale de sus labios, era increíble como pudo haber terminado como los demás, teniendo el conocimiento para cambiar el rumbo de la historia y su trágico final.

Pero Min Yoongi no se arrepiente, a pesar de fruncir el ceño y morder con fuerza sus labios cada vez que escucha los sollozos del mayor, no puede sentirse mal, él estuvo consiente las consecuencias de sus acciones. Aunque una parte le parece extraña, simplemente no puede explicar cómo los sensuales y rotos labios de Seokjin puede volver locos a cinco hombres.

El rapero mira sus hombros llenos de marcas, pasa las puntas de sus dedos por aquellos anchos hombros temblorosos. Inclina su cuerpo hasta que su cabeza esté junto al oído del mayor y lo sentencia:

"Con él conocerás la profundidad del infierno, algo que no tiene reversa".

Sin detenerse se recupera, sostiene dolorosamente las caderas de Seokjin y penetra hasta acabar, dejando un excitante espectáculo al lloroso menor frente a ellos. Un cosquilleo golpea en la pelvis del segundo mayor, siendo la señal del famoso éxtasis.

"Falta poco para nuestra presentación, tienes que arreglarte ahora y...." la voz entrecortada no le permite terminar, en sus pequeños ojos un brillo y un sentir ahogado atorado en su garganta le hace detener, Yoongi tenía que decirlo antes que nada. Sin titubear mueve ligeramente la cabeza del mayor para quedar sus rostros juntos, los delgados rozan la mejilla derecha de Jin sorprendiendo a este último.

"¿Uhm?" Se preguntó extrañado.

"Te amo".

Tan pronto habló salió con paso rápido del lugar, evitando sobre todo, que alguien mirase sus mejillas sonrojadas.

Hay miles de experiencias traumáticas en las vidas de las personas, gracias a eso aprenden algo de si mismos y maduran, pero Seokjin no puede encontrar nada más que su cuerpo sucio y humillado, una soledad absoluta donde se arrebata con cada caricia su humanidad, dejándolo como un simple muñeco inflable que siente cada beso. Cada palabra sólo confunden más su rota mente, abandonando su alma cada vez que logra creer en algunas de ellas.

"H-hyung... ¿e-estás bien?" Jungkook sorbe su nariz e intenta limpiar su rostro con sus manos.

Jeon Jungkook, se supone que todo el sacrificio, el dolor que atraviesa Jin en su camino es por él, pero cada día se pregunta la misma conclusión:

¿A caso será tan fuerte para soportar hasta el final?

Seokjin no lo sabe, sus ojos ya no brillan con esperanza, ahora parece un muerto en vida.

"¿Hyung?" El menor vuelve a hablar algo extrañado, su mayor no le había contestado y seguía con la mirada al suelo, no moviendo un centímetro de su cuerpo "¿E-estás bien?".

Un incómodo silencio los abrazaba, dejando que carcoma sus almas.

"No".

Una sola respuesta que tiene mayor profundidad de lo que aparenta.

"¿P-puedo hacer algo?" Suelta tímidamente.

"Déjame solo".

Una respuesta que sorprendió al menor, este pensaba que su mayor necesitaría a alguien a su lado por lo que acaba de pasar. Sin vacilar asiente cabizbajo y entre pasos torpes se despide del mayor.

Seokjin puede suspirar tranquilo, falta poco para que su presentación sea y aún está sin moverse. Después de unos segundos decide finalmente limpiarse, recoge del suelo sus ropas y con prisa intenta verse lo más normal posible.

Abre la puerta deteniéndose abruptamente al presenciar aquel acto; dos integrantes de un grupo muy popular en este momento besándose, aunque por el tenso ambiente que les rodeaba Seokjin concluía que algo no iba bien.

El mayor se movía sigilosamente, intentado no llamar la atención de aquella "pareja", así que se quedó viendo ocultándose detrás de la puerta. Finalmente luego de unos tortuosos minutos donde se susurran palabras y besos húmedos el más alto se separa, dejando al más bajo en aquel triste pasillo.

"A pesar de querer proteger a los menores de esto, puede llegar a un punto donde consume tu cuerpo y mente, ¿no es verdad?".

Por que ese ser de hombros caídos y mejillas bañadas por unas delgadas lágrimas era nada más que Kim Junmyeon, líder del grupo EXO.
En ese momento Seokjin se comprendió en un momento, sólo bastó con ver sus labios hinchados y rotos, ligeras marcas en la parte de su cuello y, sobre todo, esos ojos igualados a los suyos, donde anhela la esperanza y se aferran a una inocencia que fue perdida hace tiempo.

"Ya ni siquiera me molesto si alguien puede vernos, aunque creo que a ellos poco le importa. Saben que... me tienen comiendo en sus manos".

Junmyeon intenta sonreírle, abandonado toda muestra de esperanza.

"¿Por qué?" Es lo único que pudo decir el segundo mayor presente, a este paso las traicionera lágrimas salían.

"Por amor".

Los corazones rotos son capaces de ver todas la heridas hechas por violentas caricias.

𝑻𝒐𝒙𝒊𝒄 | ʙᴛs》 Vᴇʀ.I《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora