셋; 3

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Otro día más, uno más donde se verían nuevamente. Lalisa no quería toparse con JungKook, no quería que su día fuera arruinado.

Muchos la miraban, lo habitual, ella simplemente regalaba una sonrisa y saludaba. Por el largo pasillo se veían tres siluetas corriendo hacia ella, Lalisa sabía muy quiénes eran, sonrío e imitó su acción.

—¡Lisa-Yah! — Jennie se lanzó a Lisa mientras que esta reía de su acto un tanto infantil, muy normal en Jennie — te extrañamos mucho, ayer en la noche. — hace puchero para que luego Jisoo y Rosé imiten su acción, sacándole una sonrisa a rubia por lo tiernas que lucían.

—No fue lo mismo sin ti...—comentó Jisoo

— Shi~ — Rosé hace aegyo, Lisa ríe por tanta ternura.

— Habrán más fiestas, además todo para que  Jennie viera a Jimin. — La rubia levantó sus cejas y Roseanne empieza a reír y Jennie comienza a sonrojarse.— ¿
Que sucedió anoche?

— Solo hablamos, y bebimos uno y que otro trago... —miro nerviosamente a las chicas y Jisoo recordó lo que sucedió.— pero no me acuerdo de nada.— Lisa la mira extrañada mientras se cruza de brazos.— me pase tanto de tragos que solo recuerdo acercarme a él, y luego no me acuerdo de nada.

—Ay, Jennie— sonrío mientras niega varias veces y Jisoo la abraza.—  ya verás que algún día lo lograrás.— hizo un gesto de ánimo y Jennie la imitó.

Ya había comenzado la tortura, cuando Lalisa vio a JungKook por el mismo lugar donde se encontraba con las chicas. Este la miraba de reojo mientras ignoraba a sus amigos, trató de ignorar esa mirada intimidante y fría pero le era imposible.

Hizo una señal disimuladamente a Rosé, y esta toma a Jennie entrelazando sus manos para caminar discretamente al aula. Mientras que Jisoo estaba a la derecha de la rubia, impidiéndole ver a la vista perfecta que tenía de JungKook y el de ella.

— ¿Porque tiene que ser así?- susurró solo para ella.

Lalisa

El silencio reinaba, solo se lograba escuchar el viento que sacudía fuertemente las hojas. Leíamos una biografía y anotábamos algunos datos importantes, estaba muy concentrada, pero un pequeño sonido interrumpe mi concentración y miro a toda la clase, a lo lejos un chico me saluda  devuelvo el saludo disimuladamente mientras Jennie me entregó una pequeña carta.

La leía en voz baja,me volteo y asiento levemente, el hace un gesto de victoria y yo río vuelvo a mi posición, guardo la pequeña carta y escucho un pequeño gruñido, levanto la mirada y me enfrento con esa mirada tan usual en Jeon, miro al chico y negó mientras cerraba su libro-

En ese preciso momento, la clase acabó y el primero en salir fue JungKook, quien mientras salía del aula, miraba a BamBam a lo lejos.

Tome mis cosas y salí del aula, rápidamente fui casi arrastrada hasta una pequeña aula, y este cierra con pestillo.

—Así que tendrás una cita con BamBam...— 

—¿Para que me traes aquí? — me cruzo de brazos y lo miro indiferente.— Tengo mejores cosas que hacer a estar aquí contigo jugando a las miradas.

—Eres muy chistosa, Lalisa —  se burla de mi mientras mantenía su diferente mirada en mi.— Bueno, pero que se puede esperar de alguien que solo tiene una neurona de su cerebro.

— ¿Eso lo llamas un chiste? He escuchado mejores. — Camino hasta la cerradura de la puerta pero este me impide pasar y me acorrala en una columna.—  ¿que quieres, Jeon? — pregunto ya irritada de su actitud.

—No quiero que vayas a esa cita...— su comentario me dejo anonadada, ¿quien se creía?

—¿Perdón? — rio ante su respuesta, pensando que bromeaba. — Vaya este si fue un buen chiste, Jeon. — pero este no mostraba ninguna reacción de gracia o burla.

— No es un chiste, y no iras. — me mira desafiante, noto como el color marrón de sus ojos se oscurecen, su mirada intensa en mi, causaba escalofríos por todo mi cuerpo, parecía un lobo apunto de atacar a su presa.
.

— No puedes prohibirme no ir, no eres nadie como para impedirlo, Jeon.— toma una de mis manos y la sostiene, dando un pequeño apretón de manos.

—No retes Manoban...—  aún seguía ahí, su mirada penetrante, intentaba intimidarme, hacerme sumisa a sus órdenes, pero yo no era una muñeca con la que puede jugar a su antojo o tal vez debería demostrarle que era una muñeca pero que no puede jugar con ella.

—Llámame mejor, Barbie...—lo empujó leve, separándome de él y pasó a su lado rozando o más bien golpeando su hombro mientras le muestro una sonrisa un tanto burlesca.— Y si, si  ire a la cita con BamBam. — Abro la puerta y lo miro por unos segundos.—nos vemos luego Ken.

Esto era la guerra, le enseñaría que Lalisa Manoban no era una barbie con la que podía jugar y mucho menos manejar a su antojo.

𝐁𝐚𝐫𝐛𝐢𝐞; Lizkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora