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Un nuevo amanecer, reapareció por la ventana de los Jeon. Una adormilada Rosé, abrió sus ojos encontrando a su hermano sentado en la cama mirándola sonriente.

La emoción y el miedo recorrió su cuerpo, dudaba si su hermano estaba realmente ahí junto a ella.

No estoy loca ¿cierto?— pensó para fruncir su ceño y mirarlo con cierto miedo. Optó por comprobar si realmente su hermano encontraba allí. Con una pizca de miedo, alzó su mano dándole una cachetada en su mejilla izquierda haciendo que este se tome su mejilla sorprendido por la acción de la menor.

—Oye ¿que te sucede?— la miro confundido.— ¿Estás loca o que? — la castaña se lanzó a él, abrazándolo fuertemente mientras sollozaba en su pecho.

—Pronto lo hubiera estado, sino hubieras vuelto.— sonrío mientras lo miraba con sus ojos llenos de lágrimas y el castaño rápidamente limpio sus lágrimas.

—Bueno ya estoy aquí, así que nada de volverte loca.— la castaña rio ante su comentario y nuevamente lo volvió a abrazarlo.

La alegría había vuelto a la casa de los Jeon.

(...)

La presencia de Lalisa en la escuela ya era notable, que más era de esperarse, si era una de las chicas más populares de la escuela. Alrededor del grupo en donde que se encontraban las chicas y los chicos, se formó un gran murmullo, avisando que había llegado la reina abeja del grupo de amigas.

JungKook, no podía controlar aquellos nervios que se estaban produciendo, tenía miedo sobre la manera en la que reaccionaría al ver a la rubia.

Una figura se aproximaba hasta ellos revelando su rostro poco a poco, JungKook pudo notar cómo la mirada de Roseanne cambio de una llena de felicidad a una confundida. Volvió su mirada a su a la dirección que miraba su hermana, enfrentándose con la ahora no rubia.

"Aquí vengo pateando la puerta. Dame lo más fuerte que tengas. Por supuesto, ese amor."

Su rostro era frío y serio, su piel de porcelana se mantenía igual aunque un toque de aún más color en su rostro, sus lucían oscuros y vacíos como si su brillo natural había desaparecido. Sus labios, tentadores y brillantes como siempre con aquel lápiz labial transparente que hacía sus labios aún más rosados de lo que lo eran.

Su cuerpo mantenía su misma silueta, pareciendo una escultura realizada por los mismos dioses. Su cabello, había perdido aquel rubio en todo sentido, ahora este había sido acaparado por un color aún más oscuro simulando la más oscura noche.

Se veía aún más hermosa de lo que lo era y JungKook lo admitía, para su corazón le fue inevitable controlarse y comenzó a palpitar de manera acelerada

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Se veía aún más hermosa de lo
que lo era y JungKook lo admitía, para su corazón le fue inevitable controlarse y comenzó a palpitar de manera acelerada.

Idiota...— se dijo a si mismo en su mente, mordiendo su labio de manera nerviosa al ver aún más cerca a Lalisa.

"Dame más, dame un poco más."

Buenos días...— saludo de la manera más corta del mundo sin ni siquiera abrazar a las chicas como era costumbre. Su semblante frío y serio tenía preocupadas a las chicas, ella no era así, para ellas esa no era Lalisa Manoban.

—¿Estás bien?— cuestionó rápidamente Jisoo, todos tenían la mirada fija en Lalisa, su actitud era de lo más extraña.

—Estoy mejor que nunca, Jichu.— dirigió la mirada hacia, esa mirada que le regalo puso más que tensó a Jeon.

"Cuélgate al borde de un abismo, si quieres."

Lili..— la castaña llamó la atención de Lalisa, mirando a esta atentamente.— JungKook, volvió. —la ahora pelinegra, miro nuevamente al mencionado formando una mueca en sus labios y mirándolo indiferentemente.

—Oh, me alegra que hayas vuelto, JungKook.— el castaño fue el único que pudo captar el sarcasmo que había pronunciado la pelinegra en sus palabras quedando inmóvil por unos segundos, las palabras no lograban salir.

"Con solo una palabra estás inmovilizado otra vez. Ese sentimiento caliente y ansioso, la extrema excitación."

El silencio reino, y la tensión surgió, JungKook tenía las terribles ganas de volver a besar aquellos labios, sujetar su cintura y decirle que aún la amaba, su actitud tan fría y seca lo torturaba a cada segundo, esa no era la Barbie que él conocía, ella era otra. Pero sabía que parte de su actitud era por su culpa, tal vez de verdad, Lalisa Manoban sentía algo por él.

—Bueno, yo me voy de aquí, este sentimiento de alegría y tensión no es mi preferido.— sonrío levemente, y paso por nuestro lado, no sin antes sonreír ladinamente hacia Jeon. — adiós.

"A pesar de algo malo, debería ser una perra triste ¿Quién hubiera pensado que me convertiría en una salvaje?"

𝐁𝐚𝐫𝐛𝐢𝐞; Lizkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora