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Había dado fin al evento, y los participantes se encontraban detrás del escenario, cambiando sus atuendos y preparándose para ir a la fiesta luego del evento.

Una de estas era Lalisa, que se miraba al espejo metida en sus pensamientos, aún podía sentir aquellas raras mariposas en su estómago, quería creer que eran nervios por la presentación pero algo le decía que no eran simples nervios.

Un par de manos se posaron en los hombros de la rubia, miro quien estaba detrás de ella, tenía sus ojos un poco cerrados y mostraba aquella deslumbrante sonrisa, sin duda alguna Roseanne parecía una ardilla.

—¿Estás bien? Te notó distante y callada...— Lalisa solo asintió y se volteó en su silla para regalarle una cálida sonrisa a Rosé.— Si te ocurre algo, me puedes contar.

—"Si, me ocurre algo, pero aún no se que es".se dijo así misma en su mente la rubia,  aún la peli negra la miraba, como si tratase de leer su mente, pero falló.

A los minutos luego, Lisa se encontraba junto a Jisoo quien se encontraba jugando sus típicos videojuegos. En un momento dado, Lalisa escucho muchas voces acercándose detrás del escenario, estás se escucharon claramente al pasar detrás del escenario y el pequeño grito de Jennie hizo que esta mirara.

— ¡Minnie~!— gritó levemente Jennie para abrazar fuertemente al recién llegado. Lalisa sonrió al ver a la adorable pareja, mientras admiraba la bonita escena uno de los chicos, Hoseok, fue a saludarla con un gran abrazo el cual Lalisa aceptó gustosamente.

Al separarse del abrazo pudo sentir unas manos sobre sus hombros, aquel contacto contra su piel había hecho que esta se erizará, volteó a ver de quien se trataba y al verlo quedó pasmada. Ahí estaba Jeon JungKook detrás de ella, con aquella sonrisa, mientras la miraba fijamente.

—Hey, bien hecho Manoban.— Lalisa trago duro, su voz sonaba ronca y majestuosa.

—G-gracias— respondió nerviosa y se sorprendío— Malditos nervios— mordió su labio inconsistente, y suspira pesadamente. Aún sus miradas seguían conectadas hasta que Jeon se acercó lo suficiente como para que la piel de la rubia se erizara por completo.

La calidez que transmitía el cuerpo de JungKook le agradaba pero no el hecho de que estuviera invadiendo su espacio personal.

Quería alejarlo y a la vez no, tenía un debate en su mente, y aún más su estómago, podría decir que sentía una manada de elefantes corriendo por este. El castaño aprovechó la cercanía y dejó un pequeño beso en la mejilla de la rubia, eso bastó para que leve sonrojo apareciera en las mejillas de la chica.

Quería que la tierra la tragase, miro hacia los demás chicos esperando que no hayan visto nada, pero fue inevitable para Jisoo no ver lo que sucedía. La mayor de las cuatro ahogó una risita burlona ante la tierna imagen de Lalisa sonrojada y avergonzada.

Ambos se alejaron un tanto avergonzados, más Lalisa, quien buscaba la forma de fingir que estaba bien, se levantó del sofá en donde anteriormente estaba sentada junto a Jisoo y le dio una señal a Jisoo que iría al baño, a lo que esta solo asintió mordiéndose el labio para evitar reír al ver a la menor del grupo.

JungKook posó la mirada en ella y la siguió, sin que nadie se diría cuenta, bueno excepto Jisoo y Hoseok, quienes le regalaron al castaño una mirada perversa.

(...)

—Respira, respira, respira.— se decía una y otra vez la rubia, quien trataba de controlar aquellos nervios que había producido Jeon. Sentía que su cara ardía, pero no era de menos, aún se mantenía el sonrojo causado también por el castaño.

Unos segundos luego, la puerta del baño fue abierta, Lalisa no le prestó y cerró los ojos soltando un suspiro. Pero sus ojos fueron abiertos de golpe al sentir como alguien pasaba sus brazos alrededor de su cintura, apegándola a su cuerpo, Lalisa fijo la mirada en el espejo que tenía en frente relevando el rostro de quien se encontraba a sus espaldas.

No de nuevo..— al ver de quien se trataba volvió a sentir como su piel se erizaba y aquellos elefantes en su estómago se habían levantado de su siesta. El aliento de Jeon chocaba con la piel de esta y sus manos acariciaban la cintura de la rubia. Este aprovechó y volteó a la rubia para que quedaran frente a frente.

Este observaba detenidamente las facciones de la contraria, sus ojos, párpados, nariz, frente, mentón y se detuvo en sus labios. Recordó aquel día, donde estuvieron a punto de besarse, y este relamió sus labios. La rubia solo lo miraba, podía sentir como sus manos temblaban o más bien, todo su cuerpo. La mirada de Jeon sobre los labios de Lalisa la hizo imitar su acción, y miró sus labios, pudo presenciar el momento donde relamió sus labios y está trago duro. Sentía un nudo en su garganta, podía sentir como su respiración se acortaba a cada segundo.

Nuevamente sus orbes se conectaron, sus corazones había dominado su cuerpo y no podía pensar en que hacer en ese momento, y dejaron llevar por lo que sus corazones sentían, uniendo sus labios cortando aquella poca distancia entre ambos.

𝐁𝐚𝐫𝐛𝐢𝐞; Lizkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora