Lucy se despertó antes que el resto de sus hermanos. Había vuelto a soñar con Aslan...Ya llevaban un par de días en Narnia, y seguían sin saber nada del gran león. Aunque empezaba a preocuparse, se negaba rotundamente a perder la esperanza.
―Susan, despierta ―susurró la niña.
La aludida se revolvió, aún medio dormida, pero no hizo caso de las palabras de su hermana. Lucy resopló, si los demás estaban demasiado cansados, iría ella sola a comprobar cuanto de real había en su reciente sueño.
Se incorporó y, sin hacer mucho ruido, se adentró en la espesura del bosque. No llevaba ni cinco minutos andando, cuando un leve chasquido, llamó su atención. ¿Sería el león?
―¿Aslan? ―preguntó, vacilante. Pero entonces, sintió como una mano le tapaba la boca y, a la vez, tiraba de ella hacia abajo, ocultándola tras unos matorrales.
La pequeña se giró, para ver a su hermano, Peter, que señalaba hacia el lugar del cual había procedido el ruido, el causante era un enorme minotauro. No sabían si este era amigo o enemigo, por lo que el joven hizo un gesto, pidiendo a su hermana que se mantuviera en silencio y, a continuación con gran sigilo, salió de su escondite, a la vez que desenvainaba su espada. Pero de repente, un muchacho le saltó encima, blandiendo su propia arma.
Peter paró la estocada de su adversario, mas el otro no se rindió y enseguida contraatacó con otro golpe. Ambos jóvenes se enrolaron en un aciago duelo, hasta que, finalmente, Peter logró desarmar a su oponente, pero al intentar asestarle otro golpe, este lo esquivó, agachándose, y la espada del rubio se quedó clavada en un tronco. El extraño aprovechó para intentar sacarla de ahí, por lo que Peter se agachó y agarró una piedra de considerable tamaño del suelo.
―¡No!, ¡para! ―la voz de Lucy detuvo al rubio, justo antes de que atacara a su adversario con la piedra.
El chico hizo lo que su hermana le pidió, estaba tan centrado en el duelo que no había reparado en que un montón de narnianos los habían rodeado. Peter observó con más detenimiento al chico que lo había atacado. Era joven, debía tener más o menos su edad, llevaba el cabello oscuro, cortado por encima de los hombros, y clavaba en él unos ojos negros, que brillaban con desconfianza. El aspecto de ese muchacho coincidía con la descripción que Trumpkin les había hecho del...
―¿Príncipe Caspian? ―preguntó.
―Sí ―respondió el susodicho. Había conseguido arrancar la espada de Peter del tronco en el que se había clavado y ahora lo apuntaba con esta―. ¿Y tú eres? ―preguntó, sin dejar de enfilarlo con el arma.
―¡Peter! ―la voz de Susan surgió de entre los árboles, justo un segundo antes de que ella apareciera, seguida de Edmund y Trumpkin.
Entonces, Caspian comprendió:
―Eres el sumo monarca ―dijo en un tono cargado de asombro.
Peter asintió:
―Creo que nos has llamado ―añadió.
―Sí, pero, te creía mayor ―respondió el príncipe, aún asimilando lo extraño que era todo eso.
―Si lo prefieres, volvemos en unos años ―respondió el rubio, enarcando una ceja.
―No, no importa ―lo interrumpió Caspian―. Es solo que no sois como esperaba. ―La mirada del príncipe se dirigió hacia la reina Susan. Era extraño ver en persona a esa mujer a la que tanto había admirado por las historias que su tutor le contaba. Era realmente hermosa, pero lo que más le chocaba era que, tanto ella como sus hermanos fueran tan... jóvenes.
―El enemigo común une incluso a los adversarios ―dijo el tejón, intentando rebajar la tensión del momento.
―Así es. ―Un ratón dio un paso al frente e hizo una leve reverencia ante Peter―. Mi nombre es Reepicheep, alteza. Esperábamos con ansia vuestro regreso, mi gente y yo estamos a vuestro servicio, de hecho, hemos estado recopilando armas para vuestro ejército, mi señor.
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Pactos de Hielo » Narnia (√)
FanfictionCuando Caspian huye del castillo de su tío se ve obligado a dejar atrás a Aeryn, su hermana menor. Poco después, hace sonar el cuerno de la reina Susan, trayendo a los Pevensie de vuelta a Narnia. Juntos lucharán para que la paz regrese, pero no ser...