Cap. 21- Audiencia con el enemigo

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*En multimedia lord Greys (padre de Kieran)

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―¡Peter espera!

La voz de Lucy detuvo al rey justo antes de entrar en la sala de la Mesa de Piedra.

―¿Qué ocurre, Lu? ―inquirió el rubio, girándose para mirar a su hermana pequeña. Aunque sin poder disimular cierta prisa en su tono, pues en la estancia contigua sus hombres lo esperaban.

―Sabes que no podemos derrotar a los telmarinos sin Aslan ―comenzó a decir la niña.

El chico soltó un leve suspiro:

―Lucy...

―No, Peter, no hay excusa que valga, necesitamos su ayuda, y para eso tenemos que demostrarle que todavía creemos en él ―lo interrumpió la pequeña.

―Lucy... ―El rubio frunció el ceño, pero antes de que pudiera continuar, su hermana volvió a robarle la palabra.

―Voy a ir a buscarlo, os guste o no...

―Lucy, ¿quieres dejarme hablar? ―Peter alzó un poco más la voz, marcando cierta nota exasperada, ante lo cual, la pequeña se quedó callada, pero no sin antes cruzarse de brazos y clavar una mirada huraña en su hermano―. Yo pienso lo mismo ―dijo el muchacho, una vez que comprobó que la pequeña no volvería a interrumpirlo.

―¡¿En serio?! ―Una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de la menor de los Pevensie.

Peter le devolvió el gesto a su hermana y se acercó a ella, posando una mano sobre su hombro.

―Tenías razón desde el principio, Lucy, no podemos ganar sin Aslan, y para ello debemos probarle que todavía creemos en él.

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―¡Adoquines y timbales!, ¡así que ese es vuestro plan! Enviar a una niña a lo más recóndito del bosque, ¡sola! ―Trumpkin clavó una mirada incrédula en Peter, a la vez que señalaba a Lucy, quien permanecía en una esquina de la estancia junto a su hermana.

―Es la única solución ―insistió Peter.

―Y no va a ir sola ―intervino Susan, pasando un brazo alrededor de los hombros de Lucy.

El enano les dedicó a las dos reinas una expresión conmovida, para luego volver a clavar la mirada en Peter:

―¿No te parece que ha habido ya suficientes muertes?

El sumo monarca no pudo contestar, pues Buscatrufas se le adelantó:

―Nikabrik también era mi amigo, pero perdió la esperanza ―dijo acercándose a Trumpkin―. La reina Lucy, no. Y yo tampoco. ―sentenció.

El enano bajó la cabeza, apesadumbrado. Sabía que sus amigos tenían razón, pero tenía miedo de que algo pudiera sucederles a las muchachas.

―Iré con vosotras ―dijo, tras un breve silencio.

―No puedes, te necesitan aquí. ―La menor de los Pevensie le dedicó una tierna sonrisa.

―Debemos resistir hasta que Susan y Lucy vuelvan ―explicó Peter.

Al escuchar estas palabras, una idea cruzó la mente de Caspian.

―¿Puedo hablar? ―preguntó el príncipe. Una vez que comprobó que tenía la atención de todos los presentes, se puso en pie y se acercó al rubio―. Miraz puede ser un tirano y un asesino. ―Dirigió una rápida mirada de disculpa a su hermana, que permanecía sentada junto a Edmund. Todavía no estaba seguro de cómo debía tratar ese tema con Aeryn, después de todo, era su padre―. Pero, como rey, debe cumplir con las tradiciones y expectativas de su pueblo ―continuó diciendo―. Hay una tradición en particular que puede darnos más tiempo.

Pactos de Hielo » Narnia (√)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora